sábado, 30 de mayo de 2009

La Sombra de la Guillotina y Buenas Noches y Buena Suerte

REIGN OF TERROR (La Sombra de la Guillotina-1948) de Anthony Mann
GOOD NIGHT, AND GOOD LUCK (Buenas Noches y Buena Suerte-2005) de George Clooney



Danton (Wade Crosby) y Robespierre (Richard Basehart)
frente a frente
Buenos días con sangre
Austria, 1794: El exiliado Marqués de Lafayette (Wilton Graff) encarga una difícil misión a su hombre de confianza, Charles D'Aubigny (Robert Cummings): la de detener al ambicioso Robespierre (Richard Basehart) que planea hacer que la Convención le otorgue poderes dictatoriales. Para impedirlo, D'Aubigny asesina y toma el lugar del temible Verdugo de Estrasburgo (Charles Gordon), llamado por Robespierre a París para encomendarle una misión vital. Ya en París, la tarea consiste en encontrar el famoso "Libro Negro" de Robespierre, donde constan los nombres de todos los enemigos de Francia, y para ello recibe poder total por encima de la policía pero solo durante 24 horas: si al término de dicho plazo tiene las manos vacías, D'Aubigny engrosará el listado de víctimas de la guillotina. En escena también aparecen Madelon (Arlene Dahl), agente de Barras (Richard Hart), el principal opositor de Robespierre y un cruel Saint Just (Jess Barker), que guarda sus sospechas sobre D'Aubigny. La trama, como podemos apreciar, se desarrolla con gran velocidad, a partir de un breve prólogo inicial en el que, sobre escenas que veremos en el transcurso del filme, una voz en off (Norman Lloyd) explica el cuadro de situación de Francia y el campo de acción de cada uno de los personajes.


Murrow (David Strathairn), un héroe de su tiempo
Buenas noches con interrogatorios
Se muestra, de manera testimonial, la historia del periodista Edward Murrow en cuyo programa televisivo, SEE IT NOW, se atrevió a levantar dudas sobre las acusaciones de Joseph McCarthy. En un momento candente, Murrow presentó diferentes filmaciones del senador en las que realizaba declaracines contradictorias. El inteligente punto que trató de hacer notar el periodista era que McCarthy exacerbaba los temores de la opinión pública hacia los "rojos", no para luchar realmente contra el Comunismo, sino para afianzar el poder de su propio partido político. A través de una histórica emisión televisiva (que se produjo en marzo de 1954), Murrow mostró un antiguo discurso en el que McCarthy afirmaba que "si la lucha contra el Comunismo es una lucha entre los dos grandes partidos de América, entonces, la gente sabrá que uno de esos dos partidos será destruído." Esto lo empalmó con el audio de otro discurso en el que acusaba al partido Demócrata de traición al país. Como colofón, Murrow invitó al Senador a debatir en su programa, donde se le ofreció la oportunidad de defenderse de sus propios dichos. Previsiblemente, McCarthy resolvió todo diciendo que Murrow y su "jauría de chacales" eran zurdos. El resultado final, la caída de McCarthy, pondría fin al "terror", pero también iniciaría una etapa de "desmccarthización", que, a hoy en día, implica relacionar la "cacería de brujas" con el nombre de McCarthy.


Don Hollenbeck (Ray Wise), un periodista
que cae en desgracia
Enlace
La historia nos da frecuentemente ejemplos de como solucionar todos los problemas. Para Robespierre la solución consistía en guillotinar a todos los aristócratas. En los primeros momentos, la norma fue adoptada con especial apasionamiento. Pero más tarde los aristócratas comenzaron a escasear. Para evitar desocupación en el gremio de los verdugos, o bien para ser fiel a sus convicciones, Robespierre comenzó a enviar al muere a antiguos camaradas como el sufrido Danton. 150 años después, los derechos humanos han avanzado y una decapitación es, a todas luces, inaceptable, por más que el acusado sea comunista stalinista. Así que nuestro nuevo Robespierre, el Senador Joseph McCarthy encuentra un nuevo método de solucionar todos los problemas. La respuesta es limpiar América de comunistas y para ello aplica un ingenioso método que ya había sido puesto en marcha por Robespierre: convertir a cada ciudadano en un potencial informante y estimular el estado de paranoia.


D'Aubigny (Robert Cummings) se hace el opa
frente a Saint Just (Jess Barker)
Si bien ambas películas despliegan gamas de recursos y vertientes argumentales diferentes, una en un campo (si se nos permite el neologismo) de "espionaje noir" y otra en el terreno del drama testimonial y porque no, también noir, ambas películas se utilizan hechos históricos y elementos comunes para construir sus intrigas. Y uno de esos elementos es, creemos, esta idea tan propia de iluminados y mesiánicos: "la solución para nuestro país es eliminar a..." (cada lector completará los puntos suspensivos con el término en boga que le parezca). Es hecho comprobado es que las gens no pueden ser exterminadas. Y en cualquier grupo sobreviviente surgen elementos que comienzan a desplegar la contraofensiva, especialmente en el plano político-propagandístico (por ejemplo, la instauración de mártires, que hemos comentado en un díptico pasado). A la larga, este contrataque da sus frutos y la marea regresa para arrastrar a los iluminados y sus seguidores. Y si no me cree, joven, infórmese sobre las caídas de Robespierre y McCarthy.

Darío Lavia

Dedicado a Dabbs Greer [1] y Dianne Reeves [2]



Notas triviales


Dabbs Greer
La Sombra de la Guillotina fue la primera película del actor Dabbs Greer, que interpreta al guardia de cierto puente cuyo cruce es asunto de vida o muerte para D'Aubigny y Madelon. Años después, Greer sería el Reverendo Alden en la famosa serie LITTLE HOUSE ON THE PRAIRE (La Familia Ingalls).


Dianne Reeves
La cantante Dianne Reeves, acompañada por la banda del saxo Matt Catingub, interpreta con solvencia y personalidad la friolera de 14 standards, ajustada al estilo de la época. Tal vez un error o bien una ironía del realizador: el programa televisivo en que la cantante se presenta parece ser (según la foto) SHOWER OF STARS. Según Imdb, en la nómina de artistas invitados al programa entre 1954 y 1958 no hubo un solo artista de color.

jueves, 14 de mayo de 2009

La Caída y Frost/Nixon: La Entrevista del Escándalo

DER UNTERGANG (La Caída-2004) de Oliver Hirschbiegel
FROST/NIXON (Frost/Nixon: La Entrevista del Escándalo-2008) de Ron Howard

Un líder que cae
1945. Sitiado por las tropas rusas, moviendo en el mapa unidades militares que en la realidad no existen o bien están desbandadas, preocupado más por castigar a los traidores al régimen que por rechazar a los soviéticos y viendo el lado positivo de la destrucción masiva (que según él, implica la limpieza de la superficie para la pronta edificación de una nueva Berlín), este Hitler es, a todas luces, un ser humano. Un ser que sufre y hace sufrir, un ex cabo ascendido a líder de una Nación con la que aún tiene cuentas por saldar, un héroe wagneriano en el ocaso, que ha llevado sus ideas políticas al extremo de dejar de considerar como ser humano a todo aquel que no fuera de su raza superior. Pero Hitler (Bruno Ganz) no está solo en el infierno del búnker. Junto a él padecen sus jerarcas, con Joseph Goebbels (Ulrich Matthes) a la cabeza. El más temido de la camarilla, el ministro de propaganda, que se jacta de nunca haber desobedecido una orden del Führer, y que está signado a tomar junto con su esposa, una decisión límite para impedir que sus seis hijos vivan en una impensable Alemania sin nacionalsocialismo.

Uno que ya cayó
1977. El animador televisivo inglés David Frost (Michael Sheen) afronta el levantamiento de su programa y madura una idea suculenta: realizar una entrevista al ex presidente norteamericano Richard Nixon, actualmente retirado de la vida pública después del escándalo de Watergate. Comunicación va, comunicación viene, logra pactar con el representante de Nixon (Toby Jones) una serie de grabaciones televisivas mediante el pago de 600 mil dólares y la aprobación previa de los temas a tratar por parte del ex mandatario. Frost viaja a Estados Unidos junto a su productor (Matthew Macfadyen), donde comienza gestiones febriles para atraer a alguna cadena televisiva importante en la compra de los derechos de televisación y así recabar dinero para abonar su caché a Nixon. Mientras todas las gestiones fracasan dado que ninguna cadena se interesa por emitir una entrevista tan polémica realizada por un británico, Frost se contacta con dos periodistas investigadores (Sam Rockwell y Oliver Platt), a quienes le ofrece la redacción de las preguntas y la estrategia general de la entrevista. Llega el momento tan esperado y Frost acude a San Clemente, la residencia privada donde Nixon ha estado replegado durante los últimos tres años, rodeado de asesores obsecuentes. El ex presidente (un magistral Frank Langella) se presenta afable, bienhumorado, deseoso de colaborar... siempre y cuando se cumplan las condiciones previamente estipuladas. Tras semanas de tensa preparación, Frost/Nixon salen a la palestra y se inicia un combate dialéctico en que se miden no solo las fuerzas de ambos contendientes sino tendencias, ideas, propósitos. Unos pugnan por exponer a Nixon a la opinión pública y que haya algo parecido a un mea culpa. Otros prefieren arriesgar lo menos posible la dañada reputación del ex presidente o bien que la entrevista sea punto de partida para el paulatino regreso a la vida política.

Enlace
Hoy, en vez de optar por el camino usual de nuestra dialéctica, es decir, presentar un falso enlace o un vínculo aparente en primer lugar para luego cerrar con el enlace propiamente dicho, vamos a comenzar enlazando nuestras dos películas de la noche diciendo que ambas se enfocan en hombres aislados por el enemigo. En el caso del líder de Alemania, aún en funciones y confinado a su cancillería a raíz de una guerra y aguardando el gong del último round que está combatiendo, o el del ex presidente americano, desplazado de la Casa Blanca por un escandaloso ilícito y confinado a su residencia privada. Ambos hombres, rodeados de asesores y planificadores de estrategias, pretenden, a pesar de saber que ya todo está terminado, recuperar el terreno perdido y regresar a la cima del mundo... Hitler planifica reedificar Berlín, aunque para ello debería firmar algún tipo de armisticio con los Aliados (preferentemente por separado). Por su parte, Nixon cree que la entrevista le servirá para expiar sus culpas y estar en carrera para publicar algún libro o bien obtener alguna asesoría... quien sabe.


Ahora vamos al preliminar que, habiéndolo dejado para el final, creemos es una valiosa conclusión. Ambas películas, más allá de sus equivalencias o puntos opuestos, reflejan un intento sano, constructivo y ejemplar de desandar el camino de la "demonización" de la que han sido objeto ambos personajes. Ambos retratos, el de Bruno Ganz y el de Frank Langella, tienen tantas facetas y ofrecen tanta profundidad, que estamos en presencia no meramente ante un genocida nazi o un corrupto anticomunista sino ante seres humanos. Y este reconocimiento, esta "desdemonización", es la primer fase en el camino para percibir la dimensión histórica de estos personajes, no para justificarlos sino para comprenderlos en sus épocas y en contextos apropiados [1].

Darío Lavia

Dedicado a Bruno Ganz y Frank Langella



1: Ambas películas trajeron acarreadas consecuencias, cada una según la magnitud del personaje "desdemonizado". De La Caída se publicaron en todos los diarios del mundo repercusiones y polémicas, comenzando por la propia Alemania, que como era posible que "se humanizara así a un genocida". De Frost/Nixon, basta referir a la crítica publicada por Roger Ebert, que reflexiona: "cuanto más inteligente, reflexivo y, bueno, presidenciable, nos parece (Nixon) ahora, comparado con el ocupante de la Casa Blanca entre 2001 a 2009".

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