domingo, 31 de octubre de 2010

El Incinerador de Cadáveres y Camino

SPALOVAC MRTVOL (El Incinerador de Cadáveres-1968) de Juraj Herz
CAMINO (2008) de Javier Fesser


Dos films europeos nos ofrecen nuevas evidencias acerca de eso de "cada loco con su tema..."


El Sr. Kopfringl (Rudolf Hrusinsky) es empleado del cementerio y está a cargo de la sección cremaciones. Su familia está compuesta por su resignada y voluntariosa esposa (Vlasta Chramostova), y sus hijos adolescentes (Jana Stehnova y Milos Vognic). La película se inicia con la visita de la familia completa al zoológico, donde 17 años antes, el Sr. Kopfringl conociera a su mujer. Estamos en alguna época pretérita (no en la actualidad de 1968, año de realización de este filme), en algún momento del siglo XX pero que, debido a las vestimentas, moblajes y arquitectura, no podemos precisar a primera vista. Nuestro protagonista también ejerce como anfitrión, explicando todo, a veces a cámara o bien a los personajes que lo rodean. Desde su opinión del sentido de la vida, que es el aliviar de sufrimiento a los seres humanos hasta cuestiones prácticas de cómo funciona su método de "alivio", que consiste en cremar los ataudes de aquellos supuestos "sufrientes". Según el Sr. Kopfringl, tras 75 minutos de fuego, el alma queda libre para reencarnar en vaya saber uno qué. Por ahí aparecen personajes secundarios, el Sr. Strauss (Jiri Lir), un buen hombre al que el Sr. Kopfringl encarga vender planillas de cremación, o el Sr. Dvorak (Jiri Menzel), empleado de la superintendencia de cementerios que está realmente cansado de paletear carbones para el fétido horno. Tras casi una hora de metraje en que el Sr. Kopfringl va de visita a una barraca de feria donde observa un tétrico museo de cera o preside un almuerzo familiar en que recomienda poner el significativo "Kindertotenlieder" (Muerte de los Niños) de Mahler o bien la "Danza Macabra" de Saint-Saëns, recién la película cobra un interés inédito cuando aparece un viejo amigo pro-germánico ofreciéndole afiliarse al partido. Algunos comentarios acerca de soldados en las fronteras terminan por orientarnos en la búsqueda de referencias. La trama hasta ese momento morosa y casi monótona, se acelera y ahora el flamante miembro del partido nazi, Kopfringl, se entera que por parte de su esposa hay ¼ de sangre judía. ¿Cómo se las arreglará para solucionar este pequeño inconveniente que le impediría a él y a sus hijos convertirse en gallardos y honorables miembros del Reich?


Camino (Nerea Camacho) es una niña de 11 años enferma terminal de cáncer que en el lecho de muerte está rodeada de su madre Gloria (Carme Elias), un par de curas y casi todo el plantel médico del hospital de Pamplona donde la han internado. En un lapso de agonía, la niña pregunta si podrá estar "en la obra" (la "Obra", en la jerga, es el Opus Dei, el movimiento fundado por el cura católico Josemaría Escrivá de Balaguer en 1928). Como respuesta, el cura que le ha dado la extrema unción (Jordi Dauder, caracterizado como Escrivá Balaguer) saca una estampita de "San Josemaría" y se la apoya en el pecho. La película nos retrotrae en ese momento a 5 meses antes, cuando la niña aún tenía cabello, aún tenía salud, aún tenía ilusiones. Como muchas otras niñas de su edad, asiste a un colegio católico y se interesa por las mismas cosas que sus amigas, como por ejemplo ingresar a un grupo de expresión corporal y teatro que un profesor arma fuera del horario escolar. Bueno, al decir verdad, más que interés por el arte, Camino se ve atraída en uno de los chicos que asiste al grupo, Cuco (Lucas Manzano). El flashback también nos sirve para reconstruir la relación con su dominante madre, convencida de que nada es lo suficientemente grave como para levantar la mínima duda sobre la Voluntad de Dios o sobre las instrucciones de los curas del Opus, que le "aconsejan" lo mejor para ellos (en este caso, "aconsejar" es un eufemismo para describir la presión con que se suele manipular psicológicamente a los miembros de dicha secta). El cuadro familiar se completa con un padre de buena voluntad pero indeciso (Mariano Venancio), una hermana mayor ausente que ha ingresado como "numeraria" en el seno de la organización (Manuela Vellés) y algunas imágenes que pueblan las fantasías oníricas de Camino, como un enanito llamado Mr. Meebles o un espantoso ángel de la guarda.


Dos épocas ficticias diferentes; la Checoslovaquia de la década del '30 y la España de los '90. Nuestro primer film de la noche tiene la valentía de plasmar una historia familiar en el entorno más negro que se podría imaginar: porque la familia es la de un jefe de cremaciones del cementerio y la época es la apocalíptica previa al advenimiento del nazismo en el país. ¿Qué proyección de futuro podría tener ud. en semejante cuadro? Déme un minuto y le trazaré un panorama maravilloso, pero vamos a la segunda familia. Una familia española, realmente buena gente, la hija mayor está internada en una misión del Opus Dei, mientras en el seno familiar la devoción católica es mantenida con fuste por la madre. Hay otro apocalipsis, una enfermedad gravísima. Pero la salvación, la auténtica salvación, sería que fuera terminal. ¿Qué proyección de futuro podría tener ud. en semejante cuadro?

¿Vio que dicen que el ser humano es el único animal que hace tal y cual cosa (mata por placer, tiene sexo sin estar en celo, etc.)? Bueno, el tema es que los animales se adaptan a sus reglas de vida basadas en el hábitat y en el reloj biológico y se mantienen por eones sin variar en un ápice sus conductas dirigidas por el instinto y la Naturaleza. El Ser Humano, según nos evidencian estos films, se adapta a sistemas que, siendo observadores ajenos, podrían resultarnos antinaturales. Y no tarda eones ni milenios, sino años o incluso meses (a veces, días). ¿Quién no tiene la ilusión del progreso, de integrarse a un grupo humano superior, de dejar atrás la mediocridad general y de aspirar a cumplir metas personales y dejar algo para la posteridad? ¿Cómo no ver un horizonte en la pujante Alemania nazi cuya grandeza amenaza a filtrarse por las frontera natural de los Sudetes a la indigna Praga? ¿Y cómo no darse cuenta que la vida es una mera prueba que nos tiende el Señor Todopoderoso para que nuestra conducta piadosa y cristiana nos convierta en merecedores del Reino de los Cielos?

El enlace de esta noche está cimentado en esa fantástica capacidad que tenemos de adaptarnos a reglas y sistemas cuya lógica, vista en retrospectiva o desde fuera (ya sea del Nazismo o del Opus), nos parece que va en contra de la misma Naturaleza. Y la evidencia apunta a ese padre que liquida a toda su familia para eliminar algo de sangre judía de sus antepasados o esa madre que prefiere una santa a su hija.

Darío Lavia

Dedicado a Hitler y Escrivá Balaguer, ambos por sus aportes a la Historia (uno muertos, el otro santos)

miércoles, 13 de octubre de 2010

La Pasión de Juana de Arco y El Día del Juicio Final

LA PASSION DE JEANNE D'ARC (La Pasión de Juana de Arco-1928) de Carl Theodor Dreyer
UNTHINKABLE (El Día del Juicio Final-2010) de Gregor Jordan


Dos films, uno francés, otro americano, nos plantean casos de seres humanos torturados en entornos de legalidad dudosa.

Tortura de la esperanza



La doncella Juana de Arco (Renee Falconetti), que afirma que Dios le ha encomendado la misión de conducir a los ingleses fuera de territorio francés [1], es capturada por las fuerzas inglesas. El asunto depende, legalmente, de un tribunal que debe determinar la naturaleza de sus afirmaciones y, en lo posible, desacreditarla cabalmente. Son diferentes las reacciones de los jueces: en un extremo, están los que la consideran una santa y, en el otro, los que tratan de fabricar evidencias en contra de ella. Un juez le lee una falsa carta del rey para ganar su confianza pero ella, a pesar de ser analfabeta, no cae en la trampa. Un método más atrevido, insinuar a Juana la infernal sala de torturas, si bien le hace perder el conocimiento, no logra intimidarla o que desista de sus convicciones. Finalmente, se le anuncia que será quemada viva en una hoguera y ahí Juana insinúa que se retractará. Solicita la presencia de un sacerdote para que le tome la confesión y le haga comulgar. Pero no hay retractación, y conducida a la plaza de Ruán, arde en la pira. La multitud se enardece, pero para controlarla hay un destacamento de soldados [2]

Esperanza de tortura


Un americano musulmán, Younger (Michael Sheen), realiza el más inconcebible acto de terrorismo: graba un video mostrando que ha puesto tres dispositivos nucleares en tres populosas ciudades de los Estados Unidos y exige el cumplimiento de unas suspicaces demandas para evitar que las bombas estallen en un plazo de días; luego se hace atrapar en un shopping. El FBI, organismos de seguridad paraoficiales y las Fuerzas Armadas toman parte en el interrogatorio y enseguida la trama nos ofrece el nudo central: de no extraérsele enseguida la ubicación de tales bombas, podrían haber unas 10 millones de víctimas civiles. El punto de vista del espectador es el de una jefa del FBI, la agente Brody (Carrie-Anne Moss), que es mudada junto con sus subordinados a la instalación militar donde está cautivo el terrorista. La situación está bajo control del General Paulsen (Holmes Osborne), que intenta disuadir con las torturas habituales a Younger. Ex militar en Medio Oriente y profundo conocedor de todo tipo de táctica psicológica y física de tortura, Younger parece ser inmune a toda agresión. Pero la llegada de un torturador profesional llamado simplemente "H" (Samuel L. Jackson) cambia el panorama: para empezar a conversar le corta parte de un dedo. Las torturas de H y su asistente Álvarez (Benito Martinez) provocan el rechazo tanto de los militares como de la agente Brody. Sin embargo no hay convención de Ginebra (no es un soldado) ni Constitución americana (su ciudadanía le ha sido revocada) que protejan a Younger. Y, a fin de cuentas, el tiempo corre: si H o Brody no son capaces de quebrar a Younger, las consecuencias pueden ser, más que un atentado aberrante, un auténtico genocidio [3].

Enlace
¿Tiene lógica la idea de que Dios tome partido entre bandos opuestos conformados ambos por seres humanos a "su imagen y semejanza"? Y, más allá, una persona que manifiesta representar a Dios, ¿es digna de ser tenida en cuenta, cuando propone no meramente cambios espirituales sino políticos -acompañados por derramamientos de sangre? En el primer caso, sin ánimos de depreciar la figura de la doncella de Orleans, pero francamente, los ingleses no parecen menos hijos de Dios que franceses o borgoñeses; Francia es una región tan pequeña como Inglaterra y ambas, insignificantes superficies emergidas de tierra. Entonces, ¿por qué razón Dios querría que los ingleses estén relegados solamente a Inglaterra - así como los franceses a Francia?

Más acá en el tiempo, ¿qué retorcido razonamiento llevaría a un individuo religioso a sacrificar la vida de millones de personas y a intentar purgar su atrevimiento haciéndose torturar por un carnicero sin ningún límite? ¿Qué razón de peso llevaría a los Estados Unidos a dejar de intervenir en una región (Medio Oriente) tan generosa en el combustible que alimenta al mundo? ¿Reglamenta Dios algún mandamiento en que establezca las zonas de ingerencia de cada nación o potencia, para que cada una se recluya en sus propias fronteras? ¿Cuándo cualquier nación se manejó de acuerdo a la Ética y a la Moral?

Elegimos estos dos films para una noche de similitudes y contrastes. Ambos plantean la indiscriminada tortura de seres humanos desválidos, cuyas motivaciones religiosas traen aparejadas consecuencias materiales que perjudican o pueden perjudicar al grupo mayoritario. Ninguna de las tramas intenta extenderse en las causas, medios y consecuencias externas de la conducta los torturados. Así que los realizadores se concentran en los calvarios de la expresiva Juana de Arco de Mlle. Falconetti y el desorbitado Younger de Michael Sheen. Ella, planteando que Dios objeta la intervención inglesa en suelo francés, se da la mano con él que, deseo de Alá mediante, demanda al presidente la retirada de todas las tropas americanas de Medio Oriente. Con lo cual, la tortura no necesariamente es la pieza abyecta de un tablero de figuras respetuosas de los derechos del prójimo y que se manejan estrictamente por la Convenciones sino una herramienta más en la concreción de objetivos.

En ese sentido, tortura conforma en el árbol de las artes bélicas una rama vil e predestinada, según nos atestiguan estos dos films, al fracaso. Es mucho más eficiente y eficaz la invocación divina, que trae aparejado el veloz respaldo (y posterior sacrificio) de las masas oprimidas y acercadas, por tal circunstancia, al Creador [4].

Darío Lavia

Dedicado a Osama Bin Laden [5]


Notas
1: La rivalidad entre ingleses, franceses y borgoñeses se dio durante la llamada Guerra de los Cien Años, contienda que duró mucho más de un siglo y en la que la ejecución de la "Pucelle" fue un hecho luctuoso más.
2: El film fue realizado por el maestro Carl Theodor Dreyer ocho años después que Jeanne D'Arc fuera canonizada por el papa Benedicto XV, con lo cual podría considerársele una obra testimonial y de actualidad. Por su ascética puesta en escena y quirúrgicos primeros planos, es también una obra de vanguardia que bien responde a lo histórico, lo religioso y lo espiritual siendo - desde ya - una obra cinematográfica con mayúsculas.
3: Algunos comentaristas en Imdb infieren de una visión superficial una suerte de "propaganda a favor de la tortura". En una nación democrática que dice respetar la Constitución pero que, puertas afuera, aún cae en episodios de tortura (especialmente los registrados en la prisión de Guantánamo o bien en Medio Oriente), el film propone un interesante tema de discusión. Pero difícilmente pueda hacer propaganda de un método que la trama misma describe su fracaso en intentar quebrar al sospechoso para que confiese la ubicación de los artefactos nucleares.
4: La táctica de autoidentificarse con el Bien es casi perfecta. En el siglo XV, cuando el Rey de Francia inquirió al Papado para que revise el proceso judicial a Juana de Arco, a la larga consiguió que el Papa Calixto III reabriese el juicio y estableciese la inocencia de Juana, determinando que los jueces que la condenaron habían caído en... ¡herejía! Como diría mi adlater Flores, "quien no está con los que están con Dios, estará, por definición, con el Diablo".
5: Esta dedicatoria la debíamos del díptico anterior, en que hablamos de terrorismo, hablamos de Afganistán y hablamos de como un error de cálculo norteamericano en los '80, permitió el caldo de cultivo de episodios como el atentado a las Torres Gemelas.

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