martes, 4 de octubre de 2005

Feos, Sucios y Malos y A la hora Señalada

BRUTTI, SPORCHI E CATTIVI (Feos, Sucios y Malos-1976)
Dirección: Ettore Scola
HIGH NOON (A la hora Señalada-1952)
Dirección: Fred Zinnemann

De las tormentosas obras del Bosco rescato sus trípticos y sus dípticos. De aquí la idea: Tomar dos obras al azar, y tratar de enlazarlas de algún modo interesante e inofensivo. Acá empieza la primer presentación de Dípticos. A vuestra salud.
De un extremo a otro pareciera se mueven estos dos buenos filmes. Solo que me parece que A la hora... es menos inocente de lo que se puede presumir. Una breve reseña para quienes no vieron alguno de los dos (o los dos inclusive) o lo vieron hace mucho... en fin.
Feos, Sucios y Malos: de E.Scola, de mediados de los setenta, nos muestra a Giacinto Mazzatella (Nino Manfredi) como jefe tribal de cuatro generaciones de marginales sumidos en la abyecta vida de una villa miseria de la periferia de Roma. Giacinto acaba de ganar en un pleito contra el estado un millón de liras por la pérdida de un ojo en un accidente. Su constante temor a que propios y ajenos se apoderen de su dinero, no ha hecho más que acentuar su natural egoísmo y desprecio hacia quienes lo rodean, llegando a dormir abrazado a una escopeta cargada que, llegada la oportunidad, descerrajará un buen disparo sobre el hombro de uno de sus muchos hijos. Pero la mezquindad exagerada de Giacinto no tapa las miserias del resto. Sin entrar en el tema promiscuidad (muy bien mostrado en varios pasajes), solo contrasta tanta pobreza espiritual con una bella Niña Adolescente quien no es de la familia, pero que cada mañana se lleva a todos los niños de la villa a jugar en un lugar apartado y enrejado. Queda claro que cuando esos niños crezcan, será la propia villa la que se adueñe de sus inocencias, asimilándolos como propios, volviéndose una nueva generación de abusadores, ladrones, promiscuos, etc. La pregunta que Giacinto se hace es "¿Porqué seré yo quien tenga que romper el molde? ¿A quién le debo algo? Cuando se me acabe el dinero: ¿en qué habrá cambiado todo esto?" Me corrijo: Giacinto no se hace estas preguntas sino que las presiente. Su sentido práctico de la vida (sinónimo de "desconfianza") le permite reconocer que nadie de su entorno haría nada distinto a lo que él. Esto es: "Me la voy a gastar en putas, comida y bebida". Amén. Su entorno (porque no se le puede llamar "familia"), acusándolo de una falta de generosidad que tampoco tendrían ellos de haber perdido cada uno un ojo multiplicador de liras, decide matar a Giacinto y a Iside, su nueva y felliniesca novia. Pero Giacinto no muere, su millón sigue bajo su cuidado, y la historia no terminará jamás. Me corrijo nuevamente: terminará cuando la bella adolescente va, como cada mañana, a buscar agua para el aseo; y se nos muestra con la panza de embarazada.

High Noon, de F. Zinnemann (mucho gusto), es de comienzos de los cincuenta, y nos muestra a un perdido pueblo de los desiertos norteamericanos que debe su aparente orden y paz al Marshall Will Kane (Gary Cooper). Justo el día de su casamiento con una bellísima cuáquera, llegan en yunta tres forajidos de a caballo y un telegrama preanunciando que, en el tren de las doce, llegará un cuarto forajido, Frank Miller (Ian Mac Donald). Los cuatro -especialmente Miller- le deben al Marshall Kane varios años de prisión. Pero sucede que el frágil sistema judicial del norte los ha liberado, y ahora vuelven solo para vengarse de quien no ha hecho más que mandarlos a donde se merecían. Alguna vez estos cuatro malvivientes fueron un azote para este pobre pueblo (también pobres de espíritu... ¿como los Mazzatella? Puede ser, no estoy muy convencido, pero puede ser). Entonces la historia nos plantea lo siguiente: La intención de estos malvados es, a las claras, la de matar al Marshall. El pueblo ni se pregunta esto, ya que lo presiente. El Marshall debería estar en viaje de bodas con su esposa, pero decide quedarse a enfrentarlos. El Marshall redobla su apuesta: si la justicia no hace lo suyo, hagámoslo nosotros de una buena vez, para que nunca más tengamos este tipo de indeseables entre nosotros. Pero cuando Kane sale a buscar un apoyo que descuenta, se da cuenta de una verdad tremenda: su "verdad" no es compartida por nadie. Es evidente que había "idealizado" a su pueblo. Pero, como en todos lados, se trata de un grupo heterogéneo, complicado, con raptos egoístas y altruistas, pero embuído naturalmente en una moral media, tirando a "neutra". Kane y su cruzada contra el mal, se choca con lo inevitable: la gente no quiere ser héroe. Los héroes están para vitorearlos cuando se pasean por sus calles, y punto. La decepción de Kane no alcanza como para disuadirlo de "su" empresa imposible, y decide enfrentarse solo a los cuatro. Los vence, pero eso es anecdótico.

Don Giacinto fue más sabio: él siempre supo que el cambio era imposible. Kane esperó una respuesta de alta estatura espiritual. Pero esos rasgos solo lo tienen algunas personas, nunca una comunidad entera. Nadie se encolumnó con Kane y nadie se sintió culpable por ello. Todos se quisieron amigar con Giacinto y su millón, pero él no lo permitió.

¿Y dígame, Cerone, usted que piensa? ¿Yo? A mí dénme a Katy Jurado, y ustedes hagan lo que quieran.

Patricio Flores

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