viernes, 26 de diciembre de 2008

El Sabor de la Sandía y Juana de los Ángeles

TIAN BIAN YI DUO YUN (El sabor de la sandía-2005), de Tsai Ming-Liang
“Después de todo tú eres / la única muralla / Si no te saltas nunca darás un solo paso” (Luis Alberto Spinetta, “La búsqueda de la estrella”)

Lee es un joven actor de películas porno, y Chen es una joven guía de museo. Ambos viven en un mismo edificio, en una ciudad taiwanesa azotada por una sequía brutal, que obliga a cada ciudadano a salvarse como pueda. De un acuerdo entre Gobierno y productores se llega a imponer a la sandía como un sustituto eficaz del agua para la sed y los calores. Pero para la higiene y otros usos no había alternativas. Cada cual debía autoabastecerse de agua a como dé lugar.


Con el tiempo y persistiendo las sequías, la sandía irá ganando un espacio entre las discusiones políticas, sociológicas, religiosas y filosóficas… e incluso, irá asumiendo aspectos y roles novedosos, banales, impensados y hasta estúpidos (según el tamaño y el color de la sandía, era una muestra del carácter de quien la comía, por ejemplo).

Lee y Chen se conocen y se enamoran, pero… Lee no puede corresponder sexualmente al amor de Chen. No es tan fácil: su sexo es una herramienta de trabajo, no una natural expresión de sus sentimientos. Debido a su falta de erección, Lee huirá de Chen, confinándose a sus lujuriosos asuntos y despojado de toda esperanza de amor sincero.
Chen buscará a Lee y lo esperará tanto tiempo como sea necesario. Las necesidades y las urgencias del amor sólo se superan con la paciencia del amor. Esta historia nos muestra en este punto que el amor es como el veneno de las serpientes, que envenena y mata al tiempo que inmuniza y cura.

Luego de vicisitudes de lo más bizarras, ambos se encontrarán y completarán la elipsis del amor de un modo que seguramente quedará en la galería de los más grandes pasajes del cine moderno.

MATKA JOANNA OD AIONLÓW (“Madre Juana de los ángeles” - 1961), de Jerzy Kawalerowicz

“Ven y toca mi puerta” (Spinetta, “Ganges”)

Bien adentrado ya el siglo XVII, la pequeña ciudad francesa de Loudun (“Laudunum” para los amantes de Astérix), aparecía como un refugio desfasado y gótico de tiempos y valores prontos a caer en desgracia bajo el largo brazo del ahora todopoderoso Richelieu. Aquí llegará un joven y ascendente párroco, el padre Urbain Grandier, con un futuro sin dudas promisorio. Pero esta misión terminaría siendo fatal para él. Grandier moriría en la hoguera acusado de brujerías y no sólo eso, sino además, de soliviantar y envilecer a las monjas Ursulinas del Convento. Hasta aquí el argumento de Los Demonios de Loudun de Aldous Huxley, cuyas serias consecuencias se desarrollan en nuestra película de la noche.

Un compañero de armas, el joven jesuita Josef Suryn, acaba de llegar al pueblo tras meses de ayuno y autorreclusión (2) para pacificar las mentes atribuladas de los lugareños, expulsar a los demonios usurpadores y, principalmente, rescatar a Juana, la Madre Superiora.

“(Los exorcistas) dicen que si alguien ve al Diablo, su fe en Dios y en la Iglesia crecen. Por eso muestran tales cosas a la gente. Como trucos de feria”, diría el Padre Brym, párroco del lugar. Aunque la propalación de tales aberraciones contrariaba el dogma católico sobre la materia, los hechos singulares del convento no podían ser ocultados al pueblo, y terminaron a la larga, por ser un bastión para la fe católica.

“¿Puede descubrir un hombre a Dios a través del Diablo?” pregunta Suryn a Brym. “Quien sabe, Padre” le contesta. “Podría no ser una mala manera. Quizás los santos llegaron a serlo así… a no ser que no haya ningún diablo allí (señalando el convento). Toda mujer está inclinada a pecar”. “Y a ser una santa” retruca Suryn. “Basta con mirar el mundo”, afirma un confiado padre Brym. “No conozco el mundo”, admite al fin Suryn, cuya vida nunca rebasaba los permisos, las reglas y confines del monasterio. Hasta hoy.

Seremos testigos directos entonces de los bailes, contorsiones, blasfemias, impudicias y provocaciones fruto del diabólico dominio a que tanto Juana como sus monjas se hallaban sometidas. También veremos a cuatro expertos exorcistas –más el Padre Suryn - intentando arrancar a los demonios (ocho en total) del cuerpo de las desdichadas monjas (3).

Encuentro con el rabino

“Yo te entrego mi rosa más negra” (Spinetta, “Nena boba”)

Los exorcismos no sólo fueron frustrantes sino que, además, terminaron por horadar el casto corazón de Suryn, sometiéndolo al influjo de la pasión que le despertara una ya irredimible Juana, y agotado ante el esfuerzo y la flagelación que diariamente se infligía por no ceder ante tal pasión, entrará en trance y en él, mantendrá una conversación con un rabino -en realidad un alter ego-.

“Quizás el problema no sean los demonios, sino la ausencia de ángeles”, diría el rabino. “El ángel de la Madre Juana se ha ido, y ahora quizás solo se tiene a sí misma… Quizás (todo esto) sólo sea la naturaleza humana”. (Al fin se introduce el criterio de “histeria colectiva” dentro del convento, para alivio de Satanás y sus acólitos).

“¿Cuántas veces cayó y se levantó el hombre?” seguía un insistente y convincente rabino. “¿Cuántas veces fue asesinado el paciente Abel por Caín? Toda la maldad perpetrada por el hombre no es comparable a toda la maldad que le atormenta”.
Al fin y al cabo, las hermanas Ursulinas eran víctimas de su propia sensualidad, exacerbada por una castidad impuesta, así como por un instigador procaz ya ajusticiado.

Suryn pregunta, el rabino responde: “¿Cómo puede (el diablo) poseerlo (al hombre)?”. “Cuando el hombre lo ama demasiado”. “¿Puede el hombre amar a Satán?” “El amor es la raíz de todo lo que hay en la Tierra. El amor es tan poderoso como la muerte”. “No aprenderé nada de vos”, sentencia Suryn. “¿Os gustaría aprender todo de una vez, en un tris? ¿Queréis conocer todos los demonios creados por el eterno Adonai y a aquellos nacidos de incontables ángeles y mujeres terrenales, aquellos que se han alzado en vuestro interior para nublaros el juicio y desposeeros de vuestra sabiduría? ¿Y aquellos que ahora están en vuestro corazón? ¿Queréis saberlo todo? Dejad que entren en vuestra alma”.

En el altar de Satanás

“Ya me estoy volviendo “canción”…barro…tal vez…” (Luis Alberto Spinetta, “Barro tal vez”)

“Yo os mostraré el camino” dice Suryn a solas con Juana. “¿Cuál camino?” responde ella. “Vos queréis que sea tranquila, sin color, pequeña, como los miles que vagan por la tierra… Verme rezando todos los días… ¿Y me prometéis la Salvación para eso? No quiero tal Salvación. Si uno no puede ser un santo, es mejor estar condenado”, dice todo esto desde el clímax de su sensualidad. “¿Sabéis lo que significa comprenderlo todo?” pregunta ahora una Juana dócil y sumisa. “Significa ser uno con la Luz Eterna y todavía permanecer en la Tierra. Estar en los altares con velas e inciensos para volver como oración en todos los labios. ¡Oh! Eso es la vida, la vida eterna. Si no… ¡Prefiero estar con los demonios!” sentencia al fin, Juana, la única.

“Volved a casa Padre Josef, idos de una vez. El viaje os tranquilizará. Volveréis a vuestra celda, a vuestros libros, y los demonios podrán abandonar vuestro cuerpo y alma”, aconseja un sabio Padre Brym.

El Padre Suryn se había decidido. Matará a dos mozos de cuadra jóvenes y puros y los ofrecerá en sacrificio ante el altar del Diablo. Consumado esto, Satanás se apoderará de él, abandonando por siempre al cuerpo de Juana, y Juana, será una Santa al fin (4).

Enlace socrático

“Hay una luz / sólo hay una luz, oh / sólo hay una luz y acaso más nada en este mundo” (Spinetta, “Pobre amor llámenlo”)

Darío: Fe, represión, fanatismo y Eros: a partir de estas cuatro variables ha venido evolucionando un ser racional en este planeta. Algunos, como el padre Josef, se sacrifican en pos de su fe fanática por la represión del Eros. En el siglo XVII, la religión es un misterio ante el cual las personas comunes se mantienen a distancia prudencial pero a su vez, según confiesa la Hermana Malgorzata, la vida religiosa ofrece a la mujer una oportunidad de escapar a la dureza y la violencia de la vida conyugal. En la actualidad, la fe y Eros siguen transitando caminos opuestos, pero ya Lee hace de su oficio de erotizar un trabajo seguro que no conlleva riesgos de hoguera, y ambas guías parvularias, tanto Chen como Juana, ante una misma irrupción de Eros en sus vidas, sufren y afrontan traumas demasiado similares. Entonces, la evolución de los derechos civiles, la revalorización del individuo, la liberación sexual, la era de la paz, el psicoanálisis y el descubrimiento de la libido, etc. ¿no han hecho nada por suprimir el trauma provocado por los choques entre Eros y la autorrepresión?

Pablo: Aquí es donde podríamos convocar a un viejo sabio vienés, un tal doctor Sigmund, y al concepto vertebral de su obra “El malestar en la cultura”. Freud afirma que “el designio de ser felices que nos impone el principio del placer es irrealizable”, y más aún, “todo el orden del universo se le opone”, comenzando por nuestra inevitable decadencia física y mortalidad, siguiendo por la implacabilidad de las fuerzas de la Naturaleza y (paciencia, ya llegamos) terminando por los problemas de la relación con los otros seres humanos (“el infierno son los otros”, afirmó Jean-Paul Sartre). Freud llega aún más lejos con esta metáfora: “el plan de la «Creación» no incluye el propósito de que el hombre sea «feliz»”.
En lo que hace a las relaciones con los demás, Freud no se refiere solamente a la vida de pareja, familiar o laboral, sino a la organización social, y define “cultura” al conjunto de instituciones que los seres humanos hemos creado para dominar la Naturaleza y para regular nuestra vida social (otro autor tal vez hablaría de “sociedad” en vez de “cultura”, y con ello el concepto ganaría en claridad). A cambio de crear instituciones para protegernos mutuamente del clima, las enfermedades, el hambre, las fieras salvajes, la sociedad se cobra su shakespeareana libra de carne: porque la sociedad misma reposa sobre la renuncia a la inmediata satisfacción de los instintos del individuo; la sociedad es una construcción destinada a controlar nuestros instintos, especialmente los agresivos, pero no sólo ellos. Pensemos qué diría nuestro empleador o cliente si le dijéramos que hoy no vamos a trabajar porque preferimos dedicar la mañana a hacer el amor con una nueva pareja, qué diría cualquiera de nuestras vecinas si les dijéramos que matamos a su esposo porque se le ocurrió dejar que su perro ensuciara nuestro jardín, qué diría cualquiera de nuestros compañeros de trabajo si dijéramos que su nuevo suéter nos gusta tanto que hemos decidido quedarnos con él, qué diría cualquiera de nuestros vecinos si le dijéramos que hemos pasado una espléndida noche de lujuria con su hija apenas adolescente (o peor aún, su hijo). Cualquiera de los ejemplos antedichos se puede invertir (por ejemplo, que el hijo mencionado sea el nuestro): el efecto seria todavía más claro, y aún más perturbador. En síntesis, amigo Lavia: no hay salida. No sólo eso: nunca la habrá. Siempre habrá fricciones entre la sociedad y el individuo, y la historia de esas fricciones es el arte: estos dos filmes son un ejemplo.

Darío: Ya que hemos mencionado a tantos autores, no vendrá mal uno más, Isaac Asimov, que en uno de sus cuentos apunta a cómo será el ser humano del futuro. Según él, desecharemos la pesada y finita carga que implican nuestros cuerpos, dedicándonos a desarrollar el intelecto y la mente para migrar, en algún par de eones, de nuestras prisiones corporales a convertirnos en luz. Si del mundo del siglo XVII al de la actualidad, en la variable sexo, podemos percibir una disminución progresiva en lo relativo a represión y prejuicios, con vistas a ese futuro lejano, se trataría de una involución. Como cuesta trabajo imaginarse un mundo así (estamos lejos de vislumbrar la psicología de tales seres) concluyamos repitiendo, en lo que a nosotros toca, la frase del magistral diálogo del cura y el Rabino: “el amor es la raíz de todo lo que hay en la tierra” (a pesar que no se aclare si es amor por los demás o por uno mismo…).

Pablo: Darío, creo que aquí Asimov se deja llevar no hacia el futuro, sino hacia el pasado: su cuento no hace más que revisitar una idea que circula en el mundo occidental desde hace al menos 2.500 años, tal vez más, verbigracia, la doble oposición espíritu - materia y alma – cuerpo, siendo el orden de los términos una indicación de jerarquía. Las filosofías de Pitágoras, Platón, Simón el Mago, Basílides, Marción, Plotino, Manes / Maniqueo, San Agustín y sus sucesores cristianos, han sido episodios en la historia de esa idea. (También podría citar aquí a Buda - para quien el mundo físico es ilusorio – que no pertenece al orbe occidental). Según el catedrático John Dominic Crossan y su imprescindible obra “El nacimiento del cristianismo”, dichas filosofías dualistas son sarcofóbicas (del griego sarx, “carne”, y fobos, “pánico” (5)) en el sentido de que abominan de la carne y llegan a considerar al cuerpo mortal como una prisión del alma encarnada. Dicha alma es inmortal, y aspira a liberarse del cuerpo y volver a formar parte del mundo perfecto de las Ideas, los Arquetipos, Dios, según el caso. El cuerpo, por su parte, es mortal, corrompible, imperfecto, casi despreciable, denigrado por la enfermedad, la discapacidad, la maldad de los otros, la decrepitud. Pero pensemos en qué espacio deja para el amor a otra persona, a otro cuerpo mortal e imperfecto: un enfoque de este tipo termina negando la naturaleza humana. (6) y (7)

Patricio Flores, Pablo Martín Cerone y Darío Lavia

Notas


1) El título de este díptico (“El áurea misma de tu sexo”) es una referencia a una frase de una canción de Luis Alberto Spinetta, “Todas las hojas son del viento”.

2) “Resulta interesante leer, en este contexto, lo que otro con-temporáneo de Lallemant, John Donne, el católico convertido al anglicanismo, el arrepentido poeta que se hizo predicador y teó-logo, nos dice a propósito de la autodisciplina. «Cruces extrañas y méritos de otros hombres, no son míos; cruces espontáneas y voluntarias adquiridas por mis propios pecados, no son mías; no son mías tampoco las cruces tortuosas, remotas e innecesarias. Ya que estoy condenado a soportar mi cruz, debe haber una que sea mía, una cruz que Dios ha hecho y ha puesto en mi camino, que es tentación y tribulaciones en mi oficio; y no debo apartar-me de mi camino para tomar mi cruz, pues no sería mía, ni hecha para que yo la llevara. Yo no estoy obligado a perseguir con ansia, como hace el cazador, ni a permanecer fijo y sin moverme, ni a provocar una peste y quedarme allí, ni a lanzar una injuria contra mí mismo y no defenderme. No estoy obligado a dejarme morir de hambre practicando un ayuno sin sentido, ni a lacerar mi carne con flagelaciones inhumanas. Pero estoy condenado a soportar mi cruz, la cruz que es solamente mía, la que ha confeccionado para mí la mano de Dios y que es ocasión de tentaciones y tribulaciones en el camino de mi vocación.» (Extraído de “Los Demonios de Loudun” de Aldous Huxley).

3) Según nos narra el poeta romano San Venancio Fortunato (siglo VI DC) la monja y princesa franca Crodielda presentó cargos contra la Abadesa Basina ante los tribunales eclesiásticos debido a que las rigurosas y ascéticas normas monacales estaban siendo desplazadas por hábitos propios de la aristocracia romana, como juegos de dados, baños y banquetes. Es bueno saber que Crodielda sería excomulgada por el mismo tribunal por rebelarse contra la autoridad de la Abadesa.

4) Para Suryn, un sencillo homenaje de nuestra parte, compartiendo a Luis Alberto Spinetta y su “Kamikaze”:

“Cayó por fin
el loco kamikaze.
Creyó ubicar,
su propio sol naciente.
Luego en su reino
el kamikaze comprendió su error.
Al fin,
morir así
es en vano”.

Y también a Fernando Pessoa

“Y pienso: tal vez nunca viviste, ni estudiaste, ni amaste, ni creíste,
(Porque es posible hacer la realidad de todo eso sin hacer nada de eso);
Tal vez hayas existido apenas, como una lagartija a quien le cortan la cola
Y eres ésa cola más allá de la lagartija, agitadamente.
Hice de mí lo que no supe,
Y lo que podía hacer de mí no lo hice,
El traje que vestí estaba equivocado.
Me conocieron luego por quien no era y no lo desmentí y me perdí.
Cuando quise arrancar la máscara,
Estaba pegada a la cara.
Cuando la arranqué y me vi al espejo,
Ya había envejecido,
Estaba borracho, ya no sabía vestir el traje que no me había quitado.
Dejé la máscara y dormí en el vestíbulo
Como un perro tolerado por la gerencia
Por ser inofensivo
Y voy a escribir esta historia para probar que soy sublime”. (fragmento de “Tabaquería”, poema de Fernando Pessoa)

5) De donde podemos deducir que la tenebrosa etimología de “sarcófago” es “el que devora la carne” (phagos = “comer”).

6) Orbitando en este punto sólidamente expuesto por Pablo y Darío, recaemos en la vehemencia con que HAL 9000 defiende su misión y su rol dentro de la Discovery, atacando mortalmente a una tripulación humana que, en definitiva, no era más que… un estorbo tanto para él como para la misión, así como las cuestiones de la conciencia o del alma lo son para el cuerpo en la satisfacción de sus urgencias (y viceversa). De esta pugna habla el díptico y el enlace socrático. Como resultante el propio Bowman terminará desarticulando los centros nerviosos superiores de HAL practicando así una “lobotomía” con dicho ordenador, abandonando luego la Discovery para iniciar su viaje a través de la “Puerta de las Estrellas”. Prescindiendo del Cuerpo, el Alma liberada accede al infinito.

7) En el juicio que condenara al padre Grandier a la hoguera, sorprende “Madre Juana de los Angeles” con la siguiente acusación: que Grandier las había hechizado y demonizado “arrojando un ramo de rosas por encima de los muros del convento”. Podríamos conjeturar que Juana no estaba endemoniada, sino apasionadamente enamorada. Después de todo, las diferencias son prácticamente imperceptibles.

domingo, 21 de diciembre de 2008

Réquiem para un Sueño y El Silencio del Mar

Requiem for a dream (2000), de Darren Aronofsky

Apertura

Una madre es presa de una tremenda angustia oral que solo logra apaciguarla saboreando bombones junto a su programa de TV.

Pero la Suerte llamaría a su puerta. Acaba de ser elegida para participar de un programa de TV. La vida vuelve a cobrar colores fuertes. Solo hay que arreglar los detalles del vestuario y del peinado, y adelante.

Mientras la Sra. Goldfarb disfruta de su buena fortuna, su hijo único y adolescente, Harry, y su novia, Marion, se descubren y se moldean mutuamente en la excitación de sus cuerpos, en el juego de sus sexos, en alguna aventura riesgosa. Ellos buscan horizontes nuevos ya que el de sus padres – y el de sus pares- rebosa de patetismo. Ellos, unidos, no caerán jamás en las trampas ramplonas en que caen todos.

Y así, decididos, Harry y su amigo Tyron, se lanzan al negocio de comprar, fraccionar y vender heroína. Tres cuerpos ardientes necesitados de acción y de emociones fuertes, comienzan a organizar la compraventa y a plantear escenarios posibles propios del negocio.

Dña. Goldfarb debe resolver urgentemente sus cuestiones de vestuario y de peinado. Ir a la TV no era para desprevenidos y tampoco para personas excedidas de peso. Se pondrá su vestido de noche rojo de otros tiempos y un cabello luciendo a tono con el vestido.

Jennifer Connelly y Jared LetoHarry y Marion se encuentran entre sueños hedonistas y transgresores En lapsos breves, disfrutan de las mieles de la sinceridad, de la mirada franca, de la caricia por la caricia misma, se sienten buenos, se sienten protegidos en su mundo, son los reyes de ése mundo sin más habitantes que ellos dos, y la aparición de Tyron al momento de los negocios.

Primer día de dieta y tintura: Un huevo y media naranja.

Al llegar la noche, una caravana de bombones exigirán ser atendidos personalmente por Goldfarb. La paritaria resolverá que Goldfarb necesita de apoyo externo, y debe ir por anfetaminas.

Medio juego

Goldfarb reemplazará una comida por una pastilla. Sencillo, sin trucos.

Los muchachos ahora fraccionan y venden y empiezan a ver dinero. Entra dinero a la caja, sigue entrando... Harry le pondrá un negocio de ropa a Marion; es el bien por el bien mismo. Y pensar que todo esto parecía imposible... era cuestión solo de quitarse la venda de los ojos y vencer algunos miedos.

Las anfetaminas también funcionan. Dña. Goldfarb es dueña ahora de una vitalidad sorprendente; siempre inquieta, limpia y ordena, ordena y limpia. Merece un descanso y para eso nada mejor que la tele aunque ahora, sin bombones.

Ellen Burstyn y Jared LetoY Harry vuelve a ver a su madre luego de bastante tiempo, pero ya no es el muchacho irascible que robaba para conseguir drogas. Ahora es un joven de negocios el que se presenta ante su madre, a pedirle perdón por su conducta pasada y a llevarle en ofrenda un regalo de lo más apropiado, una TV gigante.

Pero ahora, la apacible señora Goldfarb no era sino un manojo de nervios. Y saltó la liebre. Ella le contó de sus preparativos para el programa al que había sido invitada, y de su preparación en los detalles. No tardó nada Harry en entender el cuadro completo: su madre se drogaba y lo hacía por una razón absurda, insignificante, probablemente fruto de su fantasía.

Y él: ¿por qué razón lo hacía?

Todo el amor entre él y su madre era sincero y forzado a la vez. Su reencuentro le provocará dolor y culpa, pero la droga se encargará de pagar esa adición.

Tyron cae en una redada, y todo el dinero recaudado por ambos va a parar al estado en concepto de "fianza". Pero no es todo. Fruto del mismo operativo, se acabará la droga en el barrio. Por primera vez, Harry y Marion deberán enfrentarse a exponer su relación sentimental en un escenario sin drogas. Veremos si el amor puede suplir la falta, o si la abstinencia arrastra con todas las reservas emocionales. Jaque.

Ahora, la Sra. Goldfarb puede lucir su vestido rojo, pero está desquiciada. Atormentada por sus alucinaciones, luce psicótica; sabe que algo no anda bien pero también entiende que ya no hay marcha atrás.

La droga volverá al barrio. Pero ya no hay dinero en la caja y no olvidemos que ahora hay antecedentes cercanos comprometedores. Todavía queda algo por hacer: Marion deberá prostituirse. "Sacar a pasear a la Dama" es, en ajedrez, síntoma de poca reserva táctica, imprevisiones, de escasa capacidad de juego.

Goldfarb llega a la TV. En su alucinación, llega espléndidamente vestida con su vestido rojo, y con una felicidad plena, saluda a cámara a su esposo y a su exitoso hijo. Pero eso no dura nada; nada dura nada; todo se desvanece ante la omnímoda presencia pesadillezca de la heladera y de la TV.

La heladera, antiguo tótem en lo de los Goldfarb, ahora encabeza un turbión de viejos apetitos ya inalcanzables para una señora sola y vieja. Sara Goldfarb corre. Y llega el invierno.

Final [1]

Tyron y Harry parten a Florida en busca de la histérica y esquiva droga.

La Sra. Goldfarb terminará en un neurosiquiátrico.

Marion descenderá aún más, pero no es el fin.

Harry y Tyron abdicaron. Pero el juego siempre sigue. ¿Yo...? Prefiero "Negras".

Le silence de La Mer (1949), de Jean-Pierre Melville

Howard Vernon (el teniente)Un oficial de la Wehrmacht, el teniente Von Ebrennac, se hospedará por tiempo indeterminado en la morada de monsieur Robain y su sobrina Stephanie, en un pueblo a las afueras de Paris, allá por 1941.

La casa, de dos plantas se vio dividida al igual que Francia luego de la invasión alemana y el gobierno de Vichy. La planta superior fue ocupada íntegramente por el oficial alemán; la inferior y los jardines, por tío y sobrina.

El teniente entendía lo indeseada de su presencia y permanencia en la casa, no obstante ello no impidió que noche a noche bajara a compartir unos minutos con sus anfitriones. Con los meses, ésos minutos irían socavando la resistencia de los dueños de casa.

Jean-Marie Robain (el tío), Nicole Stéphane (la sobrina) y, al fondo, Howard Vernon"Francia no era para ser conquistada, sino seducida", plantearía Ebrennac. La tierra de Racine, Voltaire, Montaigne, Descartes y Hugo no daba ni daría nada de sí, a menos que se la sedujera, y para eso, había que dar la talla. Y Alemania la daba. Toda la literatura que le faltaba al país invasor, la compensaba con los más grandes filósofos y músicos de nuestra historia. Eso debía de ser un buen presente, como para empezar el galanteo.

(Imaginaba el idealista alemán que de la unión de ambas naciones, brotaría una savia que alimentaría a todo el concierto de las naciones).

Pero la guerra tomaría cursos bien distintos muy reñidos con la idea de "seducción". No sólo se estaba sojuzgando a Francia, sino además, se buscaba hacer desaparecer su influencia inconmensurable del contexto de una nueva Europa.

El noble teniente actuará conforme a su condición y pedirá su traslado al frente.

Enlace

Es por demás evidente que la vida no transcurre en balance, o quizás sí, pero en ciclos tan largos que nunca permiten a un mismo ser humano apreciarlos en vida.

Hay quienes solo tienen el presente entre ceja y ceja. Y los hay también quienes tienen ideales, sueños por delante. De ambos seres se nutre el mundo. También podríamos afirmar que los hay quienes no tienen nada en la cabeza, o que solo tienen sandeces. Pero no nos disipemos Flores ni nos envanezcamos, que a usted tampoco le sobra demasiado…

¿Qué hay en común entre todos los personajes de estos dos felms? Poco, pero bueno.

La realidad –el presente para expresarlo mejor- suele ser amorfo, inabordable, sumamente complejo.

Pero lo que se rescata es el afán de algunos por modificarlo, por operar sobre el presente, por tomarlo de las astas.

Está claro que Goldfarb, su hijo y sus relaciones, optaron por el camino equivocado, o, si lo prefiere, los resultados no los acompañaron. Es claro que la partida de las drogas generalmente no ofrece revancha. No son asimilables así como así, como las naranjas o el huevo duro. Además, no podemos dejar de mencionar el medio hostil en donde "se cocina el estofado".

Pero Goldfarb, carente de voluntad como para iniciar una dieta y ejercicios, no le faltó determinación a la hora de drogarse. Lo que le faltaba –y apareció de modo azaroso- fue el motivo, y aquí la razón se la proveyó una (falsa) invitación a un programa de TV. Por eso, el encarar una biografía o un hecho histórico cualquiera siempre se topa con el mágico mundo de "Las Razones" que lo motivan. Y aquí, por descabelladas, excesivas u absurdas que fueren, no es justo despreciar ni soslayar a ninguna.

El Nazismo fue en sí mismo, un hecho histórico saliente del siglo veinte. Lo interesante es que no respondía a una filosofía depurada y macerada con los siglos, sino a una particularidad "genética" que obra en poder de cada ser humano, pero que explota seriamente en ciertas razas: la sujeción del otro a nuestra voluntad, incluso mediando violencia, si es que el otro no acepta ni entiende nuestras intenciones, nuestras miras, o si no reconoce nuestra autoridad como suficiente [2].

Es interesante que el teniente Von Ebrennac sea el emisario de un régimen tan violento como avasallante. Seguimos con la idea de hace unos momentos: el presente suele ser complejo. Y más allá de toda hegemonía creada por los regímenes totalitarios en todos los tiempos, suelen florecer espíritus sensibles entre las multitudes, seres impermeables a sus tiempos y a sus lugares de pertenencia.

Para Harry, de algún modo, Marion era la salida. Quizás la droga fuera algo solo eventual; como para cobrar impulso... para luego dedicarse a Ella, amarla, a apoyarla en sus planes, como en el ideal adolescente de muchos.

Quizás el nazismo no pueda explicarse desde la psicología de cada uno de sus mentores o ejecutores. Quizás sí. Pero causa horror el ver que algunas de las cosas que ellos pensaban, vistas y sopesadas desde su propia historia y su propio momento, no nos generen el mismo sentimiento de rechazo que sí generaron la ejecución de sus políticas [3].

Las cosas suceden, derivan, mutan, se ajustan o mejor dicho, se autoajustan, hasta confluir en los libros de historia y en nuestras consideraciones más personales.

Pero entendamos que el "monstruo muta". La Sra. Goldfarb, Harry, Marion, el nazismo... se irguieron como respuesta a muchas cosas, pero terminaron presa de un inevitable descenso a los infiernos.

Cuadro en el estudioCuando se estudie la historia de las drogas, difícilmente Harry ocupe siquiera una nota al pie. Ni Goldfarb. Ni cuando se estudia el nazismo queda espacio para un Von Ebrennac. Sin embargo, hace bien el saber que a Francia esta historia no le fue indiferente. Miles de espíritus de la Resistencia se sintieron reflejados por esta bella historia sin buenos ni malos, compuesta de seres tan humanos como distintos e iguales al mismo tiempo [4].

Casi sin desearlo, Stephanie ya había dirigido los cañones de su corazón hacia el teniente, pero era tarde, como suele suceder(nos).

Al decir del genial Siegbert Tarrasch:

"En el ajedrez, como en la vida, la mejor jugada es siempre la que se realiza".

Patricio Flores

Dedicado a Ana Vargas



1: "Quien no asume un riesgo nunca ganará una partida", (G.M. Paul Keres).

2: Hay quienes encuentran vínculos claros entre Hitler y las Walkirias, Nietzche, Napoleón, Wagner, Chilperico o Asmodeo. Yo pienso que esas lecturas descomponen el cuadro más que enriquecerlo, aunque no me juzgo una autoridad como para ser terminante en mi afirmación.

3: Argentina es un modelo perfecto en estas cuestiones. No es el único. Diría Charly García "yo que crecí con lo que estaba bien, pero a la noche estaba todo mal".

4: Este bello felm se basó en la novela de Vercors (Jean Bruller) de publicación clandestina, en la Francia de 1942.

sábado, 29 de noviembre de 2008

Al Morir la Noche y El Manuscrito Encontrado en Zaragoza

DEAD OF NIGHT (Al Morir la Noche-1945) de Cavalcanti, Charles Crichton, Basil Dearden, Robert Hamer
REKOPIS ZNALEZIONY W SARAGOSSIE (El Manuscrito Encontrado en Zaragoza-1965) de Wojciech Has

Bienvenidos a la Granja Pilgrim
Un arquitecto (Mervyn Johns) recibe un llamado desde la remota Granja Pilgrim, a la que acude para hallar a varios invitados que él cree conocer, a pesar de no haberlos visto nunca antes, como personajes de una pesadilla recurrente que vagamente cree recordar. Tras esta introducción, se inicia una serie de cinco cuentos.
1- THE HEARSE DRIVER (El Conductor del Coche Fúnebre), dirigido por Basil Dearden (basado en un cuento de E.F. Benson): Un caballero (Antony Baird) se recupera de un choque en el hospital y ve un carro fúnebre cuyo cochero (Miles Malleson) dice: "Hay lugar para uno más aquí". Cree que todo ha sido una pesadilla, pero se trata de un aviso.
2- THE CHRISTMAS PARTY (La Fiesta de Navidad), dirigida por Cavalcanti (según cuento de Angus MacPhail): En una vieja mansión que se da una fiesta navideña, una niña juega a las escondidas y se oculta en un ático donde se hace amiguita de un pequeño niño asustado, que resulta haber sido asesinado años atrás.
Ralph Michael frente al espejo3- THE HAUNTED MIRROR (El Espejo Encantado), dirigido por Robert Hamer (basado en un cuento de John V. Baines): Una mujer (Googie Withers) regala a su novio (Ralph Michael) un antiguo espejo victoriano. Poco a poco el muchacho va percibiendo un reflejo distinto del espejo, hasta que se obsesiona.
4- THE GOLFING STORY (El Cuento del Golf), dirigido por Charles Crichton (según cuento de H.G. Wells): Dos rivales del golf (Basil Radford y Naunton Wayne), ambos enamorados de la misma mujer (Peggy Bryan), deciden apostar a la dama en un partido, y quien gane tendrá camino libre para cortejarla. El perdedor camina hacia un lago hasta desaparecer bajo el agua.
5- VENTRILOQUIST'S DUMMY (El Muñeco del Ventrílocuo), dirigido por Cavalcanti: Cuento narrado por un médico (Frederick Valk) sobre un ventrílocuo (Michael Redgrave) que se posesiona de la muy mala personalidad de Hugo, su muñeco, que lleva a su dueño por senderos de crimen y locura.
En la conclusión, el buen arquitecto se ve llevado a intentar estrangular a un galeno y agredir a una joven, hasta que despierta de su pesadilla. Debe ir a una tal "Granja Pilgrim"...

Camino a Zaragoza
PRÓLOGO: En un pueblo español tiene lugar un combate durante las Guerras Napoleónicas, y dos militares opuestos se dedican a leer la narración de un grueso manuscrito cuyo contenido consistirá en el resto del filme.

Zbigniew CybulskiZbigniew Cybulski1- HISTORIA DEL MANUSCRITO: Se inicia cuando el capitán de la Guardia Valona Alfonso Van Worden (Zbigniew Cybulski) se despierta bajo un patíbulo del que penden dos ahorcados, reiniciando su marcha rumbo a una posada llamada "Venta Quemada". Una vez allá, ingresa en una cámara secreta de la posada y conoce a dos hermosas princesas musulmanas (Iga Cembrzynska-Kondratiuk y Joanna Jedryka) que lo seducen y le proponen casamiento simultáneo. Luego de beber de un cáliz con forma de calavera, Alfonso cae desmayado y nuevamente despierta bajo un patíbulo, pero esta vez los ahorcados están en el suelo (varias veces, en el resto de la película, Alfonso beberá del cáliz, y varias veces regresará al pie del patíbulo). A partir de este momento, varios de los personajes narrarán sus propias historias o las de otros personajes, que añadirán nuevas capas a la narración del manuscrito.
1(a) HISTORIA DEL PADRE DE ALFONSO: Es la de un noble (Slawomir Lindner) que se dedica casi permanentemente a batirse a duelo.
1(b) HISTORIA DE PACHECO, UN POSESO: Pacheco (Franciszek Pieczka), un mozo poseso con sus amores clandestinos con Inezilla (Pola Raksa).
A todo esto, Alfonso es secuestrado por la Inquisición y salvado por las princesas y los hermanos Zoto, unos bandidos. Tras este episodio, se incorporan a la aventura un Cabalista (Adam Pawlikowski) y Don Pedro Velázquez (Gustaw Holoubek), y los tres marchan al castillo del Cabalista, donde da fin la primera parte de la historia del Manuscrito.
2- HISTORIA DEL MANUSCRITO, SEGUNDA PARTE: Alfonso deambula por la biblioteca del Cabalista y observa un antiguo libro con grabados (¡es el mismo Manuscrito cuya historia los oficiales están leyendo!). Llega el gitano Sr. Avadoro (Leon Niemczyk) que inicia una serie de narraciones que obnubilan a Alfonso.
2(1-a)- HISTORIA DEL GITANO AVADORO: Un caballero toma a su servicio al gitano para que investigue si su amante le es infiel.
2(1-b)- HISTORIA DEL CABALLERO TOLEDO: Contada al narrador por el Caballero Toledo (Bogumil Kobiela). Arrepentido por sus pecados, su amigo Aguilar (Michal Gazda) confirma post-mortem que existe el Purgatorio.
2(1-c-I)- HISTORIA DE LÓPEZ SUÁREZ: El joven López Suárez (Krzysztof Litwin) le cuenta a Avadoro la despedida de su padre Gaspar (Stanislaw Igar).
2(1-c-II)- HISTORIA DE GASPAR SUÁREZ: El padre de López, le explica al hijo porque no debe tener ningún contacto con la familia Moro.
2(1-c-III-α)- HISTORIA DE ROQUE BUSQUEROS: El aprovechador Don Roque Busqueros (Zdzislaw Maklakiewicz) cuenta a Gaspar la historia de su romance con Doña Frasquita (Elzbieta Czyzewska).
2(1-c-III-β)- HISTORIA DE FRASQUITA: Don Roque repite la historia que le contó Frasquita, el romance con un amante y como su marido (Janusz Klosinski) pagó 100 doblones para liquidar al Conde Peñaflor.
2(2)- CONCLUSIÓN DE LA HISTORIA DE AVADORO: Luego que Avadoro relata la conjunción de las historias 2(1-b) y 2(1-c) en un mismo cuadro, la trama vuelve a la casa del Cabalista, donde, antes de propiciar la ingeniosa resolución de la historia de Alfonso, los interlocutores intercambian sus opiniones e interpretaciones de las historias. Más tarde Alfonso comienza a escribir su propio Manuscrito (que es el que leerán los oficiales al inicio de la película) hasta que... despierte nuevamente bajo el patíbulo.

ENLACE
Moebius de EscherNo será difícil enlazar estas dos grandes películas a través de la autoreferencia paradójica que ambas postulan. En la primera, el arquitecto se despierta de su pesadilla (que consistió en el quinteto de historias tenebrosas que fuimos testigos) para, presumiblemente, volver a vivir lo mismo. ¿Y si este despertar formara parte de un nuevo sueño? ¿Cuántas capas de sueño lo separan de la realidad? O si fueran solo dos, como una cinta de Moebius, ¿estaría variando entre la vigilia y el sueño permanentemente?

Fractal de Escher¿Qué habría pasado si nuestro estimado Alfonso se pone a leer el manuscrito y llega al capítulo en que él deambula en la biblioteca y se pone a leer el manuscrito? A esta paradoja podemos agregar la idea fractal de que cada historia crea otras historias, y poner la lupa en una de estas narraciones, implicaría abrir abanicos con nuevos misterios y personajes.

En un díptico anterior combatíamos la idea de simetría con que las ficciones reconstruyen o plantean realidades. En esa oportunidad decíamos que "ante una situación o una realidad que se presenta caótica y entrópica, tratamos de percibir una simetría". La observación del moebius o del fractal requiere un punto de vista lejano del objeto observado. Difícil que la segunda hormiga que camina por la cinta o que el cuarto o quinto murciélago de la derecha del fractal de Escher puedan tener idea de que contribuyen a formar una figura cuyo sentido no son capaces de percibir.

La vida nos puede pasar de principio a fin sin realizar el esfuerzo, pero cuando se cuenta a otro un hecho del pasado, automáticamente entramos en el moebius dimensional y otorgamos una simetría. ¿Y respecto del fractal? El filme polaco nos aporta una ayuda. "Una historia crea a otra historia", dice uno de los personajes. Creemos que es una frase apropiada para poner como conclusión.

Darío Lavia

Dedicado a Zbigniew Cybulski

sábado, 15 de noviembre de 2008

El Acorazado Potemkin y Katyn

BRONENOSETS POTYOMKIN (El Acorazado Potemkin-1925) de Sergei Eisenstein
KATYN (Katyn-2007) de Andrzej Wajda

Odesa, 1905
A bordo del Acorazado Potemkin hay innumerables infantes de marina recién llegados de la infausta guerra ruso-japonesa (1). Como si fuera una sanción por la derrota, los hombres son alimentados con carne agusanada y castigados con maltratos inhumanos. Entre los tripulantes se corre la voz de que los trabajadores están por rebelarse contra el poder del Zar. El horno no está para bollos, y al otro día los marinos observan la carne podrida que se les servirá. Como ironía final, un médico certifica que está en condiciones comestibles, lo que genera una pequeña rebelión, rápidamente atajada. Los oficiales a cargo ordenan la ejecución de los rebeldes. En el momento culminante, el marino Vakulinchuk (Aleksandr Antonov) cuestiona al pelotón de que lado está, del de los oficiales zaristas o del de sus propios camaradas. Es la gota que colma el vaso, y una batahola se desata en cubierta. Los insurrectos triunfan, pero Vakulinchuk es baleado por el capitán (Vladimir Barsky) y muere. Más tarde, frente al puerto, una multitud se congrega para saludar al barco y a sus tripulantes, rindiendo homenaje al marino muerto "por un plato de sopa", un mártir cuyo sacrificio sirve para encender la chispa de la sublevación entre los trabajadores.

Está todo listo para el gran espectáculo cinematográfico, el de la "escalinata de Odesa". Las tropas del Zar aparecen en lo alto de las escalinatas, fusiles en mano y dispuestas a avanzar para reprimir a sangre y fuego. Los civiles entran en pánico y una mujer es derribada por un disparo, cayendo su cochecito (con bebé incluído) escaleras abajo en una de las más memorables escenas de todo el Cine.

Katyn, 1940
El 17 de septiembre de 1939 las fuerzas del Ejército Rojo invaden Polonia. Han pasado poco más de dos semanas de que la Wehrmacht invadió y batió al ejército polaco y esta nueva invasión implica la anexión del territorio polaco, por partes iguales, a Alemania y la Unión Soviética. Ese día se inicia la narración de esta película que sigue la suerte de varias mujeres cuyos hermanos, maridos, suegros o novios, todos integrantes de las fuerzas armadas, son capturados por los invasores. En el caso de los oficiales polacos, son deportados a la Bielorrusia, donde son retenidos en un campo de prisioneros durante unos meses. Luego, de repente, las familias de los prisioneros no tienen más noticias de sus seres queridos. El tiempo pasa. En 1943 la prensa alemana difunde mundialmente la noticia de que en el bosque de Katyn se encuentran varias fosas comunes de donde se extraen los cuerpos (preservados por el frío) de miles y miles de oficiales polacos ejecutados por el Ejército Rojo durante abril de 1940 (2)

Indistintamente, sean responsables los nazis o los comunistas, se informa una lista de víctimas en la que no figura el nombre del Capt. Andrzej (Artur Zmijewski), marido de Anna (Maja Ostaszewska). Esto enciende una esperanza que más tarde es amputada por el regreso del Tte. Jerzy (Andrzej Chyra), ahora convertido en Mayor, quien informa a Anna que Andrzej ha muerto y que ha sido erróneamente identificado por un pullover que Jerzy le prestara durante el cautiverio. Con el final de la conflagración mundial, un gobierno comunista íntimamente alineado con el Kremlin se declara en Polonia, y se prohibe cualquier tipo de investigación o la sola mención del término "Katyn". ¿Cómo afrontan la masacre los familiares y algún que otro superviviente? Esto es lo que el insigne Andrzej Wajda trata de mostrar a través de la que podría considerarse la primera película inspirada en este hecho poco difundido de la II Guerra Mundial (3).

Enlace
Por supuesto, en este díptico volvemos a tocar un tema casi habitual en esta columna, pero enfocaremos de manera diferente, evitando reiterar conceptos o bien reutilizar caminos ya conocidos. Así que optaremos por la Propaganda como eje central del enlace. En el primer caso, Eisenstein omite informar que el motín del "Potyomkin" dejó un saldo de 7 oficiales zaristas muertos, que la represión zarista no se ejecutó sobre la extensa escalinata sino en las calles adyacentes de las mismas y que los cañonazos que el acorazado disparó sobre el área de la ciudad donde se encontraba la sede de las autoridades imperiales mataron a un civil. En nuestra segunda película de la noche, Wajda si bien cumple mostrando las penurias de los polacos bajo los nazis, los soviéticos y hasta los propios polacos adictos al gobierno comunista de Bierut, evita ofrecer ninguna bajada de línea para el gobierno polaco en el exilio del General Sikorski, que durante el período 1943-1945 renunció a recurrir a la Cruz Roja Internacional para investigar el crimen y reanudar las relaciones diplomáticas soviético-polacas (rotas brevemente tras el anuncio de Radio Berlín de 1943).

A veces observamos un hecho junto con sus circunstancias y construimos una interpretación en base a la interacción de dichas circunstancias. Cuando la intepretación se dedica a exponer todos aquellos hechos que la respalden y silenciar o tergiversar aquellos que pueden llegar a generar contradicciones o ambigüedades, en tanto enfocados a influenciar, estamos frente a un ejercicio propagandístico, a una versión propagandística del hecho. Es curioso como esta misma operación de interpretación es realizada por historiadores, cronistas, periodistas y todo tipo de autores que persiguen una tesis. Así que el punto para decidir si se trata de propaganda o no dependerá de lo que ud. o yo entendamos por "influenciar". Aquí es donde Eistenstein y Wajda, opuestos ideológicamente, optan por caminos similares, el uno en aras de influenciar, el otro en pos del alegato. Pero ambos tomando de hechos puntuales, de dos masacres - de rusos imperiales contra bolcheviques la una, de bolcheviques contra polacos la otra, ambas indefendibles desde cualquier plano, político o humano-aquellos fragmentos históricos que respaldan sus propias interpretaciones.

Darío Lavia

Dedicado a Nikolái Aleksándrovich Románov y a Iósif Visariónovich Dzhugashvili



1: Guerra que tuvo lugar entre 1904 y 1905, entre dos potencias imperiales y expansionistas. La victoria del Sol Naciente fue total.

2: Estrictamente hablando de las fosas de Katyn, se calculan unos 12 mil oficiales polacos (incluyendo desde generales hasta pilotos). Sumando víctimas ejecutadas de campos de prisioneros de guerra del área de Smolensko (no solamente los POWs polacos) y enterrados en Katyn o sus adyacencias, la cantidad asciende a 22 mil almas.

3: No solo los juicios de Nuremberg fueron incapaces de arrojar culpables de Katyn, sino que la matanza permaneció como un tabú de la Polonia comunista hasta 1989. Poco después el gobierno de Boris Yeltsin reconoció que Katyn fue perpetrada por orden firmada por José Stalin y envío al gobierno polaco de Walesa todos los documentos relacionados. Pero la polémica continúa en nuestros días, con la negativa de Moscú a reconocer Katyn como genocidio o siquiera crímen de guerra, prefiriendo adherirla como "crimen político" del diabólico Stalin.

viernes, 31 de octubre de 2008

Las Siete Caras del Dr. Lao y Operación Masacre

7 FACES OF DR. LAO (1964), de George Pal

¿Que es lo último que puede esperar un pueblo perdido del lejano oeste que está a punto de desaparecer? Lo último… es la llegada de un chino.


Montado en un asno sin silla ni alforjas pero coquetamente adornado por una faja y una pecera encastrada en el lomo del noble animal, llega a Abalone el Doctor Lao.

Rápidamente conocerá a Ed Cunningham, joven editor del Daily Star, y al Sr. Stark, ambicioso empresario y dueño de casi todo el pueblo. Ambos estaban discutiendo sobre una asamblea que determinaría el fin de Abalone, cediendo los lugareños sus casas a su benefactor, el Sr. Stark, cuyo único obstáculo era la prensa independiente y acusadora del Sr. Cunningham.

Pero Dr. Lao, ajeno en apariencias a estas cuestiones, pondrá un aviso en el diario, anunciando la actuación en dos únicas funciones de un Circo cuyos números de atracción eran representados por figuras mitológicas de distintas tradiciones. Pan, Medusa y Merlín, ofrecerán su arte, su hechizo o su encantamiento, en un Circo mágico sin leones ni ecuyeres. Ningún ciudadano se perdió estas funciones.

¿De que se trataba este Circo? Era una suerte de arcón en donde uno mete su mano y saca un regalo milenario, preparado solo para él. Y como en general los seres humanos vemos mucho pero entendemos poco, el pueblo de Abalone no pudo más que apreciar el costado de entretenimiento del asunto, perdiéndose la verdadera magia que tan pródigamente ofrecía Lao. Solo un niño, Mike, vio y comprendió, como no podía ser de ningún otro modo.

Como usted ya habrá imaginado, los asuntos que darían la estocada al moribundo pueblo se terminarán resolviendo y no sólo eso, sino además las condiciones cambiarían de un modo inmejorable, ya que la llegada inminente del tren a esos lares, revitalizaría a todos al tiempo que revalorizaría a cada casa y a cada familia. Un pequeño toque de magia, un “¡Presto!” fue suficiente como para que todo el engranaje se moviera. Y así Lao desaparecerá en la misma bruma que lo llevara hasta ese remoto paraje de Arizona. Se irá con su asno, su pecera y sus visiones, pero algo ya había cambiado en las conciencias de muchos.

OPERACIÓN MASACRE (1972), de Jorge Cedrón


El 9 de junio de 1956, noche en la que peleaba Lausse (uno de nuestros grandes medianos -pavada de paradoja- quien pusiera en jaque nada menos que al gran Kid Gavilán), un grupo de oficiales del ejército argentino que intentaba restituir el poder a manos de Perón, propinaba el gran Golpe.

Lausse, que tantas veces congregara a las barras de amigos, esta vuelta serviría de “pantalla”: oídos comprometidos de entre el pueblo peronista esperaban de la radio alguna señal…algo…que alimentara la ilusión del “Perón vuelve”.

Pero este Gran Golpe había nacido muerto.


“Operación Masacre” es la historia de los fusilamientos de unos cuantos, que padecieron el escarmiento del gobierno de Aramburu, quien un año atrás derrocara y forzara a Perón al exilio.

Esta historia arranca con una serie de arrestos y allanamientos que recaen sobre un presunto grupo de conspiradores: quince trabajadores y vecinos de la localidad de Florida en el Gran Buenos Aires que terminarían detenidos en la Unidad regional San Martín, al mando del Inspector Mayor Rodolfo Rodríguez Moreno.

Noche cerrada, ambiente espeso y nervioso, y como broche, la radio encendida en la Unidad como en cada casa de barrio, que como siempre, servía de puente “con lo nuestro”…después de todo, Lausse, un buen radioteatro, algún tango, tiras, curdas, patos y grelas (1) siempre estuvieron “del mismo lado del mostrador”. No había razón para temer, pero...

…de las sombras de ése puente no emergieron ni Perón ni Lausse: el Golpe se había frustrado y se anunciaba la ley marcial en todo el territorio de la República, recomendando a la población “tener calma y confianza en la fuerza y consolidación de la Revolución Libertadora” (2).

De algún modo, esta Unidad fue por unas horas la antesala del Juicio Eterno en donde un puñado de pobres diablos… se unieron secreta e íntimamente en el rezo por una rápida absolución o por el fin de este absurdo pesadillezco. Víctimas y victimarios esperando algo que nunca ocurrió.

Desiderio A. Fernández Suárez, jefe de la Policía Bonaerense, daría la orden de fusilarlos a todos: allí donde otros peroraban, él actuaría, y no se andaría con dubitaciones ni con chiquitas.

“La noche…oscura…me cuenta de amasijos” (3)


“Quédense tranquilos, los trasladamos a La Plata” fue la orden, y uno a uno fueron subiendo los doce del patíbulo a un carro de asalto (4).

Y en un descampado cualquiera, que resultó ser el basural de José León Suárez, ocurrió la masacre. Bajo la luz de la luna apoyada por la de los faros del carro, seremos testigos de un aciago rosario de súplicas, corridas, balazos, gritos y muertos.


Cinco cayeron bajo los disparos de los máuseres. Del resto, sabemos que escaparon, pero solo para prolongar su desdicha. Todos terminarán muriendo, pero eso ya es otro felm.

“Es la historia de un amor, como no hay otro igual…” (5)

…la de nuestras clases postergadas con Juan Perón. En esta historia este amor se nos muestra sincero y sencillo, inofensivo, cándido. Los años y otros factores, harían un monstruo de él, y ni hablar de los medios con que se lo combatió.

Y como el felm busca que asumamos posiciones, que tomemos partido… completará su drama con material documental que sin dudas nos alerta y sensibiliza (6).

Enlace (en ritmo de tango)


Nos toca hoy –como siempre, créame buen joven- convivir con el populismo de los políticos, con el desinterés de los grupos económicos y con nuestra abulia cómplice y autodestructiva, todo esto en un contexto de competitividad y de violencia que tampoco es novedoso pero que es más acotado en sus expresiones que en otras épocas. De eso, que no le quepan dudas.

Ya pasaron los tiempos de la masonería, del Grial, de las catedrales y de Fulcanelli, del espionaje y de las armas secretas; de los misterios de la Trinidad y de los sumerios…todo eso son apenas muestras de museos.

Quizás las personas no hayamos cambiado tanto como los tiempos.

Cada uno es como un “pequeño político”; resbaloso, se mueve en el inmenso río como un pez que nada solo hacia adelante masticando lo que pueda y le salga al encuentro. Sin opiniones de peso, pero generalmente ofensivas e hirientes, mutando de tanto en tanto, poniendo a unos y a otros –y a si mismos también- siempre de un lado y del otro del bien y el mal e incluso adoptando como propios conceptos que no comprende ni le interesan, pero que le hace sentirse bien el verse asociado a ellos.

Lao y Cedrón nos invitan a que no olvidemos la mínima expresión de nuestro ser: el derecho que tenemos todos a convivir en este mundo, a disfrutar de lo que nos venga a la mano, a opinar, a tener amigos, a vivir. Nos convidan a volver a la sencillez de las personas y las cosas, a la alegría que provoca una ilusión o un match de boxeo o un picado (7), a creer en algo, o en alguien.

Ni los obreros asesinados eran mártires ni el pueblo de Abalone era la Sión de Enoch; eran seres que sembraban y cosechaban de las semillas que encontraban en sus bolsillos. Nunca hubo ni nunca habrá razón para despreciarlos ni mucho menos para matarlos. Pero algunos pensaban (y unos pocos hoy seguirán haciéndolo) que sí la hay.

Lao apostó a un niño y a un par más de lugareños, para crear conciencia suficiente sobre estos puntos tan rudimentarios; Cedrón en cambio, le apuntó a un público más grande y marcadamente sesgado: al de las juventudes comprometidas de su época.

Cedrón y Walsh nos muestran que el odio suele ser abyecto, ciego y mentiroso, y es propio de los ciegos que guían a otros ciegos (8)

Lao deja entrever en la complicidad de su mirada, que por bochornoso que sean los comportamientos prejuiciosos y hostiles, sean estúpidos o viles, todos ellos son rasgos humanos comunes a la mayoría, y que son realmente dichosos quienes puedan comprender esto sin airarse y sin despreciar a sus desdichados portadores.

Pasemos a una de las salas del circo de Lao, y escuchemos el diálogo entre una viuda de Abalone y el admirable Apolonio de Tiana


“- No puedo oirte.

- Debes escuchar.

- No necesitas ser tan brusco. Esto es solo un juego, después de todo... mira, lo que yo realmente quiero saber es... cuan pronto me volveré a casar?

- Nunca.

- Bueno, ¿que tipo de hombre entrará a mi vida? ¿A quien debo dejar entrar?.

- No hay ni habrá un nuevo hombre en tu vida.

- ¿Que es lo que haré con mi vida, si no seré rica... sin mas hombres, por todos los cielos que haré?

- Yo solo leo el futuro, yo no lo evalúo.

- ¡Esto no tiene ningún sentido!

- El futuro nunca tiene sentido... hasta que se trasforma en pasado.

- Bueno, vamos. Has tu trabajo. Te pagué. ¡Lee mi futuro!

- Mañana será como hoy... y el día que vendrá después de mañana será como antes de ayer. Veo todos los días que te quedan...como una tediosa colección de horas... llenas de inútiles vanidades. Pensarás que nada has pensado... y olvidarás lo poco que has conocido. La vejez vendrá, pero no la sabiduría. Ancianidad, pero sin dignidad. Sin hijos eres... y ningún hijo te recordará. De los deseos que en tu juventud una vez tuviste... de la extraña simplicidad con la que atrajiste a los hombres... tampoco te servirán... para retener en esta vida.

- ¿Que es esto, hombre feo?

- Los espejos usualmente son feos... y honestos. Cuando mueras... serás enterrada y olvidada. Y eso es todo. Y por todo lo bueno y lo malo... creado o destruido, toda tu vida será juzgada... tan bien como nunca lo has sido en tu vida. Lo lamento, pero lo que tu ves como una maldición no es más que verdad” (9).

Si la Viuda logra asimilar esto, podemos afirmar que su vida nunca será la misma. Lao agregaría que “El mundo entero es un circo” (10).


Espero que ahora que Walsh y Cedrón partieron con su asno y su pecera a otros pueblos, algo haya mejorado en nosotros.

Patricio Flores

A Javier Morello y a Caro Lorenzi


NOTAS
(1) Vocablos lunfardos que sería : “policías, borrachos, pobres diablos y mujeres”

(2) Cita textual del anuncio del decreto de ley marcial pronunciado por Isaac F. Rojas, contraalmirante y vicepresidente provisional.

(3) Del bello tango “Cuando el barrio se duerme”, de Teisseire y Caruso

(4) Son “doce” y no “quince”, ya que tres de ellos habían sido liberados por cuenta y riesgo de Rodríguez Moreno.

(5) Bellísimo bolero del fogoso compositor y empresario Carlos Eleta Almarán, interpretado por medio mundo…pero ojo, que no hay versión como la de Julito Rodríguez y su Trío.

(6) Recomiendo la sinopsis de Darío Lavia con precisiones y opinión valiosa sobre este buen felm. En cuanto al escenario histórico en que se desarrollaron, es importante saber que el propio Aramburu sería quien derogaría la Ley 14.117 que establecía penas de muerte por actividad sediciosa (ley fogoneada por Perón a raíz de la sublevación del General Menéndez de 1951, pero jamás aplicada a ninguno de los insurrectos ni a los cabecillas que en varias ocasiones se le rebelaran). Será el propio Aramburu quien, horrorizado ante semejante síntoma de barbarie, nos legara el decreto 8613 de diciembre de 1955, suprimiendo de una vez y para siempre, la pena de muerte.

(7) “Picado” es un partido de fútbol informal, donde uno llega y se suma a los que están jugando, así de sencillito.

(8) En referencia al cuadro de Pieter Brueghel el Viejo, basado en la enseñanza de Jesús a sus discípulos.

(9) En este punto quiero aclarar que soy argentino y que estos hechos retratados por Rodolfo Walsh y Jorge Cedrón –ambos desaparecidos a poco de estrenado el felm- no me indignan ni avergüenzan: Me entristecen. Entiendo que a veces los seres humanos rebajados a la condición de títeres, suelen ser mucho más agresivos incluso que el propio titiritero o que si obraran por si mismos, librados a su propia conciencia y no haciéndolo por otras prestadas. Pocas circunstancias son más cruentas que el obrar de estos grupos cuya conciencia grupal, sin escrúpulos ni límites, los enajena en defensa de la patria, o haciendo justicia o creando conciencia en los demás. Entiendo las motivaciones que llevó a esto, y también que es más fácil juzgar estos hechos a la luz de los años. Pero no debemos pasar por sobre la libertad ni por sobre la ceguera de nadie, para exigir que nadie pase por sobre las nuestras.

(10) También este bello felm es una referencia en si mismo, un felm atractivo y pintoresco como el circo, y como el circo de la vida. Como “2001 una Odisea del espacio”, que con los años, se ha convertido también en un monolito para muchos, o al menos, para mí.

domingo, 26 de octubre de 2008

La Edad de Oro y Salò, o los 120 Días de Sodoma

L'ÂGE D'OR (La Edad de Oro-1930) de Luis Buñuel
SALÒ O LE 120 GIORNATE DI SODOMA (Salò, o los 120 Días de Sodoma-1976) de Pier Paolo Pasolini

Gaston Modot en L'ÂGE D'ORLa Edad de Oro
Esta incalificable obra del cine surrealista de Luis Buñuel (1) y Salvador Dalí (co-guionista), carece de un argumento narrativo convencional y se dedica a poner en pantalla una serie de cuadros de mayor o menor grado de escándalo, pero de impacto aún vigente. Estamos en 1930 y a causa de su anticlericalismo, su teoría de la represión sexual y sus escenas chocantes, la película se prohibió terminantemente. Como escenas clave y su interpretación, hemos rescatado:
- un Jesucristo borracho y violador (odio hacia la Iglesia)
- los obispos transformados en esqueletos (el sin sentido de la curia)
- el protagonista (Gaston Modot) arroja a un obispo por la ventana (el odio a los clérigos)
- también defenestra una jirafa, y en otras escenas patea un perrito y pisa a un escarabajo (el mensaje antiecologista)
- cuando vapulea a un indefenso ciego (el no respeto hacia los discapacitados)
- y cuando abofetea a la madre de su amante (la rebelión hacia los mayores)
En definitiva, los realizadores violan todo tipo de convenciones con esta película, llegando quizá a plantar la reflexión de que todo tipo de males, violaciones, crímenes, etc tienen su raíz en que el autor no se ha descargado sexualmente. Aunque esta conclusión puede llegar a no ser más o menos válida que otra opuesta, dado el carácter ambiguo de la trama.


Paolo Bonacelli, Aldo Valletti, Giorgio Cataldi y Umberto P. Quinavalle en SALÒ...Salò
Adaptación de una novela del Marqués de Sade ambientada en tiempos modernos. Durante el período conocido como La República de Saló (un gobierno al mando de Mussolini establecido en el norte de Italia durante 1944, cuando la II Guerra Mundial dividió a Italia en el Reino del Sur bajo el mando de Badoglio y esta República de Saló) un grupo de jerarcas fascistas selecciona a 18 jóvenes (9 chicas y 9 chicos) todos vírgenes, para conducir una suerte de experimento dirigido a confirmar la afirmación de que "todo lo excesivo es bueno". Se encierran en un recluída villa donde planean vivir de orgía en orgía. Los jóvenes comienzan a ser violados, degradados, torturados y sometidos a mil perversiones. La película está dividida en tres capítulos (2):
- El Círculo de la Obsesión: Muestra el primer escalafón en el descenso hacia la abyección de estos jerarcas, y es cuando se dedican a realizar todo tipo de actos sexuales, sin distinguir hombres o mujeres.
- El Círculo de la Mierda: Se comienzan a mezclar las fantasías eróticas con una escatológica costumbre de sentir excitación a través de la ingesta de excremento.
- El Círculo de la Sangre: Es el final, la última fase de degeneración, en que se compara la fascinación y placer de la víctima de un violador (que puede repetir su acto innumerables veces) y el de la víctima de un verdugo (que solo puede ser ejecutado una sola vez). Sin embargo, la muerte sería buena, porque libera a la víctima de sufrimiento. El placer es en cambio el de la tortura y la mutilación de las personas.

Jesús borracho en LA ÂGE D'OREnlace
Sobre el final de LA EDAD DE ORO, un Jesús lampiño se retira de un castillo en el que ha participado de una extendida y salvaje jarana. El "Salvador" tiene una expresión descompuesta en su rostro y expresa la más grande de las tristezas (aunque también su gesto podría indicar la repulsión después de tanto placer carnal). Por su parte, Pasolini planta su cámara en el interior del castillo, mostrando las innumerables iniquidades que los jerarcas perpetran contra sus jóvenes cautivos. La cámara de Buñuel nos llena de desasosiego mostrándonos la consecuencia de la orgía. Nuestra mente llena el hueco narrativo con todo tipo de atrocidades innenarrables y felizmente (para nuestra mente) innenarradas. Pero Pasolini se dedica íntegramente a describirnos con lujo de detalle esas atrocidades. Para la película de Buñuel, Jesús embriagado de placer saliendo del castillo es el punto culminante de su cruento ataque a la Iglesia. Pero para la de Pasolini, la metódica y reiterada orgía representa una parábola de las clases sociales y su interacción dentro de las sociedad fascista de la época (y también en la moderna democracia occidental).

Dos genios del cine
¿Qué pasa cuando el cine destroza los sistemas de "normalidad" que las personas tienen incorporados como integrantes de una sociedad? A pesar que día a día tratamos de alejarnos de la idea de dividir todo y todos los que nos rodean en buenos y malos, naturalmente tendemos a manejarnos por esa percepción. Lo que nos resulta negativo, es malo, y aquello que nos da la impresión de positivo, es bueno. ¿Qué nos asegura que lo que consideramos bueno realmente sea bueno, sea malo o no tenga ningún carácter particular y solo "sea"? El Marqués de Sade planteó implícitamente estas cuestiones en su momento y ambos filmes (que toman la novela en mayor o menor dimensión) indagan inhóspitos territorios en los que nadie se siente cómodo y cualquier intento de interpretación requiere un esfuerzo intelectivo importante. Mientras este esfuerzo se haga bajo la premisa de una apertura mental de la suficiente envergadura como evitar el facilismo de negar lo feo, lo malo, lo perverso, lo obceno, tendrá algún sentido realizarlo. En los difíciles años '20, Luis Buñuel (por entonces un joven surrealista), trabajó sobre estos conceptos en el que sería su primer largometraje. En los tremendos años '70, el maduro ateo, comunista y homosexual Pasolini se sirvió de los mismos elementos para la que sería su última película. Dos genios del cine y un mismo tema de polémica que, en tanto propicie la discusión sana, genera evolución y aprendizaje.

Darío Lavia

Dedicado a Luis Buñuel, Salvador Dalí, Pier Paolo Pasolini, Pupi Avati



1: Tras su cortometraje en común UN CHIEN ANDALOU (Un Perro Andaluz-1929), Buñuel y Dalí generaron todo un escándalo en su época. Para la época de filmación del largometraje, ambos creadores se habían distanciado (dicen que Buñuel tenía fobia a Gala, quien no podía separarse de Dalí).
2: Creemos que estas divisiones refuerzan la idea de "viaje dantesco" al Infierno, literalmente.

lunes, 29 de septiembre de 2008

Prisioneros del Terror y Sabueso Verde

MINISTRY OF FEAR (Prisioneros del Terror-1944) de Fritz Lang
GUMSHOE (Sabueso Verde-1971) de Stephen Frears

MINISTERIO DEL MIEDO
Luego de estar confinado dos años en un asilo psiquiátrico por haber dado la eutanasia a su esposa, Stephen Neale (Ray Milland 1) es dado de alta y sale a una frenética y paranoica Inglaterra en plena II Guerra Mundial. Su primer viaje en tren le depara una extraña sorpresa, con la visita a una extraña feria de "Madres de Naciones Libres" en la que una adivina (Aminta Dyne) le lee la buenaventura y como premio se lleva un pastel. Stephen no lo sabe, pero se ha llevado un pastel muy "especial", pretendido por ciertas gentes indeseables. Al abordar su tren de regreso, un supuesto ciego (Eustace Wyatt) roba el pastel y dispara a Stephen, huyendo al tiempo que el tren aminora su velocidad debido a un ataque aéreo. Stephen sale en persecución de este presunto invidente, pero cae una bomba y evapora todo rastro, tanto del individuo como del pastel. Luego de esta extraña aventura, Stephen regresa a Londres y contrata a un detective privado (Erskine Sanford) para que investigue semejante caso. También acude a los organizadores de la mencionada feria de caridad, que resultan ser dos hermanos austríacos, Willi (Carl Esmond) y Carla (Marjorie Reynolds), con quien Stephen de inmediato congenia. Será la punta del iceberg de una atrayente encrucijada de espionaje, misterio y romance que ofrece como premisa básica la permanente duda o ambiguedad sobre el asunto.

DETECTIVE BARATO
Un buen día, Eddie Ginley (Albert Finney 2), presentador y animador de eventos de lotería y música, publica un aviso en el periódico ofreciéndose como detective privado. Eddie parece haberse leído las obras completas de Dashiell Hammett y Raymond Chandler y es un maestro honoris causa en el arte de la réplica cínica. Su sueño, tras la gran decepción de su vida, es ser el protagonista de una novela de misterio. De esta manera se le presenta su primer caso. Un desconocido contacta con él y le cita en un departamento. Al ingresar (ya que la puerta está abierta), un hombre obeso (George Silver) - siempre es indispensable en toda buena novela de detectives, le indica tomar un sobre e irse. En el interior hay una suma de dinero, una Smith & Weson de 5 balas y la fotografía de una joven (Carolyn Seymour) que resulta ser hija universitaria de un militar, la víctima que Eddie debe hacer desaparecer. Así nuestro protagonista se involucra con cuestiones de compleja resolución, relacionadas con la política sudafricana, el tráfico de armas y las drogas. Por si no lo aclaramos antes, Ginley vive en la Liverpool contemporánea y ennoblece tanto el pasado como desprecia el presente.

ENLACE
Con este, volvemos unir dípticos por similitudes marcadas en tramas. Ya que ambos filmes nos proponen a un protagonista con antecedentes mentales (en el caso de Milland, recién salido de un asilo; Finney, por su parte, tratándose infructuosamente con un psiquiatra) que llega a un lugar y momento equivocado siendo confundido por otra persona más (por Dan Duryea en la primera película y por Fulton Mackay en la segunda) y llevándose consigo un paquete destinado a otro (un pastel, un sobre con un arma y dinero). Ambos regresan en ferrovías (Finney en subterráneo) y emprenden la investigación de lo que ocurrido, Milland contratando al detective, y Finney por su propia cuenta. Ambos se topan con lazos fraternales equívocos, Milland con los hermanos austríacos, y Finney con su propio hermano. Y, por supuesto, la intriga será extranjera en cada caso (por parte de los nazis o bien de una facción de Sud África).

Pero más allá de estas coincidencias superficiales queremos hacer pie en el hecho de suplantar, sin quererlo, a un tercero desconocido. Esta situación se da, por ejemplo, en las entrevistas laborales en las que, siendo seleccionados, estamos capturando el puesto que pudo haber sido de otra persona con características necesariamente similares a las propias. Del mismo modo, el fracaso implica que una especie de sosías ha logrado el puesto para sí mismo. Por supuesto esta, digámosle, impostura de oficio, se da naturalmente en infinidad de aspectos de la vida urbana. De hecho, la sociedad nos requiere una alerta permanente en pos de ocupar esos protagonismos vacantes y de arrebatar (o arrancar) toda oportunidad a posibles competidores (y viceversa). Hasta que punto esta es un contraefecto de la vida civilizada, un precio que se tiene que pagar o bien, una faceta profundamente humana, será cuestión de otra elucubración, ya que debo publicar ahora mismo antes que algún otro lo haga por mi...

Darío Lavia

Dedicado a Patricio Flores



Ray Milland: Este actor ya ha sido eje de otro díptico, por su actuación como el Dr. James Xavier en X: THE MAN WITH THE X-RAY EYES (El Hombre con Vista de Rayos X-1963).
Albert Finney: Otro monstruo sagrado de la pantalla, que también nos diera sustento para mencionarlo en la imperecedera BEFORE THE DEVIL KNOWS YOU'RE DEAD (Antes que el Diablo Sepa que Estás Muerto-2007).

domingo, 21 de septiembre de 2008

Orlando y La Princesa Mononoke

Orlando de Sally Potter (1992)

La historia de un joven hermoso, taciturno y noble (de sangre normanda salpimentada con sangre sajona) que a inicios del siglo XVII se repartía entre el placer de los encantos de su condición y época, y su afición por la poesía.

Adoptado de muy joven por la Reina Isabel, ésta dotará a nuestro joven de aspiraciones y ambiciones, posesiones, títulos y mayor nobleza... todo en reconocimiento y premio a su gracia y su belleza. A cambio, la Reina exigiría de Orlando “no dejarse marchitar ni apagarse nunca, no envejecer”.*

Semejante legado y condiciones, y semejante mujer, no podría menos que alterar definitivamente su carácter. En tiempos de “cosas por su nombre”, de posturas sin ambigüedades, de hombres de guerra y de mujeres en sus asuntos, de soles ardientes y de pasiones impetuosas de una juventud ensalzada –herencia ineludible de la cultura clásica-, Orlando recibirá sus credenciales de eternidad de manos de una vieja y poderosa reina, saturada de política, de sangre, de intrigas... lúgubre fondo contra el cual la belleza y juventud de Orlando irradiaría en todo su esplendor.

Y fue durante la Gran Helada, que llegó el amor. Y con él, su primera gran frustración y dolor, de manos de una princesa rusa, Sasha.

Siendo hombre y siendo noble, aprendió de esta experiencia una lección que comprendería cabalmente con el correr de los siglos: La vida es un juego del que es imposible sustraerse.

Muchos aceptan sus reglas y sus condiciones tal y como les viene, pero hay algunos que las alteran... no todos los seres pueden ser comprendidos con la misma mirada, y quizás aquellos que se muestran más discordantes, sean los más deseados, los más bellos, los que se nos graban de por vida en nuestras mentes y en nuestros corazones.

Sasha aceptó la pasión de Orlando, pero rechazó su amor, y Orlando nunca olvidará esto.

Nuestro personaje ahora viaja al Oriente, a Constantinopla, en carácter de embajador.

Cuando vuelva, ya no será el siglo XVII, ni será embajador... ni será varón.

“…es cual flor que no esparce su aroma…” **

Guerra entre los turcos, vivencias entre gitanos milenarios, y una naturaleza tan indócil como excitante, dejarán otra impronta en nuestro Orlando quien, ya de vuelta en su tierra, deberá enfrentarse a la pérdida de todos sus privilegios. Siendo ahora mujer, quedará excluida de los amparos de la ley y de la médula social.

Ante la frivolidad y pobreza de su entorno –aunque orlada por nombres de peso- Orlando optará por seguir en soledad, y con el tiempo, volverá a Sasha (en sus recuerdos, es claro), reviviendo la frustración de la “presa imposible”, pero ahora del lado de la presa. Será ella quien dirá “no” al Archiduque H., y con esto, asumirá una postura desafiante a todo el sistema, a la época y a la tierra. Orlando se recibe de “mujer” el día que prioriza su independencia por sobre la propuesta de H., quien de buena fe le ofrecía abdicar para poder “volver” a reposicionarse en el juego de la vida: mujer casada...hijos... en fin.

No pasemos por alto el hecho que, luego de haber gozado de las atribuciones que tuviera como (hombre) noble, se negara a ceder fácilmente sus privilegios. Pero si no tenía opción, los perdería. Solo un matrimonio podría preservarle aún su patrimonio.

“(El amor) no descansa hasta no revestirse de carne y sangre...” ***

Su osadía se vería recompensada cuando una tarde -desbordante de soledad y poesía-, apareciera Shelmerdine “el Hombre”. Ella le ofrecerá su mano contrariando toda convención... y ya Orlando no será más Sasha etérea y huidiza; ahora será Mujer de Un Hombre. ****

Claramente queda expuesta su voluntad de imponer y afirmar su calidad de mujer independiente. En el felm, Shelmerdine “cruzará espadas” con Orlando, pero no aceptará el matrimonio.

Ya asentada y definida su sexualidad y su madurez, podemos especular que su lenta transformación encuantra un paralelo con el proceso madurativo de la propia Inglaterra.

Una adolescencia arrogante (Isabel I) a un período más aplomado y estable (Eduardo VII), donde todo “parecía haberse encogido” al decir de nuestro querido o querida Orlando... donde el sol ya no se adueñaba de los quehaceres ni la luna de los placeres, y donde un anillo en el cuarto dedo de la mano izquierda conllevaba compromiso solemne entre hombre y mujer, constituyendo frontera indiscutible que separaba lo admitido de lo inadmisible. A la pasión de tiempos isabelinos, se oponía ahora la fidelidad, la modestia, el decoro, las miras a largo plazo, la especulación, la abreviación, lo estrictamente útil y práctico. La hemos visto pasear en faetones, en duques, en hansones, en landós... y ahora vemos a Orlando en una Norton con sidecar, junto a su hija.*****

Ya en pleno siglo XX, publicará sus vivencias en un libro. Será el corolario de vida de quien supo ganarse el derecho de sobrellevar siglos sobre sus espaldas, siendo siempre fiel a la estatura que obligaba la nobleza de su sangre.

La Princesa Mononoke, de Hayao Miyazaki (1997)

Una aldea medieval ******, una mañana apacible y soleada, se verá consternada por la irrupción furibunda de un dios jabalí que profana la calma a puro destrozo y sangre.

Un valiente y joven príncipe, Ashitaka, enfrentará al dios y lo vencerá con certero flechazo en un ojo, rematándolo con otro en medio de la frente.

Hechos los honores al dios muerto, Ashitaka se descubre en su brazo una marca, producto de una esquirla del combate. Ese daño, que con el transcurso del tiempo se iría extendiendo al resto del brazo y luego a todo el cuerpo, sería mortal para el príncipe.

Buscando el oráculo, Ashitaka comprenderá que su vida se acorta rápidamente. No obstante ello, tendrá la oportunidad de salir a enfrentar su destino, desandando el camino del dios jabalí, y buscando comprender el origen de su ira y de su embestida. Se llevará consigo la bala de hierro que extrajeran del costado del dios muerto, proyectil que causaba el dolor que explicaba su ceguera y arremetida.

“Lo que en verdad existe, puede ser en verdad conocido” *******

Ashitaka y su fiel reno dejarán la aldea y se adentrarán a un mundo de samurais sanguinarios, de mercaderes especuladores y vocingleros, de robos y pillaje. Allí conocerá a un extraño monje, Jigo, quien al ver la munición (la extraída del costado del dios jabalí), le relatará la historia de una “ciudad de hierro” que linda con un bosque fantástico, último refugio de dioses animales, en donde reina el “dios de los bosques”: un caminante nocturno que durante el día asume la forma de ciervo con rostro humano, y que de noche yergue sobre sus extremidades traseras y crece en varias veces su tamaño, cobrando forma de deidad antropomórfica. Su gobierno es de paz. No obstante, las continuas incursiones en busca de minerales y la constante tala de árboles, han puesto a dioses y animales del bosque en pie de guerra contra dicha ciudad, ciudad donde gobierna con mano firme una Dama, Lady Eboshi.

Ashitaka tendrá un encuentro casual donde se enfrentan ambas fuerzas y allí conocerá a Mononoke, una muchacha criada por Moro, una diosa lobo, y que era la líder de una reducida manada. De esta vivencia, Ashitaka rescatará de la muerte a un par de habitantes de la ciudad, e iniciará un camino que lo exaltará y a la postre, permitirá preservar su vida: el camino de la paz.

La trama se torna muy compleja en este punto, y no es afán de este servidor aburrir (aunque lo logra con un nivel de refinamiento que a veces es admirable).

Pero permítaseme saltearme hasta el hecho que, luego de un combate decisivo en que mueren casi todos los animales, muchísimos hombres, y queda derruida la “ciudad de hierro”; pereciendo incluso el propio “dios de los bosques”, Ashitaka alcanzará y comprenderá el propósito de su viaje... quizás también el “porqué” de su herida a tan temprana edad.

El final nos muestra un pueblo devastado, un Ashitaka iluminado, y un escenario donde se podrá reconstruir otra ciudad, pero esta vez, basada en principios bien distintos a los que la forjaran en el pasado; en el principio de la armonía entre todos los seres que habitan ese espacio, hombre, animal y dios. Lady Eboshi tanto como Mononoke seguirán distanciadas pero seguramente, su lectura de los hechos y sus motivos de venganza, habrán cambiado para siempre.

Enlace

Ambos felms tienen el noble cometido de presentarnos en sociedad la importantísima figura de la “mujer”. Se destacan por lejos -dentro de una vasta iconografía- de aquellos que se posan solo en lo obvio, o en aspectos poco creíbles o razonables.


Ambos refieren historias de príncipes y princesas, y de las obligaciones derivadas de tales estirpes.

Podríamos agregar el interesante carácter de “refundacional” que conllevan las guerras, tema apasionante y complejo.

Pero entre muchas, me gustaría destacar solo una: “vivir” es el “derecho” que debe ganarse, jugando el juego de la vida.

Siendo innecesario el distingo entre “vivir” y “despertarse respirando”; seguiremos en la dirección en la que el “vivir” significa “definirnos”, “orientar nuestra nave insignia”, plantearnos y plantear permanentemente el rumbo de las cosas, tomar decisiones que afecten nuestro norte actual y corregir todo aquello que no da los resultados esperados.

Este “vivir”, si bien arranca con el nacimiento, no es hereditario ni transmisible ni tiene relación alguna (que yo vea al menos) con títulos o con cunas de abolengo. Es más, ni siquiera tiene que ver con el sexo con que nacimos.


No todos los esfuerzos serán exitosos ni todos los hechos serán conducentes; el azar, nuestro hogar, las personas que conocemos y las que no conoceremos jamás, también juegan un papel en todo esto. Nunca navegaremos dos veces el océano de la vida********. Orlando y Ashitaka lo tuvieron muy presente.

Orlando no había nacido mujer, pero llegaría a serlo. Tampoco había escogido su sexo. Nadie puede hacerlo. Pero lo que sí es de suyo propio y lo será por siempre, será su identidad sexual, con todo lo que implica.

¿Operan fuerzas ingobernables? Muy cierto, pero solo recién cuando el esfuerzo humano ha llegado al límite de sus alcances, de sus posibilidades. *********

A veces, esta búsqueda se debe a condiciones innatas del ser, y otras veces, la vida es quien presenta la circunstancia.

Este es el caso. Ashitaka podría haber sido un gobernante justo en su aldea; sin embargo, un dios arrebatado lo obligó a salir a enfrentarse a su destino. A su retorno, Ashitaka estará mezclado entre dioses y reyes, como uno más entre ellos.

Dejemos la última palabra a la genial Virginia Wolf

“La vida, según convienen aquellos cuya opinión vale algo, es el único tema digno del novelista... según esas mismas autoridades, nada tiene que ver con estar sentado en una silla, pensando. El pensamiento y la vida son polos opuestos. Por consiguiente –ya que sentarse en una silla y pensar es precisamente lo que ahora hace Orlando-, solo podemos recitar el almanaque, rezar el rosario, sonarnos las narices, atizar el fuego y mirar por la ventana hasta que haya concluido. Orlando estaba tan quieta que se hubiera oído hasta la caída de un alfiler. ¡Ojalá hubiera caído un alfiler! Siempre eso hubiera sido alguna vida. O si una mariposa hubiera entrado por la ventana y se hubiera posado en su silla, uno podría escribir sobre ello. O si se hubiera levantado a matar una avispa. Ya podríamos empuñar la pluma y escribir. Ya habría una efusión de sangre, aunque de sangre de avispa. Donde hay sangre, hay vida. Y aunque matar una avispa es una bagatela en comparación con matar un hombre, es sin embargo, un tema mejor para el novelista o el biógrafo que este mero dejarse vivir, este repensar, este inmovilizarse en una silla día tras día, con un cigarrillo y una hoja de papel, una pluma y un tintero”.

Patricio Flores

A Dorothy Gale y a Tilda Swinton.



Notas:
* Dorian Gray, ¿no?

** Del bolero “Una mujer”, de don Gregorio Barrios

*** Virginia Wolf, “Orlando”

**** En la novela, se casarán ambos, y Shelmerdine vivirá de travesía en travesía, cual su naturaleza viril, mientras Orlando lo sueña despierta y lo espera, cual la suya.

***** En la novela, tendrá un hijo, y será varón, y será de Shelmerdine, cuya belleza andrógina como la de Orlando nos sugiere que alguna vez, fuera mujer, y deviniera con los siglos en varón.

****** Para los japoneses, si no hay una aldea y no son tiempos medievales, no hay felm posible.

******* Sócrates, del “República” de Platón

******** Parafraseando a Heráclito el Oscuro

********* El cambio de sexo de Orlando (entiéndase bien) me lleva, en cuanto milagroso, a un Bowman ya en manos de su destino estelar, iniciando su nuevo ciclo evolutivo. (Odisea 2001)

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