lunes, 18 de septiembre de 2006

JFK y Vuelo 93

JFK (JFK-1991) de Oliver Stone
UNITED 93 (Vuelo 93-2006) de Paul Greengrass

Parecería que una de las disciplinas que más gustan al público es la de las teorías de conspiraciones. Es sabido el refrán de que "la historia la escriben los que ganan", y se sabe que muchos hechos que son dados por ciertos en los libros, son refutados o reemplazados con el correr de los años, a través de investigaciones. Estas investigaciones surgen luego de un cuestionamiento escéptico sobre el planteamiento de ciertos hechos. Y las teorías de conspiración surgen por un exceso de estos cuestionamientos sobre los hechos escritos. De esta manera, el revisionismo histórico es seguido por un falso revisionismo que es en verdad una negación de todo lo que ha sido tomado por veraz y documentado.

Una de las teorías de conspiración más plausiblemente ofrecidas por la pantalla es la que presenta JFK, dirigida por Oliver Stone y con una duración de varias horas, lo que nos permite meternos de lleno en los años '60 y hacernos petit conocedores de los apellidos de los varios personajes implicados en el asesinato del presidente John F. Kennedy, acaedido el 22 de noviembre de 1963. La película sigue la investigación llevada a cabo por el Fiscal Jim Garrison (Kevin Costner), quien, habiendo seguido varias pistas, encuentra potenciales implicados o secuaces que habrían echado por tierra la conclusión oficial de la Comisión Warren, dirigida por el Juez Warren (encarnado, en un cameo, por el auténtico Jim Garrison). Para esta comisión la muerte del presidente fue responsabilidad de un hombre solo. Tal hombre, Lee Harvey Oswald (Gary Oldman), es detenido al poco tiempo de producirse los disparos fatídicos y muerto a los dos días de su detención por otra bala certera, la del rufián Jack Ruby (Brian Doyle-Murray). A pesar de que Garrison se topa con un sospechoso muy particular, llamado Clay Shaw (Tommy Lee Jones), las autoridades federales lo obligan a abandonar el caso y a plegarse a la postura oficialista. La película logra explicar algunos de los motivos por los cuales se querría la eliminación de Kennedy. En principio nos deja en claro que la Mafia, la CIA, cierta plana militar, el FBI y hasta el vicepresidente Lyndon Baines Johnson, tenían más interés en un Kennedy muerto que vivo. De hecho, la negativa de Kennedy a invadir Cuba y su marcada intención de promover la retirada de tropas norteamericanas de Vietnam, cuestiones referidas a la estrategia de la por entonces vigente Guerra Fría, habrían dado motivo a los instigadores del asesinato. La película nos sugiere este interesante abanico de teorías, de un modo serio y didáctico. Aunque es innegable que el fuerte pasa por la desgarradora descripción que Garrison hace de los momentos culminantes del magnicidio.

UNITED 93 es una película muy distinta. No tiene protagonistas reconocibles, no tiene personajes con historias previas, no muestra villanos (a pesar de que los terroristas son los agresores, no se los ve bajo el cliché del típico villano terrorista), no muestra ningún intento de didactismo acerca de la fatídica fecha del 11 de septiembre de 2001, salvo el de las imágenes que ud. y yo vimos por la pantalla del televisor a lo largo de dicha jornada. La cámara nos muestra, con una gran inquietud (o más que eso, casi llegando al insoportable estilo Jerry Bruckheimer, cuyas películas son, por el exceso de movimiento de cámara, automáticas generadoras de náuseas), como el vuelo de United Airlines, con unas 40 personas a bordo, es tomado por terroristas que utilizan como armas un cortaplumas e insultos en otro idioma. En un principio los pasajeros mantienen la calma: "tranquila," dice uno de ellos, "los terroristas nos aterrizan, piden la liberación de algún compañero o piden dinero y luego nos liberan, conozco como proceden." Sin embargo, la posibilidad de comunicación con el exterior, a través de telefonía celular, hace que tomen nota de la tragedia que se avecina: Dos aviones han impactado contra las torres del World Trade Center y un tercer avión impacta en el Pentágono. La película intercala el ambiente dentro del avión con escenas en un cuartel militar donde se discurren vías de acción a tomar, una de las cuales es la de, como precaución, derribar el avión (que parece tener como blanco la Casa Blanca). Se intenta obtener autorización y contactar al presidente, que supuestamente está en su avión presidencial oculto tras alguna nube y completamente inubicable. La confusión rodea a las personas en tierra. Los pasajeros en el aire tardan poco tiempo en comenzar a sospechar que están en problemas realmente serios. Es el apocalipsis y no hay escapatoria, así que, perdido por perdido, si ya estamos todos muertos, vamos a presentar batalla. Y algunos hombres fraguan junto con azafatas un ataque que, por supuesto, será el que termina provocando la caída del aparato en una zona cerca de Shanksville, Pennsylvania. La película logra un alto grado de suspenso, seguramente por una sumatoria de ingredientes, vertidos con inteligencia por el director. Alguno puede aducir que la ausencia de caras conocidas refuerza el realismo, pero cuando vemos el rostro asustado de David Rasche, protagonista de la serie policial cómica SLEDGE HAMMER (Martillo Hammer), se nos tuerce el alma, y es que su rostro refleja toda la tristeza que uno pueda imaginarse. Tal vez la repetitiva secuencia de los llamados teléfonicos a los seres queridos es la que toque una fibra íntima, ya que todos tenemos, mal que mal, seres queridos. Si uno es informado de que en 40 minutos va a morir, es creíble que pase sus últimos momentos rezando y expresando su amor a sus parientes.

Conclusión
JFK es una película que recrea los hechos del asesinato de Kennedy y trata de proponer una teoría factible acerca de todos los hechos extraños que rodearon no solo el atentado sino la investigación y sus conclusión. Hoy día, encuestas revelan que un alto portentaje de ciudadanos creen que Kennedy fue víctima de una conspiración. El hecho de que los documentos de la investigación serán abiertos al público recién a partir del 2017 es una evidencia de que es un tema candente. Los temas candentes suelen serlo en su época, o durante los diez años posteriores a su ocurrencia. Hechos que en su momento generan posturas vehementes y opuestas, van perdiendo con los años fuerza, y la posteridad brinda la imparcialidad necesaria para analizarlos en profundidad y sin temores. UNITED 93 es también eje de una controversia y es respecto a la versión sobre que el avión fue derribado por cazas militares norteamericanos. Incluso la jornada fatídica misma, es asignada no al líder terrorista Bin Laden sino al propio presidente Bush (h), que de esta manera logra respaldo político para una ofensiva en Medio Oriente cuyo objetivo no es liberar pueblos sino captar yacimientos petrolíferos vitales.

El informe oficial dice que la valerosa acción de los pasajeros provocó la caída, sin embargo, hay, como decíamos al principio, una sensación generalizada de que todos los informes oficiales tienden a torcer la verdad de los hechos. Es probable que con los años se pueda conocer esa verdad. Tal vez se ratifiquen los hechos, o bien se rectifiquen. Por lo pronto, la película de Paul Greengrass es un válido intento de generar suspenso, aunque bien ubicada en la postura oficial. Claro, la sensibilidad sobre los hechos del 11 del 9/2001 es mucho más candente que la del magnicidio del 23 del 11/1963. Y esa sensibilidad hace que la película complazca también a aquellos ciudadanos preocupados no por la película sino por su mensaje ideológico. Pero también provoca decepción a los interesados en la verdad, quienes, como Oliver Stone hizo con su monumental JFK, pueden generar con el correr de los años alguna otra película que refute los hechos mostrados en esta.

Por Darío Lavia

lunes, 4 de septiembre de 2006

La Noche de la Iguana y 1984

NIGHT OF THE IGUANA (La Noche de la Iguana-1964) de John Huston
1984 (1984-1984) de Michael Radford

El felm nos muestra a nuestro propio mundo en un futuro indefinido; donde 1984 es un año tan improbable como 2050 o 3112. Lo concreto es que se halla dividido en tres grandes regiones -Oceanía, Eurasia y Asia Oriental- que viven permanentemente en guerra o, mejor dicho, que hacen de la guerra el eje de todas sus políticas internas y externas. La historia se centra en Ingsoc (Inglaterra socialista), donde la sociedad se halla dividida en tres grupos claramente diferenciados: Los Altos (altos funcionarios del Partido, suponemos); los medios (los miembros del partido, que solo trabajan para el Partido); y los bajos (los llaman los "Proles", todos aquellos que no pertenecen al Partido). Es sencillo.

Todos los que no son Proles trabajan para el Partido. Este les asegura la permanencia dentro de su categoría, lo que conlleva unos dólares, vituallas, una habitación, y poco más que esto. Pero para que usted se forme una idea más acabada, diremos que las calles se hallan permanentemente patrulladas por "giros"; que todas las paredes de la ciudad tienen su propio "carapantalla" (una pantalla gigante que recibe y emite imágenes y sonidos) con la constante observación del "Gran Hermano", Líder y Protector de la Sociedad.

La transformación social se inició y se renueva constantemente a través del cambio del idioma Inglés a una "neolengua", que sintetizan dos o más palabras en una sola; y limita el lenguaje a lo estrictamente necesario para comunicarse entre personas, de un modo absolutamente impersonal. Ya en un plano más reducido, digamos que cada niño recibe su educación en un Centro de Espías, siendo cada uno guardián y tutor del cumplimiento de la doctrina del Partido dentro de cada hogar. Y que cada padre, además de trabajar para el Partido, dona horas a actividades extracurriculares del mismo, como la organización de eventos. fabricación de municiones, etc.

Dicho lo dicho; los protagonistas son tres. Winston Smith (John Hurt), un trabajador más, que tiene dudas sobre el Ingsoc, que se plantea en su intimidad si siempre las cosas fueron así y si serían posibles de otro modo; Julia (Susana Hamilton), una muchacha atrevida y decidida aunque sin ideales de ninguna índole, que ve en Smith a un hombre distinto al resto de los alienados y se enamora; y O'Brien (Richard Burton), funcionario del Partido en quien Smith tiene puestas esperanzas de que pueda ayudarlo a encontrar a la Resistencia, aparente organización dirigida por el Enemigo Público del Ingsoc: un tal Goldstein.

"La guerra es la Paz; la Esclavitud es la Libertad; la Ignorancia es la Fuerza" es uno de los axiomas del Ingsoc. El otro es igualmente interesante: "Quien domina el pasado, domina el futuro; quien domina el Presente, domina el pasado". Imagínese la clase de seres que pueden componer esta sociedad: seres adocenados, inmersos en dogmas paradójicos y orientados en una sola dirección: la del Partido.*

Y el felm, aunque parezca definitivamente otra cosa, es una intensa historia de amor entre dos seres que tienen inhibida su capacidad de amar y que saben que, amándose, se arriesgan a ser atrapados por el Partido y sometidos hasta el amansamiento de sus espíritus (usted se habrá imaginado que nada parecido a "espíritus libres" caben en la historia). Será O'Brien quien, proponiendo un cebo, acabe con la incipiente relación entre Winston y Julia y será además quien inicie el proceso de depuración de sus almas. El mismo O'Brien conducirá personalmente la tortura de ambos, y les dará oportunamente la reinserción en la sociedad, ya con los genes amansados y las mentes mejor dispuestas a comprender que el Partido es la Realidad, es la Verdad, es Todo.

"La noche de la Iguana" nos muestra a un caído reverendo Shannon de la Iglesia Episcopal (Burton), que encuentra trabajo como guía turístico en excursiones a bellos lugares de México. En una de estas excursiones, un grupo de mujeres mayores Bautistas lideradas por la Hna. Fellowes (Grayson Hall) cuenta con una bella e inquieta joven Goodall (Sue Lyon) quien hace todo lo posible para seducir a nuestro Reverendo. Aunque no lo consigue, logra al menos "sacarlo de escuadra". Será la Hna. Fellowes quien exponga la situación del amorío a los empleadores de Shannon conminándolos a despedir al Reverendo, dejándolo ahora sin "tercera chance" de reinsertarse en la sociedad.

Entretanto, la excursión deriva a un hotel regenteado por la Sra. Faulk (Ava Gardner) y, para terminar la composición del cuadro, llegan sin dinero y casi sin equipaje, un anciano poeta (Cyril Delevanti) y su nieta Ana (Deborah Kerr), quienes recorren el mundo sustentándose con el producido de las ventas de los retratos dibujados por ella a los turistas.

Entonces, en limpio, se encuentran en los bellos parajes mexicanos de Puerto Vallarta un excomulgado reverendo a punto de perder nuevamente su empleo, una excursión de mujeres bautistas acompañadas de una joven sensual y caprichosa, una regente de Hotel liberada de cualquier cosa vinculada a la religión, y un viejo poeta y su nieta retratista. ¿Qué tal?

Anárquica la composición, mas, en el fondo, lo que Huston nos enseña es que en el fondo estos personajes son una buena muestra de los miedos, prejuicios y valores que todos tenemos por ser simplemente humanos. El nudo conceptual del felm es la diferenciación entre la vigilia y el sueño, o si prefiere, entre la dura realidad y la realidad imaginaria, tan útil para soportarlo todo.

El Reverendo no puede más con su alma. Culpas propias del pasado y prejuicios de este extraño entorno cristiano (¿cristiano? ¿prejuicios?) lo torturan. Pero de su impensada relación con la retratista sacó en claro que a la vida no hay que enfrentarla ni evadirla: hay que "vivirla". Y para vivirla, ¡nada mejor que Ava Gardner (perdón, la Sra. Faulk)!

Enlace
Los dos felms nos muestran al amor entre dos seres como solución a conflictos existenciales, o como punto de partida de una vida que valga la pena ser vivida. En 1984 el fracaso del amor era inevitable. Así como todos nacemos con el germen de la muerte incorporado, los pobres habitantes de Oceanía nacían con el germen del amor atrofiado. Algunos, como Winston y Julia, sabían que existía y querían arrimarse al precipicio para ver. Corrieron el riesgo, fueron atrapados y torturados, hasta la muerte del deseo.

Para La Noche de la Iguana, en cambio, el amor llega como corolario de sufrimientos y tormentos psíquicos en la mente del reverendo. El corolario de una vida desbarrancada pero prestamente encauzada con un golpe de timón que pone las cosas en su real condición. Las ordena y prioriza, y las vuelve tolerables. En todo caso, las respuestas al entorno hostil que representaban ambos escenarios -Puerto Vallarta y Oceanía- se encontraban en el amor. Algo tan fácil de decir y tan difícil de comprender, ¿no?

Por otro lado, a veces se torna indispensable la construcción de un mundo interior fantástico, que nos permita soportar la violencia y la pobreza que nos circunda. Eso hicieron Winston, Shannon y... quizás usted también. Tal vez sea esto lo que motive a estas pobres líneas, que poco homenaje rinden -aunque sincero- a Radford y a Huston; a Orwell y a Tennesee Williams.

Patricio Flores

* Alguna vez Jesús nos comparó con ovejas.

A Ava Gardner

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