jueves, 22 de marzo de 2007

Bird y La Conquista del Honor

BIRD (Bird-1988) de Clint Eastwood

El felm "se siente"; de eso no caben dudas.

Es eminentemente musical, y Eastwood manejó magistralmente todos los atributos del bebop para retratar a su figura más representativa: Charlie Parker.

Talento, fuerza rítmica, vértigo e improvisación, serán los puentes comunicantes entre la música de Yardbird y este notable felm.

Arranca bien de abajo, de la pobre infancia en la periférica Kansas; y va dando saltos por la adolescencia y la plena juventud del Genio, hasta su muerte, a los 34 años.

Pero va de a saltos…Con buen uso del rubato, Eastwood deja fluir la narración por momentos y vuelve a ajustarla, intercalando momentos menores y mayores de la atormentada vida de Parker. Aquí, el tiempo transcurre libremente por entre aquellas cosas que realmente marcan una vida. Lo que sí es cronológico será la muerte de Bird; ocurre al final; es "el final".

El ver hasta que punto Parker era incomprendido es algo que, además de la admiración natural, despierta genuina empatía entre quienes ven el felm. Parker padece de aquella clase de soledad de quien vive rodeado de seres que lo aprecian, pero no lo comprenden cabalmente*.

Y Bird sufre, y no puede soportar los artificios de músicos mediocres; la medianía de un sistema que no valora las cosas esenciales, la adulación de las multitudes fetichistas y veletas. Será un Juez quien le explique a Parker (ante una súplica del mismo Charlie por no perder su carné de músico profesional): "Sr. Parker, lo que Ud. pide es razonable, pero no es así como funciona el sistema". Y le retiraron el carné de músico; o lo dejaron fuera del sistema, sistema que no funcionaba correctamente con personas como Parker.


Su alter ego debiera haber sido Dizzy Gillespie (¿si?) quien, con los mismos rasgos de genialidad, logró meterse de lleno en este mundo materialista, liderando agrupaciones –luego orquestas- que han sido un éxito desde todos los ángulos posibles.

Hay un diálogo entre ambos en medio del felm; un stacatto que por sí solo vale la película. Charlie quiere saber como puede Dizzie convivir con un medio tan bajo, y Dizzie le responde que "por rebeldía, porque él (Dizzie) hace justamente las cosas que ellos (los blancos) no esperan que haga…Yo soy un Revolucionario, y tu eres un Mártir". Dizzie conocía las reglas, y las usó en su propio provecho…una suerte de "vencerlos con sus propias armas". El tema del negro y del blanco, el genio y la pobreza, la justicia y la miseria…hay que convivir y realizarse dentro de estos parámetros que son tan característicos de toda sociedad humana.

FLAGS OF OUR FATHERS (La Conquista del Honor-2006) de Clint Eastwood

Quizás sea la madurez y la falta de prejuicios lo que más atraiga en los felms de Eastwood. No le teme a la moraleja ni a la burla de quien ve todo siempre "bajo el agua". Tiene algo que decir, y lo dice. Y punto.

Hablar de la tremenda Batalla de Iwo Jima es hablar de uno de los más valorados triunfos de los Marines durante la II Guerra. Digo esto por la envergadura estratégica de la Isla, por la cantidad de muertos de ambos bandos y porque fue el envión necesario para seguir manteniendo la ofensiva bélica norteamericana, en momentos de dudas y de recesión y agotamiento de su economía.

Volvamos a la Guerra, (y pido perdón por la digresión... soy un hombre mayor, y creo que debe introducirse al tema para poder hablar del felm).

Ya Estados Unidos había hecho lo suyo en la retoma de las Filipinas de manos japonesas e iba ahora decidida a tomar Tokio. En este contexto, las Islas de Iwo Jima y Okinawa eran fundamentales ya que constituirían una base sólida para una próxima invasión a la Ciudad del Sol Naciente.

Esta Isla con forma de pata de jamón, tiene en su extremo sur un gran Ojo: el volcán Suribachi. De dominar la altura del volcán, el resto sería cuestión de tiempo. Y hacia allá se dirigieron todos los Marines (unos cien mil); en medio de azufre y lodo, de lava y barro.

Pero los nipones del General Kuribayashi, firmemente emplazados en un complejo sistema de túneles y callejas subterráneas, causaron estragos inimaginables. El valor real de Iwo Jima no estribaba en sus recursos naturales. Era la antesala de Tokio. Era el último bastión; y debía ser inexpugnable. Y así la defendieron.

La victoria con que se selló esta Batalla terminó siendo decisiva. Pero fue otra victoria, la de la propaganda, la que le permitió a Truman recaudar todos los fondos vitales para poder encarar el resto de la Guerra con Japón sin ceder en ninguna de sus aspiraciones.

Y el origen de la propaganda fue una foto. Una foto notable donde se ve a un grupo de marines enarbolando la bandera norteamericana bien alto del monte Suribachi a la vista de propios y ajenos. (todo mortal alguna vez vio esa foto).

Y allá va Eastwood con su cámara y su relato; a mostrarnos (mostrarles) a todos (los norteamericanos) cuanto de real y de valioso, y cuanto de producido y de artificio hubo en tal foto, y posteriormente, en la inmortalización de esa toma.

Parece que nos quiere mostrar "que tanto" tiene una gesta de "heroica" y que tanto tiene de "humana"; y que diferencias existen entre lo que verdaderamente ocurrió y lo que "necesitamos que haya ocurrido así".

El manejo propagandístico de estos actos heroicos evidentemente contrasta con el arrojo y la camaradería que toda Guerra demanda... es como una disociación existente entre los rasgos esenciales de aquellos quienes dirigen y promueven la guerra –dirigentes de Estados- con el de aquellos que simplemente la ejecutan en el campo de batalla.

Asonada acogida tuvieron estos héroes de guerra a la llegada a los Estados Unidos. Recorrieron todo el territorio buscando apoyo económico de la ciudadanía a la causa de la guerra; para descubrir con el tiempo que tendrían que convivir el resto de sus días con el peso en las conciencias de saberse usados y desechados.

Cómo sobrellevó cada uno ese peso es lo que Eastwood nos quiere hacer ver. Lo logró.

Enlace

Alguna vez se desairó a DER UNTERGANG (La Caída) por "humanizar" a Hitler**. Aquí a nadie se le va a ocurrir criticar a FLAG... por humanizar una gesta triunfal. Es evidente que el trato respetuoso de los hechos históricos no debe ofender a nadie. Eastwood no le teme a esto, y por ende, sus felms son como son.

Ningún resultado –por notable que pueda ser- puede validar cosas injustificables…pero eso no exime de la necesidad de una lectura amplia y comprensiva de los hechos.

Charlie Parker no toleraba la realidad…pero Eastwood pareciera decirnos que debemos enfrentarla con los ojos bien abiertos, tal como es (o como se nos representa). Aceptar las cosas como son –o fueron-; tanto las que nos enorgullecen –familia / país- como las que nos avergüenzan. Cada uno puede permitirse dudar de sus próceres; valorándolos en sus virtudes y en sus errores. Lo mismo se aplica a aquellas figuras que el tiempo ha dejado caer en desgracia, pero que alguna vez ejercieron el poder en un marco de complacencia y aceptación generalizadas. Solo el tiempo nos da una dimensión justa de los hechos ***.

Charlie Parker se sintió saturado; no lo toleró, y se dejó morir; Eastwood en cambio, a los sobrevivientes, les regala buenos felms, felms que siempre desafían a dar una nueva vuelta de tuerca sobre todas las cosas; sobretodo aquellas que entran en el terreno de "indiscutibles" y de "intocables".

Patricio Flores

*: En "El Hacedor de Estrellas", O. Stapledon dice: "El hombre sensible (tenía que estar siempre) en guardia. La confianza mutua y la intimidad eran precarias y raras. En este mundo apasionadamente social, la soledad atenazaba el espíritu. La gente buscaba continuamente una unión que nunca se realizaba. Todo el mundo sufría el terror de estar solo consigo mismo; sin embargo, cuando se reunían…estos curiosos seres estaban tan separados unos de otros como las estrellas. Pues todos buscaban en los ojos del prójimo una imagen de si mismos y nunca veían otra cosa. Y si la veían, se sentían ultrajados y asustados".

**: Siempre recomiendo repasar una excelente nota de Don Cerone sobre las lecturas posibles de este felm (Arte, ética, moral, ideología)

***: En todo caso, el ser gobernado por seres violentos, vulgares o grotescos, no deja de ser un reflejo fiel de una sociedad y un tiempo determinados. Cierto es que el "todo" es demasiado complejo; pero bienvenidos sean los felms, los libros…que contribuyen a un genuino despertar de conciencia.

lunes, 5 de marzo de 2007

Decepción y Samurai del Shogun

ALL THE KING'S MEN (Decepción-1949) de Robert Rossen
YAGYÛ ICHIZOKU NO INBÔ (Samurai del Shogun-1978) de Kinji Fukasaku

Decepción
Nuestra primer película de la noche se inicia con un joven periodista (John Ireland) viajando a un pueblo perdido donde, según llegan los rumores, hay un hombre honesto que se quiere postular como candidato político. Sus comienzos no son muy promisorios, con el hombre, Willie Stark (Broderick Crawford), hablando en una plaza frente a un pequeño grupo de pueblerinos a quienes trata de pregonar un cambio de cuajo del viejo sistema corrupto. Pero, debido a que el pueblo está dominado por viejos comisionados (comandados por un obeso Ralph Dumke), no hay indicios de cambio en el horizonte. De hecho Willie se postula y cae derrotado. Sin embargo, a través de los artículos que el periodista comienza a escribir en su periódico y a raíz de un desgraciado accidente en una escuela, en el que fallecen varios infantes luego del derrumbe de una escalera, la figura del político honesto que pregona contra la corrupción toma un cariz distinto.

Los viejos políticos ven una posibilidad para continuar en el poder, así que al acercarse las elecciones para gobernador del estado, deciden pastorear a Stark, con el objeto de divivir a la oposición. El viejo truco, en el que Willie, aún un novato en política (y aún honesto), cae redondo. De hecho, es una operadora política (Mercedes McCambridge) quien lo desazna a él y al periodista (ahora convertido en mano derecha del candidato). La derrota no desalienta a Willie, quien anuncia a sus amigos haber quedado con la certeza de que ahora sabe como ganar.

Pasan 4 años y Willie, convertido en abogado y experimentado en el arte de la oratoria y del convencimiento, marcha a la mansión del ex juez Stanton (tío de la novia del periodista), para exponer su doctrina y obtener apoyo. Al final de la velada, el nuevamente candidato ofrece al ex juez la presidencia de la corte suprema del estado. Sin embargo, el sobrino del juez, el Doctor Adam Stanton (Shepperd Strudwick) pregunta si es cierto que para esta nueva elección ha pactado con poderosos empresarios, a lo que Willie responde que es verdad, pero que va a utilizar ese apoyo para ascender al poder, luego de lo cual se dedicará a cumplir todas sus promesas al pueblo y a los más relegados. Willie subraya que "del mal surge el bien". "¿Quién decide entre lo bueno y lo malo?", vuelve a preguntar el doctor. "YO" es la única y posible respuesta.

Este diálogo, así de simplista y profundo a la vez, es el que preanuncia lo que vendrá, un Willie electo gobernador por el voto del campo y de la ciudad, saludando desde el balcón al mejor estilo Presidente Perón, y comenzando a adoptar una nueva postura evidentemente opuesta a la anterior, una postura personal cínica e idéntica a aquella contra la cual tanto luchaba desde sus discursos en la plaza del pueblo. Porque el Willie Stark gobernador se dedica a construir publicitadas carreteras, represas, escuelas y hospitales, pero también (por lo bajo) a mantener el status quo de sus corruptos patrocinantes. El drama se gesta lentamente y la tragedia destruye en poco tiempo la familia de Willie, la familia Stanton, al periodista y a su novia.

La película, dirigida por Robert Rossen, que ha sembrado halagos y críticas por igual, es la versión de una novela basada en la vida de un político auténtico, Huey "Kingfish" Long, gobernador y senador que terminó cosido a balazos por un médico cuya hermana supuestamente Kingfish había violado. Más allá de las situaciones melodramáticas, la película emite una poderosa crítica al sistema político que a su vez es un innegable reconocimiento a su necesidad.

Samurai del Shogun
Estamos en el Japón del siglo XVII y la mano maestra del director Kinji Fukasaku nos muestra un mundo feudal de intrigas palaciegas. El anciano Shogun Hidetada muere, sospechosamente envenenado, y de inmediato se plantea el problema de la suceción. Formalmente el heredero debe ser el hijo mayor del Shogun, Iemitsu, pero a la hora de gobernar, la mancha de nacimiento que afea su rostro y su tartamudez le crean desconfianza y por estas razones, muchos apoyan a su hermano menor Tadanaga.

Iemitsu es aconsejado por Yagyu Tajim, su instructor de esgrima (verdadero protagonista de la película), quien asume la responsabilidad de haber envenenado al Shogun, pero en pos de la subida al poder del propio Iemitsu (la escena en que Yagyu, entre reverencias, confiesa al Príncipe que ha matado al Shogun, es terrible). Tadanaga intenta probar que su padre fue asesinado, pero fracasa, ante la terminante negativa de Iemitsu de exhumar el cadáver (no le cuesta mucho esfuerzo plegarse al a conspiración de Yagyu).

Esto provoca una inmediata secesión, y la consiguiente guerra civil, alentada por el Imperio para debilitar el poder de los shogunes. Tadanaga abandona de inmediato el castillo del Shogunado junto a quienes lo respaldan, su madre, varios señores y un representante del Emperador. A partir de ese momento es Yagyu quien toma la iniciativa de dirigir las ofensivas militares y políticas de Iemitsu, logrando atraer al bando de su señor a mercenarios y pobladores del campo por igual. Sin embargo, es su propio hijo Jubei (Sonny Chiba) quien a la larga se sentirá traicionado por sus manejos, y que se rebelará amargamente.

Enlace
Sencillo será, pues, unir estas dos películas de distintas épocas, géneros y países a través del importante tema que subyace de ambos, que es la Alta Política. En la película de Robert Rossen, el honesto Willie Stark recién comienza a participar del "juego" cuando reconoce su propia ingenuidad y entiende que va a tener que mover las mismas piezas que sus veteranos rivales (obtener apoyo pactando con poderosos, dar discursos de barraca, traicionar amigos y abrazar antiguos enemigos). Recién ahí empieza a gravitar en política y, a medida que va generando poder, también destruye a su familia, al periodista, a la novia y a la familia Stanton. Todo tiene sus costos. En el Japón Milenario, según nos muestra Fukasaku, el sistema feudal es diametralmente diferente a la democracia; aún así, la lucha por el poder se juega con idénticas piezas y tablero. De esta manera el intento de Yagyu por consolidar el gobierno de Iemitsu le trae aparejados problemas con los emisarios imperiales, una guerra civil, un alzamiento popular (que primero alienta y luego ordena reprimir) y la enemistad de su propio hijo (el tuerto Jubai). De esta manera, la política en la Democracia Occidental y en el Feudalismo Nipón es más cercana al ajedrez, y términos como "bienestar común", "legalidad" y "educación pública" son reemplazados por "enroque", "sacrificio de peones" y "jaque mate".

Touché Willie Stark, Yagyu y sus discípulos (cada uno, según su propia ideología, inserte los apellidos correspondientes).

Darío Lavia

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