miércoles, 20 de enero de 2010

La Caza del Hombre y Batman, el Caballero de la Noche

MAN HUNT (La Caza del Hombre-1941) de Fritz Lang
THE DARK KNIGHT (Batman, el Caballero de la Noche-2008) de Christopher Nolan



Quive-Smith (Sanders)
Cazando al führer
Thorndike (Walter Pidgeon) es un cazador deportivo de gran currículum. La cámara nos muestra sus huellas, en una zona boscosa y montañosa. Al fin lo vemos en persona, apuntando y gatillando cuando fija su mira telescópica en la figura de Adolf Hitler (Carl Ekberg), quien a 500 mts. está paseando por la terraza de su (queremos suponer) "wolfschanze". Por supuesto, con la recámara vacía, no pasa nada, pero cuando su rostro cambia de expresión y carga un cartucho, es sorprendido por un centinela que lo captura y lo lleva ante Quive-Smith (George Sanders), alto oficial de la Gestapo con extraño apellido no germánico. Thorndike explica que su propósito solo era el de demostrarse que podía disparar, pero no el de matar al führer. Quive-Smith, a pesar de ser él mismo un experto cazador, no cree una sola palabra y ordena torturarlo. Estamos en los días previos a la invasión de Polonia (mediados de 1939) y el horno no está para bollos. Cualquier incidente, por mínimo que sea, es materia prima para que los diplomáticos presenten quejas o denuncien maniobras sospechosas y todo puede ser utilizado como motivo para desatar una contienda. Fiel a su amor por el deporte, Quive-Smith suelta a Thorndike para proceder a su cacería, pero el protagonista escapa y, ayudado por un pequeño grumete (Roddy McDowall) logra escapar a Inglaterra, donde los agentes nazis (John Carradine y secuaces) no dejarán de seguirle el rastro. Oficialmente desaparecido, Thorndike se hace amigo de una prostituta (Joan Bennett) que le da asilo a cambio de dinero. Ahí es cuando se inicia el verdadero tema del filme, que consiste en el juego de gato y ratón en el que los nazis son decididamente malos pero no tontos.

Cazando al Guasón

Batman (Christian Bale) y
el Guasón (Heath Ledger)
Varios civiles improvisados se enfundan en trajes de murciélago para hacer justicia por mano propia y complicar las cosas al mundo del hampa. Sin embargo, el verdadero justiciero nocturno Batman (Christian Bale) se pone en alerta ante la aparición de un criminal fuera de serie que se hace llamar "el Guasón" (Heath Ledger). Pactando con los jefes mafiosos de turno, ofrece liquidar a Batman a cambio de una desorbitante suma de dinero. A medida que se lleva a cabo la investigación policial, encabezada por el teniente Gordon (Gary Oldman) y el fiscal Dent (Aaron Eckhart), Batman acomete proezas como la extradición ilegal de un empresario corrupto (Chin Han) o la desaforada persecución y captura del Guasón. Entre sus "experimentos sociales", el Guasón amenaza que, a no ser que Batman revele su identidad, personas del órden público comenzarán a morir; secuestra a Dent y a la joven Rachel Dawes (Maggie Gyllenhaal) y los oculta de tal manera que Batman solo pueda salvar a uno teniendo que sacrificar al otro; exige la muerte del gerente de las empresas Wayne (Morgan Freeman) para evitar volar un hospital público y sabotea dos ferries, uno lleno con reclusos, otro con civiles, cada uno de los cuales tiene dispositivos para hacer explotar al otro.

Enlace
¿Tendrá el maniqueísmo que políticos y líderes de masas utilizan en sus discursos algún basamento más tangible que lo ideológico? ¿Es siempre el "otro" el símbolo de todo lo dañino, lo indeseable, lo denigrante, lo indigno? ¿Es una lucha lo que separa ambos ying-yang o - nunca nadie lo aclaró explícitamente - una negociación?


Quive-Smith (Sanders) y Thorndike (Pidgeon),
frente a frente
Observemos estos casos, en primera línea tenemos a un "Otro Demonizado" por excelencia... ¿a ver? ¿Quién adivina? Thorndike es el famoso y típico inglés aristócrata de perfil alto y pretencioso, bueno, un tipo nada rescatable, especialmente para las naciones que han sido perjudicadas por la Corona Británica durante siglos. Aficionado a la caza, su propósito es acercarse lo suficiente a Hitler (cuya demonización hemos hablado en un díptico sobre DER UNTERGANG) como para dispararle. ¿Qué pasa cuando ese temerario inglés se encuentra frente a frente con uno de su misma audacia, Quive-Smith? El cazador se convierte en presa, y de eso trata el resto del magistral thriller propagandístico de Fritz Lang.

Estamos en el siglo XXI, y la asociación Bien y Mal juegan nuevas cartas. Esta vez tenemos al típico empresario que toma la ley en sus propias manos y se dedica a castigar a los que considera que rompen las reglas de la sociedad. Del mundo del crimen surge un visionario, perfectamente comparable al Quive-Smith del mundo de la guerra, un tal Guasón, que se dedica indiscriminadamente a poner en evidencia las injusticias sociales [1] exactamente igual que Batman, sólo que con un poco más de cinismo.


Thorndike, de cazador a presa
Con el esfuerzo argumental por redimirlos, el espectador termina por identificarse un poco más con Thorndike y Batman que con sus alter-ego Quive-Smith y Guasón. No son héroes de ética clara, inquebrantable, como la vieja escuela [2], sino seres lúdicos, de moral compleja [3] y de perpetua negación de los motivos del otro. El rechazo que nos provocan algunas determinaciones de los héroes va de la mano de la atracción de algunos postulados de los villanos y en su combinación tenemos las dos caras de una misma moneda que expusimos a través de estas dos películas dos.

Darío Lavia



Notas
1: Buen ejemplo es la famosa escena de los ferries. A los reclusos se les dice que la única posibilidad de supervivencia es hacer estallar el ferry de los civiles. Lo mismo se les dice a los civiles. ¿Qué hacer para salvarse? La película nos demuestra la Humanidad en la forma de un reo gargantúa (el gigantesco Tom 'Tiny' Lister Jr.) que arroja el dispositivo por un ojo de buey para impedir que alguien lo accione. Estamos en una película, es cine fantástico... la realidad nos hubiera deparado resoluciones más egoístas y primitivas.
2: En el desenlace de MAN HUNT hay un memorable duelo verbal y filosófico entre Quive-Smith y Thorndike. Estando en un filme propagandístico no se puede esperar mucho, pero los puntos de vista de Quive-Smith son lo suficientemente válidos para que su razonamiento sea digno de vencer por Thorndike. Esto no es frecuente, lo usual en el cine de esa época es poner en boca de los nazis discursos de barricada y sus típicos panfletos falaces.
3: En una escena fundamental de DARK KNIGHT también tenemos una confrontación oral entre Batman y Guasón. Cada uno expone sus cartas en la mesa y fundamenta sus actos... y ninguno está muy lejos de tener la razón.

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