jueves, 14 de mayo de 2009

La Caída y Frost/Nixon: La Entrevista del Escándalo

DER UNTERGANG (La Caída-2004) de Oliver Hirschbiegel
FROST/NIXON (Frost/Nixon: La Entrevista del Escándalo-2008) de Ron Howard

Un líder que cae
1945. Sitiado por las tropas rusas, moviendo en el mapa unidades militares que en la realidad no existen o bien están desbandadas, preocupado más por castigar a los traidores al régimen que por rechazar a los soviéticos y viendo el lado positivo de la destrucción masiva (que según él, implica la limpieza de la superficie para la pronta edificación de una nueva Berlín), este Hitler es, a todas luces, un ser humano. Un ser que sufre y hace sufrir, un ex cabo ascendido a líder de una Nación con la que aún tiene cuentas por saldar, un héroe wagneriano en el ocaso, que ha llevado sus ideas políticas al extremo de dejar de considerar como ser humano a todo aquel que no fuera de su raza superior. Pero Hitler (Bruno Ganz) no está solo en el infierno del búnker. Junto a él padecen sus jerarcas, con Joseph Goebbels (Ulrich Matthes) a la cabeza. El más temido de la camarilla, el ministro de propaganda, que se jacta de nunca haber desobedecido una orden del Führer, y que está signado a tomar junto con su esposa, una decisión límite para impedir que sus seis hijos vivan en una impensable Alemania sin nacionalsocialismo.

Uno que ya cayó
1977. El animador televisivo inglés David Frost (Michael Sheen) afronta el levantamiento de su programa y madura una idea suculenta: realizar una entrevista al ex presidente norteamericano Richard Nixon, actualmente retirado de la vida pública después del escándalo de Watergate. Comunicación va, comunicación viene, logra pactar con el representante de Nixon (Toby Jones) una serie de grabaciones televisivas mediante el pago de 600 mil dólares y la aprobación previa de los temas a tratar por parte del ex mandatario. Frost viaja a Estados Unidos junto a su productor (Matthew Macfadyen), donde comienza gestiones febriles para atraer a alguna cadena televisiva importante en la compra de los derechos de televisación y así recabar dinero para abonar su caché a Nixon. Mientras todas las gestiones fracasan dado que ninguna cadena se interesa por emitir una entrevista tan polémica realizada por un británico, Frost se contacta con dos periodistas investigadores (Sam Rockwell y Oliver Platt), a quienes le ofrece la redacción de las preguntas y la estrategia general de la entrevista. Llega el momento tan esperado y Frost acude a San Clemente, la residencia privada donde Nixon ha estado replegado durante los últimos tres años, rodeado de asesores obsecuentes. El ex presidente (un magistral Frank Langella) se presenta afable, bienhumorado, deseoso de colaborar... siempre y cuando se cumplan las condiciones previamente estipuladas. Tras semanas de tensa preparación, Frost/Nixon salen a la palestra y se inicia un combate dialéctico en que se miden no solo las fuerzas de ambos contendientes sino tendencias, ideas, propósitos. Unos pugnan por exponer a Nixon a la opinión pública y que haya algo parecido a un mea culpa. Otros prefieren arriesgar lo menos posible la dañada reputación del ex presidente o bien que la entrevista sea punto de partida para el paulatino regreso a la vida política.

Enlace
Hoy, en vez de optar por el camino usual de nuestra dialéctica, es decir, presentar un falso enlace o un vínculo aparente en primer lugar para luego cerrar con el enlace propiamente dicho, vamos a comenzar enlazando nuestras dos películas de la noche diciendo que ambas se enfocan en hombres aislados por el enemigo. En el caso del líder de Alemania, aún en funciones y confinado a su cancillería a raíz de una guerra y aguardando el gong del último round que está combatiendo, o el del ex presidente americano, desplazado de la Casa Blanca por un escandaloso ilícito y confinado a su residencia privada. Ambos hombres, rodeados de asesores y planificadores de estrategias, pretenden, a pesar de saber que ya todo está terminado, recuperar el terreno perdido y regresar a la cima del mundo... Hitler planifica reedificar Berlín, aunque para ello debería firmar algún tipo de armisticio con los Aliados (preferentemente por separado). Por su parte, Nixon cree que la entrevista le servirá para expiar sus culpas y estar en carrera para publicar algún libro o bien obtener alguna asesoría... quien sabe.


Ahora vamos al preliminar que, habiéndolo dejado para el final, creemos es una valiosa conclusión. Ambas películas, más allá de sus equivalencias o puntos opuestos, reflejan un intento sano, constructivo y ejemplar de desandar el camino de la "demonización" de la que han sido objeto ambos personajes. Ambos retratos, el de Bruno Ganz y el de Frank Langella, tienen tantas facetas y ofrecen tanta profundidad, que estamos en presencia no meramente ante un genocida nazi o un corrupto anticomunista sino ante seres humanos. Y este reconocimiento, esta "desdemonización", es la primer fase en el camino para percibir la dimensión histórica de estos personajes, no para justificarlos sino para comprenderlos en sus épocas y en contextos apropiados [1].

Darío Lavia

Dedicado a Bruno Ganz y Frank Langella



1: Ambas películas trajeron acarreadas consecuencias, cada una según la magnitud del personaje "desdemonizado". De La Caída se publicaron en todos los diarios del mundo repercusiones y polémicas, comenzando por la propia Alemania, que como era posible que "se humanizara así a un genocida". De Frost/Nixon, basta referir a la crítica publicada por Roger Ebert, que reflexiona: "cuanto más inteligente, reflexivo y, bueno, presidenciable, nos parece (Nixon) ahora, comparado con el ocupante de la Casa Blanca entre 2001 a 2009".

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