sábado, 30 de agosto de 2008

Obras Maestras del Terror y Beowulf

OBRAS MAESTRAS DEL TERROR (1960) de Enrique Carreras

Abrimos fuego con tres cuentos de Edgar Allan Poe, a saber:
1- EL CASO DEL SR. VALDEMAR: El Dr. Eckstrom (Narciso Ibáñez Menta) experimenta con la magnetización (hipnosis) como cura para las dolencias mentales. Su discípulo más fiel (Osvaldo Pacheco) cae presa de una enfermedad mortal, y el científico tendrá oportunidad de probar si el magnetismo puede preservar al individuo de la Muerte.
2- EL TONEL DE AMONTILLADO: El Sr. Samivet (Narciso) es un aburridor viñatero cuya esposa (Inés Moreno) clama, luego de tres años de matrimonio, por alguna diversión que rompa la rutina. Pero las fiestas de la vendimia que se realizan ya son tediosa costumbre para ella. Hasta que llega un joven y apuesto buhonero (Carlos Estrada -en la foto) que enamora a la mujer, provocando la venganza más terrible por parte del tranquilo Samivet.
3- EL CORAZON DELATOR: Un joven (Chicho Ibáñez Serrador -a la izq. en la foto) vive con el viejo dueño de una relojería que posee un ojo de vidrio (Narciso). A medida que en el joven va creciendo el odio, éste se concentra en el macabro ojo. La tragedia no tarda en desencadenarse y será confesada por el protagonista ante unos inspectores de polícía que estaban de paso.

BEOWULF (Beowulf, la Leyenda-2007) de Robert Zemeckis

Retrocedemos a la época de las kennigars y las épicas vikingas. En el reino de Hrothgar (Anthony Hopkins), se celebra una fiesta en el Salón del Reino. En medio del jolgorio, llega un ogro llamado Grendel (Crispin Glover) que deja un tendal de muertos y provoca que el Rey se canse y anuncie que dará la mitad del tesoro real a aquel guerrero que mate al ogro. El valiente Beowulf (Ray Winstone -al centro en la foto) llega por mar junto a su grupo de gentilhombres, anunciando que dará muerte al demonio. Por supuesto, la noche en que vuelve a atacar Grendel, Beowulf lo devuelve algo de esa ferocidad, amputándole un brazo. Herido, Grendel va a morir a su escondite, donde su madre (Angelina Jolie) le da sentido funeral. Beowulf es saludado victoriosamente por el pueblo y por el Rey, pero la noche en que se festeja la muerte de Grendel, la madre de este ataca y deja otro tendal de muertos. Beowulf marcha esta vez en busca de la ogresa, con el propósito de darle muerte, y... termina seducido por ella. A su regreso, Beowulf clama haber dado muerte a la ogresa y Hrothgar lo declara heredero legítimo. Poco después, Beowulf es coronado rey, desposando a la joven y bella Reina (Robin Wright). Pasan los años y Beowulf, ya mayor, debe volver a la lucha cuando un feroz dragón (vástago de la madre de Grendel) ataca la comarca. Se trata del hijo de Beowulf (así como Grendel era hijo del Hrothgar) y el combate desigual, termina con la muerte de padre e hijo y la sucesión por parte del fiel Wiglaf (Brendan Gleeson). ¿Podrá resistir el noble Wiglaf (Brendan Gleeson -foto der.) los encantos de la perversa Ogresa o se repetirá la historia?

Parientes que se matan
Ya hemos mencionado que el tema "lastimar a nuestros seres más cercanos" ha sido ya tema de enlaces previos (Antes que el Diablo Sepa que Estás Muerto y Kuroneko) y de falsos enlaces previos (El Sueño de Cassandra y La Avalancha). En esta oportunidad volvemos a tratar filmes que muestran cosas similares. En Obras Maestras... un paternal profesor retiene en este mundo al cadáver de su discípulo, un marido da muerte a su esposa (adúltera), y un sobrino (aunque se revela que es un impostor) quita la vida a su avaro tío. Por su parte, Beowulf nos relata como un padre mata a su hijo. No es este más que una coincidencia entre ambos filmes y pasemos ya al enlace que nos reune.

Enlace

Estableceremos un enlace justo y válido en la labor literaria al estructurar las tramas de ambas películas. Ofrezcamos un esquema sinóptico con historias originales y los "adornos" cinematográficos:

"El Caso del Señor Valdemar" (Edgar Allan Poe): Ernesto Valdemar, moribundo por tuberculosis, se somete al experimento de magnetismo del Dr. P***, quedando en estado de sonambulismo durante seis meses. Cuando P*** lo despierta, Valdemar se desmenuza bajo su mano en una "masa casi líquida de repugnante, de aborrecible podredumbre". El guionista se dedica a mostrarnos las actividades previas del Dr. Eckstrom en un asilo para lunáticos y la confianza de Enrique Valdemar en su nueva ciencia.

"El Barril de Amontillado" (Edgar Allan Poe): Como venganza a un insulto, Montresor empareda a Fortunato en el fondo de su vieja bodega-catacumba. El guionista agrega un amor adúltero como ofensa, haciendo que el buhonero y la esposa infiel sean las víctimas.
"El Corazón Revelador" (Edgar Allan Poe): Un joven afirma aún escuchar el latido del corazón de un anciano con un ojo de vidrio al que acaba de asesinar y enterrar bajo el piso de tablas de una habitación. El guionista amplía motivaciones: el joven es un impostor que ha dado muerte al sobrino del viejo y que, debido a su enfermiza intolerancia por la imperfección, liquida al viejo.

"Beowulf" (Anónimo): El joven y valiente Beowulf liquida a Grendel, ogro que asola el reino de Hrothgar y es coronado rey de los gautas. Más tarde, ya maduro, debe enfrentar el ataque de un dragón al reino de Geatlantt, venciéndolo pero muriendo en el combate. El guionista une ambas historias y convirtiendo en perenne el personaje de la Madre de Grendel, que es clave en ambos ataques, Grendel y el Dragón. Así como también hace que ambos monstruos sean hijos de sendos reyes.

Estas hábiles ampliaciones narrativas y modificaciones, que agregan causas, motivaciones y consecuencias a los incidentes relatados, sirven para dibujar perfiles psicológicos más profundos en los personajes y permiten ofrecernos estructuras narrativas más extensas pero también más lógicas, redondas, satisfactorias. Más allá de que su finalidad sea cinematográfica o artística, nos permite ver uno de los vicios humanos que siempre solemos resaltar en este metier de hacer dípticos. Se trata de la "afición por ver simetrías". Ante una situación o una realidad que se presenta caótica y entrópica, tratamos de percibir una simetría. La búsqueda puede ser un mero ejercicio intelectual o un intento de buscar alguna "mano" directora en el asunto. Pero resolver ese dilema es otra historia.

Dedicado a Narciso Ibáñez Serrador, Rodolfo Taboada, Neil Gaiman y Roger Avary.

Darío Lavia

miércoles, 13 de agosto de 2008

Sombras y La Sartén por el Mango

SCHATTEN - EINE NÄCHTLICHE HALLUZINATION (Sombras-1923) de Arthur Robison
LA SARTÉN POR EL MANGO (1972) de Manuel Antín *

La fiesta del Conde
En uno de esos caserones de la época del romanticismo en que nobles menores y burgueses trataban de imitar aquellos fastos de los nobles de pasadas centurias, se reúnen un matrimonio y un grupo de amigos. El Conde (Fritz Kortner) y su mujer (una ardorosa Ruth Weyher) reciben a cuatro amigos. Uno de los invitados (Gustav von Wangenheim) es en verdad amante de la condesa, así que durante la reunión, los amigos bromean entre ellos con respecto a la condesa y a la "cornamenta" del conde. Los puntos más atrevidos consisten en la mujer entregada a miradas subrepticias con su joven adonis o los amigos observando lascivamente a la mujer bailando. Pero el marido observa desde lejos o bien detrás de una puerta, y solo ve las sombras que ciertamente, se prestan a una confusión que poco a poco va encolerizándolo. En tal polvorín de pasión, llega un artista de feria (Alexander Granach) cuya especialidad son las sombras chinescas. Al igual que muchos otros trashumantes del cine, este mago posee un agudo sentido de la observación, y dos o tres semblanteadas le bastan para percibir una latente tragedia. Antes que pase en la realidad, el mago utiliza las sombras de invitados y anfitriones y las proyecta en una pantalla luminosa en que los protagonistas interpretan un drama encadenado con pasión, lujuria, violencia y muerte.

La fiesta de José
Adelantamos unas centurias y cruzamos el charco, para aterrizar en la Argentina de los '70. Un grupo de amigos se reúne en un departamento para llevar a cabo una "fiesta", es decir, un match ilícito con un cuarteto de prostitutas. Al principio, todo es jolgorio y buen humor, y la camaradería, la picardía criolla y las convenciones varoniles generan un clima ameno y gentil. Pero hay un incidente: una de las mujeres (Elizabeth Makar) se descompone y cae fulminada. A partir de ese imprevisto, la situación se tensa repentinamente y mientras las mujeres (dentro de un cuarto) evalúan que hacer con el cuerpo de la colega caída, los varones especulan como zafar del entuerto. Tres de los amigos, debido a sus compromisos previos, podrían verse altamente perjudicados en sus respectivas facetas familiares o profesionales, así que pretenden que José (Claudio García Satur), organizador de la velada, cargue con la responsabilidad de llamar a la ambulancia omitiendo la presencia de los demás. Cuando se sepa que no se trató de un accidente sino de un asesinato, la tensión irá in crescendo hacía un final con nervio y fuerza dramática.

Enlace
El cine nos ha mostrado en un sinfín de oportunidades aspectos diversos de la psicología del vencido. En este caso nos ofrece dos perlas de la psicología del perdedor (ya veremos como la enlazamos con la del vencido). Antes de seguir adelante, vamos a afirmar que el cine nos presenta a los perdedores de manera lo suficientemente simpática como para que sintamos mínima identificación con su causa. En el primer filme, un soberbio tour de force expresionista (sin diálogos, y con los decorados excéntricos siendo reemplazados por sombras), se nos presenta la figura de "el Conde", un tipo cuyo carácter romántico y apasionado se nos hace evidente al observar como dilata las fosas nasales al respirar y como revolea los globos oculares. Su vía crucis perdedor en verdad ocurre en la pantalla diabólica que el Mago proyecta, aún así lo tomamos por válido. Cuando es testigo a través de un espejo de la fuerza con que "el Amante" apreta su cuerpo con el de "la Condesa", sufre un golpe emocional que rápidamente remonta impartiendo órdenes a la servidumbre de repartir espadas entre todos los invitados. Habiendo maniatado a su esposa adúltera la inmoviliza en una mesa y obliga a punta de espada a que los cuatro huéspedes la traspasen con sus metales. Cuando el Conde es defenestrado por los involuntarios asesinos, la visión de su cuerpo inerme en el patio de su chateau se nos hace algo insatisfactoria, ya que motivaciones no le faltaban.

Ahora hablemos de "José", un joven argentino de principios de los '70 que confecciona un plan perfecto para tener, durante una noche al menos, "la sartén por el mango". La muerta, en este caso, es una de las prostitutas invitadas para amenizar una noche de hombres. Los amigos, nuevamente, serán los castigados, habiendo sido su afrenta la de ser igualmente mediocres que José, pero exitosos profesionales gracias a la hipocresía. Uno a uno los amigos intentan convecer a José de afrontar el crimen perpetrado, pero a medida que fracasan, van exponiendo sus historias y sus dramas. De los invitados, el más sano y simpático es Esteban (Alberto Argibay), pero ninguno logra redimirse de la acusación de José. Tal como el Conde, José termina en una denigración de idéntica fuerza autodestructiva.

Más allá del enlace por estructuras narrativas, un supraenlace válido (sujeto a cuestiones ligeramente ideológicas, por las que pedimos disculpas) consiste en que ambas películas combinan en la misma figura caracteres propios de un perdedor-agresor y del "vencido". Y es perfectamente natural percibir a la República de Weimar como una nación de "vencidos-perdedores" luego de la Gran Guerra, así como siendo argentino no es muy dificultoso rastrear rasgos psicológicos de vencidos en la Argentina posterior a 1955. Y de "vencidos" a "perdedores con motivos" tenemos un ligero y ambiguo paso de distancia. Y ambas naciones parirán más tarde "perdedores-vencidos con motivos" que generarán desastres de diversa magnitud... pero esa, diría Kipling, es otra historia.

Darío Lavia

Dedicado a García Satur y a Fritz Kortner, dos grandes.



* Creemos que no es un dato menor ya que servirá para empalmar con el enlace, así que de una obituaria de Javier Portales extractamos este pasaje: "También es el autor de La sartén por el mango, una obra que fue prohibida en junio de 1980 durante la última dictadura militar y que tuvo su versión cinematográfica con la realización de Manuel Antín".

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