sábado, 31 de enero de 2009

El Fantasma de la Opera y Crimen y Lujuria

THE PHANTOM OF THE OPERA (El Fantasma de la Opera-1925) de Rupert Julian
SE, JIE (Crimen y Lujuria-2007) de Ang Lee

Traición en París
Los nuevos dueños de la Opera de París (1) se ríen cuando escuchan historias acerca de fantasmas. Tras bambalinas, Buquet, el tramoyista (Bernard Siegel), les cuenta a todos que él ha visto al "Fantasma", un hombre sin rostro que vive en los profundos sótanos del edificio. En tanto la madre de Carlota (Virginia Pearson), la Prima Donna, denuncia que ha recibido una amenaza contra su hija. Habiendo sido reemplazada por Christine Daae (Mary Philbin), la siguiente representación es todo un éxito. Su enamorado, Raoul de Chagny (Norman Kerry), le implora matrimonio pero Christine dice que la Opera siempre será su primer amor. A pesar de las advertencias, Carlota canta en la siguiente función de la obra y el resultado es trágico: la gigantesca araña que presidía las plateas, cae sobre el público. En tanto, el Fantasma (Lon Chaney) abduce a Christine a su "hogar", donde le confiesa su amor sincero. A la mañana siguiente, movida por la curiosidad, la joven soprano quita la máscara a su raptor, horrorizándose al ver su rostro desfigurado (2). Christine le ruega la devuelva a la superficie y el Fantasma accede solo si ella promete no amar a otra persona que no sea él (3).

Más tarde Christine y Raoul asisten a un baile de disfraces en la Opera, retirándose a la azotea donde traman su huída. Pero el Fantasma (que ha asistido disfrazado de La Muerte Roja) escucha todo y se da cuenta que ha sido traicionado. Buquet es asesinado y el Fantasma secuestra nuevamente a Christine. Para rescatarla, Raoul y un enigmático agente secreto (Arthur Edmund Carewe) (4) buscan la entrada a través del espejo en el camerino de la cantante. En el intento, caen en una trampa de agua y Christine le ruega al Fantasma por sus vidas, prometiendo huir con él si los deja vivir. Al final el populacho airado, en busca de venganza, acorrala al Fantasma contra las aguas del Sena. Luego de detenerlos un instante con una mano vacía, es ultimado a golpes y arrojado al río cuya negrura se cierra sobre él (5).

Traición en China
Shanghai, 1942: La Sra. Mak (Wei Tang) ingresa a un restaurant, realiza un misterioso llamado telefónico y mientras espera, recuerda como comenzó todo. La acción se retrotrae a otra época, 1938, y otra ciudad, Hong Kong. Wong Chia Chi es una tímida estudiante alejada de su padre (que ha marchado a Inglaterra y que mantiene la promesa de enviar por ella) que conoce al joven e idealista Kuang (Wang Lee-Hom) y se integra a su grupo de teatro en cuyas obras tratan de ensalzar el patriotismo ante el oscuro frente de tormenta que representa la amenaza japonesa (recordemos que China y Japón estaban en guerra desde 1931). En aras de prestar un servicio más cabal a la patria, Kuang planea utilizar las habilidades histriónicas de su grupo y, especialmente, de Wong para asesinar a un notorio colaboracionista de los japoneses, el Sr. Yee (Tony Leung). Debido al amateurismo de todos, el plan naufraga y el grupo se desbanda.

Pero años después Wong se reencuentra con Kuang, ahora miembro de una célula de resistencia organizada y en contacto estratégico con fuerzas militares. El joven le insta a retomar el plan inicial, pero redoblando la apuesta. Así Wong se convierte en la Sra. Mak, supuesta viuda que se hace amiga de la Sra. Yee (Joan Chen) y atrae la atención del Sr. Yee. Pronto se establece entre Wong y Yee una relación sexual enfermiza, siendo Yee un paranoico con el pavor a la oscuridad y Wong una mujer que en orden de conseguir una impostura tan perfecta, se transforma en su personaje no solo física sino espiritualmente (6).

Enlace
Se acerca el mes de los enamorados, San Valentín y todas esas paparruchas inventadas por el comercio. Por eso nada mejor que enlazar dos películas por el antiguo hechizo que fascina a dioses, poetas y mortales por igual. El amor es una de las prioridades humanas más llevadas a la pantalla y las dos películas que nos convocan lo presentan de manera descarnada, brillante, y con las hondas grietas que generan la pasión, la traición, el sacrificio y la obsesión.

Antes de seguir adelante, digamos que tanto en los 900 como en los años '40 (épocas en que transcurren las tramas), ya era verdad comprobada que vivimos en un mundo en que se nos da amar a las personas que no nos aman y ser amados por quien nosotros no amamos. En El Fantasma de la Opera, Erik ama a Christina, quien solo tiene ojos para Raoul. Como cualquier otro amante, rapta a su amada y la cosa marcha románticamente hasta que se revela su rostro cadavérico. El descuido es fatal para Erik, ya que la impresión de su fealdad profundiza la frontera con el mundo "normal". Traicionado (de manera indignante), Erik ya no tiene ninguna razón para vivir.

En el hemisferio oriental se desarrolla otro drama muy similar. Nuevamente en un ámbito teatral surge una joven y atractiva actriz que llama la atención de un artista. Este joven, militante político, convierte a la joven en mujer encomendándole una delicada misión: acercarse al entorno del monstruoso Sr. Yee. La actriz llama la atención de Yee y también mucho más, pero esta vez la bella no se ve tan contrariada cuando le quita la máscara a la bestia. Los violentos encuentros sexuales entre ambos, consuman una historia de amor degenerada pero inevitable. El esquema será siempre el mismo: El monstruo debe sacrificarse por la bella. Y en este caso, la actriz convertida (por fuera y por dentro) en su personaje, asume el rol de monstruo al enamorarse del Sr. Yee y tomar partido por él, por más que signifique entregar a sus correligionarios.

Ambas películas comparten un mismo desenlace: el Monstruo siendo ejecutado (por la turba o por el pelotón de fusilamiento) y su objeto amado (Christine o el Sr. Yee) a salvo y teniendo que convivir con la culpa de haberse salvado. Pero bueno, vivir siempre es preferible a morir cuando uno tiene posibilidad de aprender algo de esta vida... o de leer otro díptico.

Darío Lavia



Notas
1. Para ampliar detalles sobre este interesante ámbito, no dejen de consultar la nota de Natán Solans sobre el pasmoso hallazgo de que Erik realmente existió, en su sitio amigo Terror Universal.
2. Este es un bello símbolo. El amor solo puede ser prodigado por personas bellas. Y siendo Erik horripilante, de seguro su belleza es interior. Pero vivimos en un mundo que se acerca al funcional y vertiginoso Siglo XX y Christine no tiene tiempo físico para invertir en descubrir la belleza de su amante.
3. Uno de los síntomas de estar enamorado es perder el sentido común. El problema surge cuando solo uno de los intervinientes lo pierde.
4. Para los conocedores de la historia original, este agente especial es lo que quedó de "El Persa", enigmático personaje cuyo extraño atuendo nunca es del todo explicado.
5. Ante un potencial ránking de "muertes de monstruos" creemos que la del Fantasma de la Opera debería estar entre los primeros lugares. La amenaza misteriosa que se revela ser una mano vacía dice mucho más de la naturaleza humana de temor ante lo diferente que el gag que se percibe a primera vista.
6. En este caso, la Sra. "Mak" es una cabal discípula de Lon Chaney, que pregonaba que el maquillaje si bien externo, debe ir acompañado por uno interno. Un chiste lo ilustra a la perfección: En la famosa TAKE THE MONEY AND RUN (Robó, Huyó y lo Pescaron-1969) Woody Allen explica que para que su plan de evasión sea perfecto, no solo roba el uniforme de los policías sino también su ropa interior.

martes, 6 de enero de 2009

El Cuervo y Los Fantasmas de Goya

LE CORBEAU (El Cuervo-1943) de Henri-Georges Clouzot
GOYA'S GHOSTS (Los Fantasmas de Goya-2006) de Milos Forman

Cuervos...
Pierre Fresnay y Micheline Francey en Le CorbeauUna serie de misteriosas cartas "envenenadas" (anónimos con difamaciones) comienzan a circular en un pequeño pueblo francés. Todas van firmadas por un tal "El Cuervo". Todas se dedican a acusar al Dr. Germain (Pierre Fresnay) de infinidad de cargos. Todas están escritas en letra de imprenta. Y todos los destinatarios comienzan a desconfiar del resto de sus vecinos. La trama se complica cuando un paciente de hospital supuestamente se suicida degollándose con una navaja. Para la madre (Sylvie), ha sido un asesinato, y el culpable debe ser "el Cuervo". A medida que el clima se va poniendo denso, el Dr. Germain se debate entre ser seducido por la lisiada Denise (Ginette Leclerc) y acercarse a la serena e inteligente Laura (Micheline Francey), a pesar que ella sea esposa del Dr. Vorzet (Pierre Larquey).

...Fantasmas y...
Stellan Skarsgard presenta el cuadro de la ReinaGoya (Stellan Skarsgard) es el pintor del Rey Carlos IV (Randy Quaid) y de su corte en la España del 1789. Uno de sus clientes es el Padre Lorenzo (Javier Bardem), integrante de la jerarquía eclesiástica que comanda la Inquisición. Examinados por estos prelados, los terroríficos grabados de Goya son interpretados como manifestaciones diabólicas. Como la Iglesia no puede aspirar a acusar a Goya, siendo amigo del Rey y teniendo tan buena relación con la Reina, el Padre Lorenzo se fija en una joven modelo de Goya llamada Inés (Natalie Portman, en increíble doble caracterización) y manda a sus operadores a seguirla. Luego de que en una taberna alguien nota que Inés no come cerdo, surge la sospecha de que su familia sea judía, tras lo cual la chica es citada por el Santo Oficio. Esta citación implica el comienzo de una serie de torturas tras las cuales Inés termina confesando según el capricho de la Inquisición. El padre de Inés (José Luis Gómez), preocupado, implora a Goya que invite a cenar al Padre Lorenzo. Durante la cena, el tema de conversación es si la tortura es válida como método para obtener confesiones auténticas. Mientras Goya admite que, para evitar el dolor, podría confesar ser el Sultán de Turquía, Lorenzo indica que el poder de Dios daría fuerza a un torturado que fuera inocente. Ante tal aseveración y con la defraudada esperanza de recuperar a su hija, el padre de Inés intenta demostrar la falsedad del método, torturando al cura para que firme una confesión extravagante. Esta situación tensa (y delirante, por cierto), será el primero de los varios golpes de timón con que el esqueleto narrativo de la película de Milos Forman irá construyéndose y derribándose, en pos de nuevos esquemas. A nivel cinematográfico, esto implica que Goya no es el protagonista de los hechos, sino un observador virtuoso, testigo más o menos natural de los cambios que se operan en España y en el Mundo Occidental en la complicadísima transición entre la Edad Moderna y la Edad Contemporánea. La Inquisición es abolida por la invasión napoleónica y su nuevo orden, de cuyo mensaje republicano de libertad, igualdad y fraternidad, Lorenzo se convierte en portavoz y furibundo fiscal contra sus antiguos superiores.

...un Enlace
Pierre Larquey y Pierre Fresnay en Le CorbeauEn una escena de la interesante Le Corbeau, el Dr. Vorzet da una explicación práctica a su colega, el Dr. Germain, acerca de como la presencia de una luz (en ese caso, una bombilla eléctrica) produce un sector iluminado en nuestros rostros y uno en oscuridad. La ideología por su parte, hace que identifiquemos como malo a aquello que está oculto en sombras. Pero Vorzet introduce un elemento nuevo, que es el movimiento: Con la bombilla pendiendo de su cable, la luz y la sombra varían en las geografías de los rostros de los doctores. Ahí se plantean las dudas y las confusiones. ¿Quién es bueno y quién malo en esa circunstancia?

Natalie Portman y Javier BardemEste episodio sirve no solo para explicar ambas películas, sino para dar justo enlace al díptico y también para permitir la comprensión de una situación real que explicaremos en el próximo párrafo. Para muestra, contemplemos el caso del Padre Lorenzo, primero ferviente católico del Santo Oficio que se promueve como paladín de Dios contra la iniquidad y los infieles. Tras el estallido de la Revolución Francesa y el reguero de nuevas ideologías, la luz que le iluminaba la comprensión pega una rotación, y Lorenzo regresa a la España de José Bonaparte convertido en paladín, pero de los no menos sanguinarios métodos republicanos escudados bajo el lema "Libertad, Igualdad, Fraternidad". Su final estará marcado por el del Emperador francés.

Algo similar (que respalda nuestro enlace) es lo ocurrido con el director de Le Corbeau, Henri-Georges Clouzot. En época de su estreno (1943), una película que postula un clima paranoico que atañe a todo un pueblo pudo haber sido tomada como una metáfora clara y certera sobre el gobierno de Vichy (*). Más tarde, la Liberación de Francia, trajo problemas para Clouzot, que había sido uno de los directores que se había atrevido a filmar para la defenestrada Continental Films (productora francesa que estuvo financiada por capitales alemanes de la Tobis Film). Caído en desgracia, el realizador estuvo casi un lustro sin poder trabajar (y ni hablar que sus películas fueron prohibidas): Ciertamente el mensaje ambiguo de Le Corbeau, que sonaba raro bajo Vichy, también fue interpretado negativamente en el nuevo cuadro de situación.

Javier Bardem con su sambenitoFelizmente, los tiempos cambian y las pasiones tienden a suavizarse: Clouzot no tuvo que ponerse ningún sambenito ni fue quemado en la hoguera... ¡hasta pudo seguir filmando!

Darío Lavia




Vichy: Tras la caída de Francia en 1940, Hitler no anexionó dicha nación (como había hecho con Austria o Polonia) sino que le instauró un gobierno bajo el mandato del héroe de la I Guerra Mundial, Mariscal Pétain, que tuvo asiento en la ciudad de Vichy. Tras la liberación de París, el gobierno de Vichy fue sinónimo de colaboracionismo...

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