lunes, 7 de noviembre de 2011

Los Visitantes de la Noche e Íncubo

LES VISITEURS DU SOIR (Los Visitantes de la Noche-1942) de Marcel Carné
INCUBUS (1965) de Leslie Stevens


Dos siervos del Diablo por el mal camino

Mayo de 1485. Su Señoría el Diablo envía a dos de sus siervos (Alain Cuny y Arletty) a la Tierra para sembrar discordia y desesperanza entre los seres humanos. Convertidos en Gilles y Dominique, artistas de la legua, ingresan a un castillo y cantan para el severo Barón Renaud y su prometida, Anne (Marcel Herrand y Marie Déa) así como para el padre de la princesa, el regente del lugar, el Barón Hughes (Fernand Ledoux). A través de un mágico acorde de laud, se congela el tiempo y los entes demoníacos aprovechan para tentar a los príncipes: Gilles involucra a la joven Anne y Dominique, por su parte, atrae a los machos alfa, Renaud y Hughes. Sin embargo, Gilles tiene un conflicto interior y decide revelarle a la ingenua Anne acerca de su auténtica misión. Cuando ella le confiesa que no puede dejar de amarlo, Gilles decide romper la fría carcaza que envuelve su corazón y amar, por vez primera en eones, a un ser humano. La reacción inmediata es una tormenta eléctrica y la aparición de un caballero en busca de asilo que es el mismísimo Diablo (Jules Berry) que viene a supervisar y rectificar el desempeño de sus siervos. ¿Podrá la fuerza del amor operar un cambio en la naturaleza del ser diabólico? Y, tras algunas vueltas de tuerca, ¿podrán los seres humanos identificar la senda correcta ante tanta intervención de seres del Averno?


Dos caminos se unen, y lo demás se va al diablo

Una extraña comarca posee una fuente de agua curativa. Al lugar se acercan todo tipo de personas, algunas de buen corazón, pero otras ladinas y ambiciosas. Parece ser un buen extracto humano para ciertos súcubos, demonios en forma de mujer que se acercan a los varones y los tientan para sustraer sus almas débiles y enviarlas directamente al Averno. La premisa básica de estos seres es trabajar siempre sobre seres de bajos instintos, mala entraña o moral desviada, lo cual les asegura el éxito. Sin embargo, una de estos súcubos, Kia (Allyson Ames), se propone como desafío llevar a la perdición a un humano de buen corazón, tarea que, de ser coronada por el éxito, le permitirá encumbrarse como hija dilecta de Satán. A pesar que su hermana Amael (Eloise Hardt) le recomienda no meterse con tales individuos porque el amor puede corromperla, Kia porfía y persigue a un joven héroe cuya bondad es a prueba de mal. El joven es Marco (William Shatner), que vive con su hermana Arndis (Ann Atmar) en una cabaña en medio del bosque. La aparición de Kia enamora inmediatamente a Marco, que sigue al súcubo por el bosque y no solo responde al estímulo físico sino que propone la unión en matrimonio y, para asegurar sus intenciones serias, afirma aspirar a tener un hijo. Imagínense: justo enamorarse de un demonio, con el usual problemita para encarnar que tienen... y ni hablar de ayuntarse para procrear. En fin, a todo este suculento plato narrativo hay que sumar la venganza de Amael, que despierta a un íncubo (Milos Milosevicz), es decir, un demonio con forma de mancebo, con la misión de pervertir a Arndis. 1

Enlace



Pre-Enlace
Fiel a nuestra tendencia a marcar preenlaces ofrecemos la coincidencia de alineación de demonios y humanos: en ambos felms tenemos a un par de hermanos diabólicos como entidades tentadoras. También tenemos correspondencias cruzadas: en el primero, un íncubo se enamora de una mujer; en el segundo, es el humano que se enamora del súcubo. Las consecuencias son dignas de que se raje el firmamento (o la tierra) y surjan potestades infernales superiores, como el propio Satanás o un temible íncubo.


Aperitivo teosófico
Establecemos un Diablo como culpable de todo lo malo que hay en el mundo pero olvidamos que su padre también es el mismo Dios cuyo sueño solemos llamar vida. Entonces, si Lucifer es una especie de tío que guía nuestros pasos, sus íncubos y súcubos realmente son nuestros primos que interactúan como ellos saben hacerlo. Así, como lo esencial en la vida de las personas normales es ganar dinero, ser respetado y formar familias, estos trasgos y criaturas infernales bregan por encontrar almas que sean capaces de resistir sus tentaciones, con lo cual acortan el camino hacia la Luz de la que alguna vez cayeron.


Enlace y buenas noches
Habiendo realizado esta pequeña introducción metafísica, creemos justo y sensato enlazar los felms diabólicos de esta noche por el reconocimiento que nos ofrecen historias de amor, pero no amor convencional o sencillo, sino amor prohibido... entre "primos", por así decirlo. Y no es que querramos resaltar que ambas historias terminan mal y que por eso sean válidas sino hacer pie en el concepto de que "en el amor, así como en la guerra, todo vale". Y si en ese "todo vale", ud. súcubo llega a engañar al Diablo, o ud. ser humano, se arriesga a cometer sacrilegios... vale más un minuto de decisión propia que toda una vida de bajar la cabeza y acatar las ajenas por respeto o tradición.



Darío Lavia

Dedicado a Jules Berry y William Shatner, tipos con los cuales sería enriquecedor compartir una cena y un vermouth.


Notas
1 Este doble juego humano-demoníaco-fraternal está complementado por una conceptualización clara y sólida acerca de la naturaleza de los demonios y del Bien. Incluso films posteriores, como ROSEMARY'S BABY (El Bebé de Rosemary-1968), THE EXORCIST (El Exorcista-1973) y THE OMEN (La Profecía-1976), han definido al Diablo y sus huestes de manera más ambigüa y misteriosa pero siempre desde el punto de vista humano. INCUBUS aporta el punto de vista del súcubo, con lo cual va más allá que las citadas en cuanto a motivaciones, limitaciones y campo de acción de los seres infernales, acercándose por ende a un viejo film olvidado del maestro D.W. Griffith, THE SORROWS OF SATAN (Las Penas del Diablo-1926) y al envejecido BLADE AF SATANS BOG (Páginas del Libro de Satán-1921) de Dreyer: todos plantean, en cierto modo, la necesidad del Diablo por regresar a la Luz.

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