miércoles, 28 de noviembre de 2007

Arroz Amargo y Orfeo

Riso Amaro (1948), de Giuseppe De Santis
Nos introduce De Santis en un mundo desconocido e inquietante de una Italia de posguerra: el mundo de las arroceras.

Grandes extensiones de tierras del norte de la península son anualmente cultivadas y sembradas por manos femeninas, y luego fraccionadas y distribuidas como fuente principal de comercio y alimento de un país que está intentando hacer nuevamente pié, frontera adentro como entre sus vecinos.

Y en una Estación de Trenes (¡¡¡¡¡cuando no!!!!!)
…aparece Silvana (Silvana Mangano), una joven inquietante por donde se la mire, con una estampa y una fuerza de seducción que más parecen propias de las tablas de un teatro en Roma o de París que de una arrocera lejana…que además, baila el boggie woogie conforme a las últimas ondas que llegan desde los Estados Unidos. Su mundo es el baile, las fotonovelas, las historias de amor, y la dosificación diaria de carnalidad y sensualidad que provoca naturalmente.*

Y allí mismo también vemos a una joven pareja, Francesca y Walter (Doris Dowling y Vittorio Gassman), quienes aparecen huyendo de un cerco policial que los busca por el robo de una joya de valor millonario.

Luego de una escena tumultuosa y sui generis que incluyó disparos y a Silvana bailando al pié del andén, Francesca se ve forzada a subir al tren rumbo al norte arrocero, quedando Walter expectante de volver a encontrarse con ella, para dirimir la cuestión de la joya.

Ya en los arrozales, será Silvana quien persiga a Francesca buscando deshacerse de quien podría disputarle protagonismo y, de yapa, quedarse con Walter, quien a esa altura, ya había recalado en la consideración de la bella bailarina.**

Pero Walter no era un Casanova de cabotaje.

Más bien, era un manipulador astuto y violento, quien aprovechándose de la volubilidad de Silvana y despreciando a Francesca, su antigua compañera de robo, concebirá un plan sin miramientos y absolutamente desaprensivo: robarse todo lo cosechado en el arrozal para venderlo en el mercado negro.

Todo el felm no hace sino mostrar un mundo donde mujeres conviven en un entorno extraño, muy lejos de hogares, cocinas e hijos…y allí sacan a relucir todo lo que de otro modo queda siempre oculto tras el manto de la sociabilidad y los buenos modales.

Francesca irá ganando ascendencia sobre el numeroso grupo mientras Silvana quedará estancada en su papel de “bomba erótica” y presa de los manejos de Walter.

El final es de melodrama y no aporta demasiado a la comprensión del felm ni a este simple ejercicio diptical.

Orphée (1950) de Jean Cocteau ***
Un asentado y afamado poeta llamado Orfeo (Jean Marais) que vive entre la admiración y la envidia del ambiente literario, es testigo de un accidente tan casual como extraño provocado a otro joven poeta, Cegéste (Edouard Dermithe) por dos motociclistas desconocidos. De la nada surge un coche y una Dama (Maria Casares) quien, más allá del accionar policial, toma el cuerpo del accidentado Cegéste y lo sube a su coche, invitando a Orfeo a subir también.

Ya en camino a lugar también desconocido, Orfeo notará que el joven ha muerto, lo que de ningún modo parece afectar a la Dama, quien ordena continuar normalmente con el recorrido prefijado.

Toda una serie de acontecimientos "inconexos" les irán sucediendo hasta la llegada a destino…siendo de destacar el hecho puntual del trato altanero de la Dama hacia Orfeo así como una extraña sensación de “atracción imposible” entre ambos.

Como en un sueño, Orfeo despertará al costado de un camino, donde lo espera el chofer de la Dama, Heurtebise (François Périer)) para devolverlo a su casa. Conductor y poeta regresan… oyéndose de fondo voces de la radio…mensajes cifrados que, al igual que los cantos de las Sirenas, mantendrán a Orfeo en trance soñoliento y lejos del alcance de la realidad.

En casa lo está esperando una amante Eurydice (Marie Déa) quien esperaba inquieta el regreso de su marido.

Buscando aclarar el turbión loco de sucesos recientes, Orfeo se duerme dando inicio entonces a

"El sueño de Orfeo"
Ya en él, la Dama aparecerá y desaparecerá anárquicamente, y en una de esas visitas inesperadas, se llevará –en un arrebato de celos- a Eurydice "al otro lado de los espejos". Orfeo buscará encontrarlas a ambas, iniciándose así su viaje espectral junto a Herteubise.

El fin de la Travesía de Orfeo culminaría con la vuelta junto a Eurydice al mundo de los mortales, pero…por no cumplir con la única exigencia del tribunal ***, perderá a Eurydice de su lado.

Orfeo vuelve solo, y junto a Herteubise deberá enfrentarse a una turba que lo espera para inculparlo por su participación en la desaparición del joven poeta Cegéste.

Orfeo morirá producto del enfrentamiento, y volverá a encontrarse con la Dama en carácter ya no de viajero, sino de habitante del mundo de los Espectros.

Enlace
Ambos felms nos sugieren una duda metafísica; la de la vida del otro lado del Aquerón.

Hoy no sabemos mucho de esto. Los Antiguos sí lo sabían, y algo nos legaron en lenguaje de poesía. **** De Santis y Cocteau nos dejan un ensayo valioso. Veamos.

Heurtebise / Caronte invita a Orfeo al viaje reservado a muy pocos escogidos... viaje del que volverá junto a su esposa al mundo de los mortales con la única condición de no voltear hacia ella durante el trayecto hasta bien terminado el "viaje / sueño". No lo logrará, pero la Dama Mortal, perdidamente enamorada de Orfeo, trastocará todas las reglas para devolver a Orfeo y a Eurydice a un estado previo de las cosas, asumiendo toda culpa y toda responsabilidad.

Del amor entre la Dama y el propio Poeta se desprende que: El Amor se sale de toda regla. Es LA excepción. Es el Amor lo único verdaderamente distinto en ambas orillas del Leteo, de la Estigia o del Paraná.

También los arrozales son "el otro lado" al que se llega en "el tren de Caronte"... el lado donde mujeres –y unos pocos varones también- se afanan en un marco donde las reglas eran otras bien distintas a la de sus propios lugares. Terminan por templarse, o por doblegarse; pero lo que es seguro es que de los arrozales nadie vuelve como ha llegado.

Francesca enroca con la Dama
La Dama encuentra su Amor de éste lado del Aquerón; Francesca lo hace del otro lado (un joven Raf Vallone personificando a un soldado de poco vuelo).

La misma fascinación esencial se produce en ambos casos. Torna el viaje en algo tan valioso como irrepetible.

Amar es posible...
... pero a veces obliga a ciertos esfuerzos y riesgos. La Dama lo arriesga y pierde todo en su afán por quedarse con el Poeta. ***** Francesca se encuentra a sí misma a través del soldado, al tiempo que se libera por siempre de la ahogante influencia de Walter.

Lo concreto es que el Amor, esta "del otro lado". Sabemos poco, pero lo que sabemos, lo afirmamos.

Ahora tenemos el desafío y una apuesta el salir a encontrarlo.

"¿Habrá vida del otro lado del Aquerón?" Me agrada pensar que sí.

Patricio Flores

Dedicado a Cecilia Todd, a Joan Báez y a Chihiro

* Vaya si las provoca... usted joven, nunca volverá a ser el mismo luego de ver a Silvana Mangano en Riso Amaro

** Hoy no es nada sencillo encontrar mujer... pero en otros tiempos, se peleaban por un hombre (quien pudiera)...

*** Será de real importancia conocer previo a ver este felm la historia de amor entre Eurydice y Orfeo. No obstante, seguiremos adelante aún a riesgo de ser pobre, escaso o chino el intento.

**** Platón enseña que la filosofía no es sino una "meditación acerca de la muerte"... Cicerón coincide refiriéndose a la filosofía como un commentatio mortis.

***** Silvana pierde también a Walter en los arrozales... que cosa, en el Amor, que siempre parece haber alguien que pierde.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Que Verde era mi Valle y Alemania Año Cero

"Que verde era mi valle" de John Ford (How Green Was My Valley-1941)
La evocación es una de las fuentes donde abreva la poesía en todos los rincones del planeta.

Esta bella historia trata justamente de esto; un hombre que al momento de la partida de su pueblito natal de Gales, evoca personas, lugares y momentos que han hecho de él lo que él és.

Sus padres, sus hermanos, los trabajadores mineros, su primer gran amor; sus desencuentros en la escuela, las injusticias y por supuesto también las bellezas de aquellos tiempos que, a la distancia permiten una justa y tranquila apreciación.

Una familia, los Morgan, cuyos hijos varones y su Padre trabajaban y horadaban el socavón minero cada día; una bella y laboriosa hermana Angharad (Maureen O'Hara), destinada a enamorarse perdidamente del flamante pastor Mr. Gruffyd (Walter Pidgeon), y un muchachito, el menor de los Morgan, Huw (Roddy McDowall) quien es el que nos comparte el relato.

La historia es sencilla
Los persistentes y justificados reclamos de los mineros por sus jornales cada vez más bajos derivarían en la creación de un sindicato, lo que causó divisiones y zozobra en los hogares más tradicionales, en donde la autoridad paterna no estaba en posición de dar respuestas satisfactorias sobre el tema.

De a poco Gwilym, el padre (Donald Crisp) irá cediendo protagonismo en un mundo que lo desborda, pero sin perder de vista el hecho de que sus hijos deberán transitar un camino distinto y de mucha mayor exigencia, y que éstos nuevos temas no podrán nunca resolverse "a la antigua usanza"*. Requerirán de análisis y de estudio. Habrá que tomar a la Escuela como un lugar imprescindible e insustituible para la formación de estos "nuevos hombres".

Será Mr. Gruffyd quien ponga distancia y luz –desde el púlpito- sobre estos cambios, y será la claridad de sus exposiciones así como su poca complacencia hacia gestos demagógicos y adulones las claves para que Angharad se enamorara muy seriamente de él; y si bien el felm no es un felm "romántico", la bella relación entre ellos luce justa y muy apropiada.**

El fin de la historia de los Morgan y de estos pueblos es lo que leemos en los diarios todos los días.

"Germania Anno Zero" de Roberto Rossellini (Alemania, Año Cero-1948)
Crudo retrato de una Berlín bombardeada, masacrada y derrotada, que sin embargo, alberga millones de sobrevivientes a la guerra. La vida siempre continúa.***

Un grupo de familias que vive hacinada en un edificio apenas en pié es el foco de la historia.

Como el resto de la gente, padecen las inclemencias propias del fin de toda guerra…la escasez de alimentos, la pelea por una credencial de trabajo que habilite el "comer", el siempre resurgente "Mercado Negro", la prostitución como alternativa de aumentar en algo la olla y el uso histérico y conflictivo del agua y de la electricidad, devenidas ahora en bienes de lujo. Solo los hospitales cuentan con higiene y alimentos, pero están reservados para casos extremos. (Por supuesto, las cuestiones asociadas a la educación están en suspenso por tiempo indeterminado).

Y un niño...

...de diez años, Edmund (Edmund Moeschke) es quien debe salir a pelear por la comida para sus hermanos y su padre, hombre enfermo y tan derrotado como su propio país.

Y en su salida va incorporado yeites de otros sobrevivientes adolescentes, que lo introducen en el mundo de los robos menores, pillaje, trucos, del Mercado Negro y del sexo libertino; y con todo este nuevo bagaje incorporado, Edmund terminará asumiendo involuntariamente un papel tutelar entre sus hermanos mayores…

…y en este nuevo rol toma una decisión límite y en solitario: decide envenenar a su propio padre quien no era para entonces sino solo un estorbo y una boca más que alimentar.

A partir de ahí, el vértigo lo rodea y encierra en un trance hipnótico.

Edmond se escapa... y se suicida.

Enlace
Es fascinante el pensar que ambas situaciones, la idílica de "How green..." y la brutal metáfora final de "Germania..." reflejan con el mismo nivel de honestidad, al ser humano.

A veces la violencia se presenta y es ineludible, y obliga a una rápida adaptación de personas y grupos a situaciones tan extrañas como impensadas e indeseadas.

Nunca hubo justicia en nuestro planeta y probablemente, nunca la haya. Al decir del jacobino Marat "Las leyes nunca podrán igualar (refiriéndose a los hombres) lo que Dios ha creado tan distintos". La desigualdad de todos los tiempos ha sido y será generadora de violencia, y no parece haber remedio a esto.

A la idea de "familia" como grupo de contención y seguridad, le apuestan ambos felms, solo que Ford nos invita a recrear –y a recreer- en una familia reunida en torno a la autoridad del padre… esto podrá adaptarse y acotarse pero nunca olvidarse, so pena de pérdida de identidad y de valores esenciales. Esto no soluciona todos los problemas, pero los ordena y prioriza.

Rossellini muestra las consecuencias de los lazos débiles dentro de una familia y del conflicto que genera la falta de "autoridad"; conflicto que se exacerba a gran escala cuando el entorno es árido y hostil.

Los valores inmortales ("valor", "honestidad", "lealtad", para citar algunos de ellos) terminarán siendo el distintivo de unos pocos; pero otros valores (también viejos, sin dudas) como "sagacidad", "repentización" o "precocidad", serán los buscados y deseados, y los que ocuparán grandes páginas y los que reflejarán a los grandes protagonistas de "lo que se viene".

"Germania..." es además, el duro golpe de destino de una sociedad que se percibía a sí misma como vencedora en el conflicto mundial, cuando las marchas militares y los brindis corrían un telón invisible sobre cuestiones como "postergación social" o "marginalidad".

Había que erradicarlas definitivamente, y así lo hicieron (intentaron)…y un buen día, "los marginales" fueron ellos, y las mismas conductas criticables y aberrantes que ellos mismos identificaban claramente con algunos de esos grupos, fueron las que proliferaron entre los propios alemanes: Las reglas de los sobrevivientes, o la "predominancia de los aptos". ****

Son dos niños los protagonistas de ambos felms.

Uno de ellos (ahora adulto) Huw Morgan, emigró a los Estados Unidos.
Edmund Meschke se suicidó.

Son intentos.

Hay otros muchos, pero serán tema de otros dípticos y reservados a mejores plumas.

Patricio Flores

A Anna Magnani


* Una vuelta al entrañable Tevye Topol del "Violinista..."
** En contraposición a otros buenos felms donde "el amor" luce excesivo y agobiante
*** Es todo un milagro
**** La metáfora es de H. Spencer basada en la "Selección Natural" de Ch. Darwin. El más apto bien puede ser reemplazado por "el más vivo", haciendo referencia al párrafo de los "valores inmortales".

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