Monsieur Verdoux y Agente Internacional
MONSIEUR VERDOUX (Monsieur Verdoux-1947) de Charles Chaplin
THE INTERNATIONAL (Agente Internacional-2009) de Tom Tykwer
El asesinato como modelo de negocios particular
La película nos presenta al protagonista, Henri Verdoux (Charles Chaplin, en su primer personaje luego de décadas de interpretar al Vagabundo), recién casado con una dama de sociedad rica, integrante de la estirpe de los Couvais. Verdoux, ni lerdo ni perezoso, arroja a su mujer a un incinerador con objeto de apoderarse de su dinero. "Liquidado" el asunto Couvais, este auténtico "Barbazul" francés se concentra en sus próximas nuevas víctimas. Su propósito no es otro que enviar efectivo a su legítima y minusválida esposa e hijo (Mady Corell y Allison Roddan), que viven en un pueblito de provincia ignorantes de la verdadera fuente de dinero que les permite vivir. Se trata, según indica el subtítulo, de "una comedia de asesinatos", sin embargo, el filme tiene menos pasos de comedia que tristeza y justo resentimiento ante la triste culminación de la II Guerra Mundial, en que la esperada paz final se convirtió en un preparativo para un nuevo y eterno conflicto. Chaplin destila amargas críticas contra la guerra con el famoso diálogo: "matar una persona te convierte en un villano, matar a millones en héroe. Los números santifican". Esta comparación, fuera de lugar (ya que compara el crimen en sociedad con el crimen en la guerra), está vertida en el momento justo en que los Estados Unidos se lanzaban a la paranoica "caza de brujas" macarthysta bajo una reinterpretación de sus propósitos durante la Guerra (primero vencer al totalitarismo nazi-fascista y luego al comunismo). Lo que si es válido es el carácter polémico de las premisas de Verdoux que, vistas sin prejuicios ni anteojeras, plantean inquietudes en aquel entusiasmo bélico de antaño.
El asesinato como modelo de negocios corporativo
La trama se inicia con la muerte de un agente de Interpol (Ian Burfield) que acaba de contactar a un informante perteneciente al omnipotente IBBC. Su compañero, el agente Salinger (Clive Owen) se pone en contacto con una fiscal neoyorquina (Naomi Watts) con la que siguen leves pistas que relacionen a dicha banca con un negociado de armas de guerra. Por supuesto, como suele ocurrir en los buenos thrillers, se trata de la punta de una madeja profusamente enredada, cuyas derivaciones alcanzan gobiernos, revoluciones, países del 3er. Mundo y un asesino profesional (Brian F. O'Byrne) que es denominado "el consultor". La cámara nos muestra postales de Milán, Berlín y Estambul, locaciones que nuestro protagonista debe investigar en el devenir de sus desventuras, pero es en un museo neoyorquino donde se llevan a cabo las secuencias más tensionantes, tras una operación de seguimiento en las calles de dicha ciudad que comenzaba a elevar el termómetro.
Clive Owen a los balazosEnlace
Chaplin respondió a las fuertes críticas que acarreó su película con una brillante cita: "Von Clausewitz dijo que la guerra es la lógica extensión de la democracia; M. Verdoux siente que el asesinato es la lógica extensión de los negocios". 62 años después, la película de Tom Tykwer no genera el menor revuelo con las reminiscencias del sonado caso del Bank of Credit & Commerce International (BCCI), que en los años '80 y '90 fue eje del "más grande fraude bancario del mundo financiero" [1]: ya no hay ideologías que muevan montañas. Aún así y, siguiendo la frase de Chaplin, podríamos agregar que "los préstamos al Tercer Mundo son la lógica extensión de las corporaciones".
Chaplin y Martha Raye: Verdoux no perdonaAmbas películas ejemplifican como los seres humanos fagocitamos prójimos para sobrevivir, de manera individual con los métodos artesanales de M. Verdoux, o bien en forma organizada y mancomunada a través de ese "subproducto de las artes de la paz" [2] llamado Guerra. Signo de nuevos tiempos en que las guerras masivas ya no se pueden imponer a través de la propaganda patriótica, empresas financieras internacionales, clubes de inversores e instituciones de clearing se dedican a fagocitar recursos monetarios de países emergentes. ¿Meras injusticias? ¿Nuevos métodos de antiguas prácticas? ¿Últimas instancias antes de la esperada igualdad de las naciones? ¿Primeros atisbos de lo que les espera a aquellos países retozones en cuanto a desarrollo industrial y madurez institucional? Tiendo a coincidir con nuestro admirado Sherlock Holmes en su célebre frase "No hay nada nuevo bajo el sol, todo ha sido ya hecho antes". ¿Seguirá haciéndose, bajo la misma forma pero más disimuladamente?
Darío Lavia
1: Citado de Robert Morgenthau, fiscal de Manhattan en Wikipedia. Más información: Follow the money, artículo de Sirota-Baskin para The Washington Monthly.
2: Ahora citamos a Ambrose Bierce en su imprecindible Diccionario del Diablo.
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