La Guerra del Cerdo y Fuga en el Siglo XXIII
LA GUERRA DEL CERDO (1975) de Leopoldo Torre Nilsson
LOGAN'S RUN (Fuga en el Siglo XXIII-1976) de Michael Anderson
«Los jóvenes nos atacan porque tienen miedo del viejo que llevan dentroComo comenzó todo...
En 1969 tuvo lugar en Buenos Aires un sórdido incidente conocido como "La Guerra del Cerdo". Del mismo solo quedó, como vestigio, el diario de uno de los protagonistas. A pesar que en la narración preliminar de la película se hace esta mención, durante el metraje no hay ningún diario (salvo los que vende un viejo canillita que luego es molido a golpes por una turba). La película se inicia con una eterna cola de jubilados que aguarda el cobro. La "Guerra del Cerdo" consiste en un movimiento de jóvenes iracundos que, guiados por conceptos e ideales, recorren las calles por las noches, torturando o matando ancianos, quienes por su estado pasivo, son considerados "cerdos": personas que no aportan ningún beneficio para la sociedad, sino que son cargas, despojos que hay que eliminar. Ante esta premisa, uno puede oponer el preconcepto de que ancianidad equivale a sabiduría, experiencia, sensatez, madurez... sin embargo, ninguno de los ancianos del filme tiene alguna de esas virtudes. El protagonista de esta historia, Don Isidoro (un soberbio José Slavin), es un hombre maduro que está en la llamada "zona gris": hace rato que no es joven, pero tampoco es viejo. Su postura ante los hechos que presencia es de pasividad, de paciencia, y de comprensión, especialmente porque su hijo (Víctor Laplace) es integrante de la camarilla juvenil. Sin embargo, Don Isidoro nunca llega a tomar un rol activo, no aspira a organizar alguna defensa, ni siquiera hacer una denuncia a la policía... Nada. Sus amigos, los "muchachos" del café, algunos más viejos que otros, observan hechos de violencia y comparten el miedo de ser las próximas víctimas, pero no dejan de reunirse para jugar al truco y tomarse una cañita. Ninguno de ellos hace nada para defenderse, y cuando uno a uno van muriendo, siendo atacados o secuestrados, los que quedan tratan de pasar desapercibidos para no atraer la atención y posterior ira de los jóvenes. Estos elementos, tomados de la novela "Diario de la Guerra del Cerdo" (1969), de Adolfo Bioy Casares, están bien postulados en la película. De hecho, los mejores diálogos son aquellos que se reproducen textuales del libro: "Los jóvenes nos atacan porque tienen miedo del viejo que llevan dentro," dice en un momento Don Isidoro.
«...las personas que cumplen 30 años deben sacrificarse en un sombrío juego llamado "el Carrusel" que oficia como mecanismo de control poblacionalComo terminaría todo...
Esta versión de la novela de 1967 de William Nolan y George Clayton Johnson imagina un futuro distópico y contradictorio. La vida en el año 2274 no puede ser más terrible para la gente mayor: a través de un dispositivo de cristal instalado en las palmas de sus manos, las personas que cumplen 30 años deben sacrificarse en un sombrío juego llamado "el Carrusel" que oficia como mecanismo de control poblacional. Todos viven en una ciudad sellada y aislada del mundo exterior, bajo un "domo" que asegura provisión de todo lo necesario para vivir bien y sirve a la vez como protección de una atmósfera externa envenenada por quien sabe que contienda apocalíptica. A veces, quienes llegan a la edad límite osan rebelarse y se tornan en fugitivos, pretendiendo alcanzar un lugar denominado "Santuario". Para desalentar estas conductas, hay una especie de policías de elite que tienen como misión perseguir y liquidar a los fugitivos. Uno de ellos, Logan 5 (Michael York), de 26 años, es encomendado por la computadora central para encontrar y destruir ese Santuario, lo cual no podrá hacer si no sale de la ciudad. La computadora procede provocando la alteración del cristal de Logan, que ahora aparece como si tuviera 30 años. Afrontando el exterminio en el Carrrusel, Logan se convierte realmente en fugitivo y es perseguido por su otrora colega Francis 7 (Richard Jordan). Logan también se involucra con Jessica 6 (Jenny Agutter), una chica que trabaja para una organización clandestina que se dedica a ayudar a todos los fugitivos. Tras varias alternativas, llegan por fin al Santuario, que resulta ser una Washington D.C. desvencijada y abandonada en la que se topan con una persona vieja (Peter Ustinov). ¿Se animará Logan a regresar a la Ciudad de los Domos y explicar a todos que es posible vivir fuera y madurar hasta ser anciano, a pesar que ello implique un cimbronazo al sistema?
Enlace
A veces distintos autores que no tienen relación o conocimiento entre si, sueñan argumentos similares en diversas partes del mundo y lo vuelcan en obras que, un observador posterior podría analizar conjuntamente como parte de una misma línea de evolución. En este caso, Bioy Casares nos plantea un hecho sórdido, "la Guerra del Cerdo", que bien pudo ser la semilla ideológica, décadas más tarde, de la nueva sociedad del futuro pergeñada por Nolan y Johnson. Los films de esta noche tienen como enlace uno similar al ya planteado en un díptico anterior, es decir, dos películas aisladas que potencialmente plantean diferentes etapas de un mismo proceso evolutivo.
Creemos que en el siglo XX se propulsó la resolución del problema de los ancianos, con sus aportes jubilatorios y sus obras sociales de atención médica. Este detalle nos permite ir al epílogo del enlace que es una interesante y metafórica segunda lectura sobre ese grupo de jóvenes intentando quitar fuera de juego a todo aquel identificado como viejo decrépito. Si reemplazamos la magnitud cronológica por ideológica, entonces tenemos una figuración del conflicto que se extendió en el país durante los años '70. La guerra entre la ideología nueva y vieja tendría un round poco después del estreno de la versión fílmica de la novela, en 1976. Es el momento en que, siguiendo la figura, se avecina la venganza de los Cerdos contra los jóvenes. Más de tres décadas después, mientras aún se producen repercusiones judiciales y políticas de tal enfrentamiento y aún sorteamos devaneos de estas ideologías nuevas y viejas, los "Cerdos" (ahora nos referimos a los ancianos cronológicos), siguen haciendo colas a la intemperie y el poder de turno les sigue postergando aumentos [1]. Se trata de una auténtica ficción distópica que ni Nolan ni Clayton Johnson pudieron imaginar, el acto de violencia moral, psicológica y física contra el ser humano en la ancianidad, segunda etapa de mayor indefensión de toda la vida (siendo la primera la infancia), una lamentable realidad.
Y ahora un post-enlace dedicado al Lic. Flores (que lo sugirió). El cambio, hemos visto en nuestro díptico previo, es el objetivo que persiguen los revolucionarios y que reprimen los reaccionarios. La línea que los divide es lo nuevo y lo viejo, encolumnándose cada grupo detrás de cada ideal. El problema es que, siendo "nuevo" y "viejo" términos relativos, una concepción nueva puede haber sido el descarte de un pueblo viejo y viceversa. Ahí tiene uds. a los jóvenes que llevan a cabo la "Guerra del Cerdo" que hoy, 40 años después, serían viejos. O a los jóvenes del siglo XXIII que vivían en un sistema en que el envejecimiento estaba impedido por Ley hasta que descubrieron que ser viejo no solo era posible sino hasta vistoso y atractivo.
"El paradigma es el cambio" decía un viejo compañero de la universidad cuyo nombre solo podría revelar por pedido expreso del lector. El cambio trae aparejado ilusión y el desengaño trae aparejado el ansia de otro cambio; el círculo se tornaría en vicioso si no hubiese un momentaneo equilibrio que permita una tolerancia mutua a las fuerzas antagonistas y nos dejen al resto vivir en paz.
Dario Lavia
dedicado a Don Isidoro Vidal
Estados Unidos también debate, indirectamente, el trato a sus ancianos en lo que respecta a la polémica reforma que el presidente Barack Obama propulsa para el complicado sistema de previsión médica, cuyos usuarios mayormente tienden a ser ancianos...
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