Francesco (1950) y Ataque (1956)
FRANCESCO GIULLARE DI DIO (Francesco, Juglar de Dios-1950) de Roberto Rossellini
ATTACK! (Ataque-1956) de Robert Aldrich
Francesco
Usted se prepara para ver al gran Rossellini, se ubica en su lugar de la casa, y se relaja, porque sabe que no se trata de vértigo ni de emociones fuertes sino de refinamiento. Y ahí aparece Francisco junto a sus seguidores, alejándose de Roma de ver al Papa. Uno de sus fieles le pregunta a Francisco bajo la tormenta, el porqué Dios lo había escogido a él, siendo hombre sin atractivo físico alguno, pequeño y pobre, para realizar sus designios, a lo que Francisco le responde que "ésa es la razón de Su Elección, para que nadie pueda robarle a El los méritos de Su Obra". Y con eso le alcanzaba al Santo. Desde Roma, la lectura sería distinta, pero no le importaba en absoluto.
"Dios se vale de la humildad, sí, pero también de la diversidad" imaginamos como posible reflexión de un Cardenal más avezado y acomodado a sus tiempos. Y... puede ser. Pero Francisco nos siembra al menos la duda. La duda de "si vale todo" o si también importan los medios. ¿Se podrá vivir absolutamente despojado de todo elemento de este mundo? Y de poderse: ¿Será eso lo que Dios desea del hombre? Es un interrogante que Francisco resuelve vendiendo todas sus pertenencias, y entregándose a una vida misional con su grupo de fieles discípulos. *
Rossellini se nutre de aguafuertes medievales para exponer claridad sobre un personaje tan difícil de abordar como lo es su época. Dicen los que saben que estas aguafuertes no reflejan experiencias de vida del Santo sino las de un discípulo de su Orden, la de Fray Junípero, lo que me parece interesante como ejercicio intelectual: El de abordar el árbol a través del fruto. Son once episodios que si bien algunos parecen exagerados, forman un acorde disonante pero sólido en su estructura.
En su afán por no distorsionar la obra ni en el más mínimo modo, Rossellini ni siquiera utilizó actores para sus frailes, sino frailes auténticos, siendo Aldo Fabrizzi el único actor, quien encarna como no podía ser de otro modo, a un tirano pagano y vil. Frailes haciendo de "frailes", y paganos actuando de "paganos": mayor verismo es inconcebible en una obra de cine. **
Es evidente que estas viñetas no pretenden de ningún modo reflejarnos una biografía del Santo; son más bien parábolas encarnadas por él y retratadas del modo más real posible. Parábolas que nos invitan a volver a ese tiempo de niñez y adolescencia, donde todo era posible, donde el "bien" reina y el "mal" es vencido, y donde la piedad horada aún la maldad más enquistada. El Maestro no intenta que su felm sea biográfico o exhaustivo, ni siquiera "creíble". Rossellini más bien nos baña con aguas extraídas del profundo pozo de la humildad. Si usted tiene algo de sarcasmo, o de desconfianza, o de tinte burlón en su forma de encarar la vida, el felm no será más que una parodia con algunos elementos no carentes de ser fuente de burlas y de absurdos. Pero si usted quisiera, Francisco lo invita a reacomodar algunas cosas en su interior. Y lo hace con absoluta honestidad. Solo por eso, creo que vale la pena escucharlo.
¡Ataque!
Este correcto felm bélico se centra en un joven Teniente Joe Costa (Jack Palance) quien decide enfrentarse a su inmediato superior, el Capitán Cooney (Eddie Albert), por sucesivos actos de cobardía que le cuestan vidas humanas a la Compañía.
Pero Costa no está solo. Cuenta con el apoyo tácito de su pelotón, y con el explícito respaldo de otro par suyo, el Teniente Woodruff (William Smithers) quien está dispuesto a contarle todo al Teniente Coronel Bartlett (Lee Marvin), al mando del Batallón.
Será Costa quien confronte hasta el punto de amenazar de muerte a su Capitán mientras el Teniente Woodruff intente a través del diálogo frontal, dar su apoyo al amigo y par. Pero queda evidenciado que ambos pecan de ingenuidad.
La amistad entre sus superiores se cimienta en favores mutuos, cosa que ellos mismos podrán comprobar rápidamente, lo que obliga a ambos tenientes a replantearse la cuestión. Y mientras Woodruff se decide a esperar y a seguir dialogando, Costa se impacienta y se decide a actuar por su propia cuenta.
Será el destino quien termine igualando a Costa y a Cooney en una muerte casi simultánea; y deje a Woodruff ascendido a rango de Capitán, conllevando la connivencia de quien "sabe más de lo que debe" con el Teniente Coronel Bartlett.
Pero el felm nos regala una última lección de moral a la vieja usanza, y será el novel Capitán quien desdeñando el reciente ascenso, decida blanquear toda la situación con el General Parsons.
Enlace
Será sencillo pero bien intencionado enlazar a Francisco y su patrulla con Costa y sus discípulos.
Pero no en los fines que persiguen ambos, ni siquiera en el estilo de liderazgo que, tanto en uno como en otro, se basa en una vida ejemplar, cimentada en principios y valores que se manifiestan en todas sus acciones. ***
Trataremos de verlos en su relación con sus Superiores. Conocida es la reacción de Roma ante la petición de Francisco de purificar una Iglesia que estaba caída (imagínese usted, ¡semejante planteo! ¡¡¡Y a quién!!!) a través de una Orden nueva. Inocencio III no pudo, no obstante esto, impedir que Francisco creara su propia hermandad, considerando después de todo que no era posible impedir una comunidad cimentada solamente en las enseñanzas de Jesucristo ("lo que no se puede prohibir, se debe permitir").
Arriesgado, Francisco se expone en su lucha contra el Sistema... al decir de José Gobello cuando nos habla de Piazzolla y su fallido intento por integrar el mundo de la Gran Música: "Ni cabeza de ratón ni cola de león: Cabeza de dragón." ****
Lo de Costa es mucho menos ambicioso, pero de tan difícil realización como lo otro: Se propone deponer él mismo a su Superior de mando, exponiéndolo como un cobarde ante sus superiores y pares. *****
Costa no reconoce más superiores que a aquellos a quienes admira, o de quienes puede ver acciones viriles y comprometidas, sin importar el grado del oficial de que se trate. Francisco es más humilde. Viaja a Roma, a buscar aceptación y bendición papales. No desdeña la autoridad, la busca y la acepta aún sin comprenderla.
Es imposible determinar que peso específico tienen los "Costa" en el resultado final de una guerra ganada por su Alianza, así como "que tanto" hizo Francisco por perdurar a través de los siglos y que tanto hicieron sus sucesores y hagiógrafos. Lo más sencillo es atribuir al genio político de un Churchill el triunfo, y de Inocencio III, el haberse valido de una figura tan diminuta como Francisco, para sacudir a una Iglesia anquilosada y decadente.
La "política" entonces, será la Madre de los grandes triunfos, y la "valentía" la de los pequeños. Y así, grandes y pequeños, tenemos nuestros santos, y estamos todos felices. ******
Patricio Flores
*: Prefiero a este punto no citar escritura alguna. Hay muchas, pero "las escrituras dicen muchas cosas," como diría mi amigo Tevye... a veces, tanta ambigüedad nos hace dudar de las intenciones de los traductores.
**: También Visconti nos dio en un LA TERRA TREMA (La Tierra Tiembla) con iguales resultados.
***: Es interesante: ambos eran políglotas, y afectos al conocimiento de las costumbres de los lugareños.
****: Lo interesante es que Francisco no trabaja desde adentro de una Orden ya existente, sino que, considerando "muertas" a todas, se lanza a crear la suya propia.
*****: Intente usted, joven, hacer algo por el estilo con su Jefe, hablando directamente con su gerente.
******: Si esto fuera matemáticas (y no lo es) diríamos que "El conjunto 'A' lo componen: 'Política', 'Grandes Logros', 'Abyección', y 'Corrupción'; y el Conjunto 'B': 'Coraje', 'Principios', 'Rebeldía', 'Crisis con la autoridad', 'Logros menores'."
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