lunes, 17 de abril de 2006

Horizontes Perdidos y El Hombre de Mimbre

LOST HORIZON (Horizontes Perdidos-1937) y THE WICKER MAN (El Hombre de Mimbre-1973)

Estimados todos, permítanme ingresar en esta sección, hasta ahora no abordada por quien esto escribe, con el noble motivo, creo yo, de aparejar dos películas, una clásica y otra de culto. Empezamos con Horizonte Perdido, dirigida por un tal Frank Capra en 1937 a quien yo tenía en estima como uno de los pocos directores de Hollywood que podía hacer películas comprometidas y, al mismo tiempo, entretenidas. El primer título que nos ocupa tiene que ver con la naturaleza humana, con Shangri-Lá y con la interpretación occidentalizada de una utopía. La segunda, de un tal Robin Hardy, tiene que ver más con la Naturaleza que con el ser humano, con Summerisle, y con la interpretación pagana de una utopía. Pero vayamos por partes.

Quién busca
- LOST HORIZON: Tenemos a Robert Conway (Ronald Colman, uno de los grandes bigotitos finos del cine, excelente actor inglés), un humanista, escritor, funcionario civil, un idealista y también un "héroe con los pies en la tierra", (según lo define su hermano).
- WICKER MAN: Es el Sgto. Howie, otro funcionario civil, un "constable" u oficial de policía (Edward Woodward, otro excelente actor inglés), católico ferviente, casto en espera de su próximo matrimonio, de profundas convicciones morales, que también aferran sus pies a la tierra.

Qué encuentra
- LOST HORIZON: Nada más y nada menos que una utopía convertida en realidad a través de la legendaria Shangri-Lá. Es el año 1935. Ahí la gente vive más tiempo, vive mejor, no conoce el crimen, tampoco el dinero. El secreto es la "moderación" y, según palabras del Sumo Lama, "ser amables". Es una exaltación de un ideal de sociedad, que pudo surgir de la pluma de un Platón, de un Moro o de (en este caso) un Robert Conway.
- WICKER MAN: Al revés de Conway, Howie se topa con el infierno en la tierra. Va buscando una menor denunciada como desaparecida en la isla de Summerisle, en 1973. Se trata de una sociedad contemporánea que, en su totalidad, ha regresado a los antiguos ritos paganos, que aseguran buenas cosechas. Los ritos acercan a la Naturaleza, que, a la postre, es la que puede brindar sus frutos y proporcionar una existencia placentera, o puede matar cuando se pone virulenta.

Espejos
- LOST HORIZON: Conway comienza a sentirse muy a gusto en Shangri-Lá. Es más, según él, "parece como si ya hubiera estado antes." Es como que hubiera nacido para vivir ahí. Una combinación de factores y circunstancias hará que se marche. Sin embargo, una vez enterado de su error, buscará por todos los medios regresar.
- WICKER MAN: Al revés de Conway, el buen Howie comienza a abominar de Summerisle a medida que pasa el tiempo. Primero es la sensación de ser víctima de una conspiración y luego la certeza de que está por realizarse un rito repugnante. Como oficial de policía es su deber impedirlo, pero como ser humano intenta alejarse cuanto antes. Por una combinación de factores y circunstancias, no podrá marcharse. Sin embargo, una vez enterado de su error, tratará de escapar, infructuosamente, claro.

Paralelismos
En ambos casos, se nos muestran sociedades que han cambiado uno o varios tópicos que la Civilización Cristiana Occidental ha consagrado luego de siglos de existencia y evolución. Cuestiones como envidia, ambición, codicia y otras, han sido extirpadas de Shangri-Lá. La "moderación" que prolifera es un intento válido de solución a todos los problemas de la Humanidad. En Summerisle la superstición es acompañada de cantos fálicos y algo que, a ojos de un extraño, es interpretado como "perversión y abominación". Los líderes de ambas comunidades (el Sumo Lama y Lord Summerisle), podrían ser uno reflejo inverso del otro: la beatitud del primero refleja la decadencia del segundo. Pero ambos son "útiles" a sus respectivos núcleos sociales, y ambos son efectivos en sus funciones, afianzándose ante las visitas foráneas.

En definitiva
La Utopía, por definición, no existe más que en lo ideal. ¿Invalida sus beneficios la puesta en práctica de una doctrina utópica? Shangri-Lá y Summerisle son municipios complejos, utópicos y perfectos, que logran sobrevivir al choque contra el mundo del que se apartaron. ¿Deben estos micro-universos aislarse para no ser contaminados desde el exterior o para no extenderse más allá de sus fronteras? La respuesta, tal vez, la puedan brindar nuestros Conway y Howie, pero también cualquiera de nosotros que hubiera intentado cambiar algo de la sociedad que nos da cobijo.

Darío Lavia

domingo, 2 de abril de 2006

Nicolás y Alejandra y El Violinista en el Tejado

La secularización, al igual que el gamexane, termina por infiltrarse aún en los rincones y agujeros más increíbles de nuestro sufrido globo.

Anatevka es el lugar. Allí, una aldea conformada por rusos y judíos que conviven normalmente dentro de una Rusia Zarista, son testigos involuntarios e inocentes de los últimos estertores previos a la abdicación del Batiushka Nicholás II. Dentro del humilde pueblo y más dentro aún, entre la comunidad judía, un lechero, Tevye, padece dentro de su seno familiar de todos los embates de los nuevos tiempos. Hombre de bien, que acostumbra a conversar con Dios en breves y sinceros soliloquios, Tevye tiene 5 hijas, tres de las cuales están ya en edad como para ser dadas en matrimonio, conforme a la Tradición.

La primera es desposada por un sastre pobre, luego de haberse los novios comprometido en secreto, dejando de lado a la Casamentera y por supuesto, la elección y permiso de la autoridad paterna. La segunda es desposada por un joven comunista que, ni bien contrae el compromiso prenupcial, huye hacia Petrogrado a fomentar revueltas en contra del régimen del Zar. Ni Casamentera ni permiso paterno obraron tampoco en este caso. La tercera se enamora de un joven ruso, Fyedka, quien no es judío. Aquí, no queda títere con cabeza. Ni permiso, ni Casamentera, ni bendición ni saludos; los dos jóvenes se casan en la Iglesia Ortodoxa, con lo que la muchacha, Chava, abandona todo vínculo con la religión judía y, por ende, con su propia familia.

Para que el cuadro se complete, mientras Tevye nos muestra el inexorable cambio provocado por los nuevos tiempos, un pogrom expulsa a los judíos de Anatevka de su tierra; y éstos se ven obligados a diseminarse por el Mundo, ya que Rusia no les ofrecería buena acogida entre sus lares. (Tras una breve reunión de deliberación entre los vecinos, el Sastre le pregunta al Rabino si no era una buena ocasión para que apareciera por fin el Mesías tan esperado, a lo que el Rabino contesta: "Creo que deberemos esperarlo en otro lado"). La lucha por mantener vivas dentro de los linderos de una familia, todos aquellos valores, preceptos y ceremonias que distinguían a un hogar judío de otro cualquiera, fue cediendo paulatina e inexorablemente, ante los embates del ariete del mundo exterior; con sus innovadoras ideas de "derechos", "igualdad", "libertad" y demases. ¿Podrá este desterrado pueblo de Anatevka ser un preanuncio o una velada admonición divina dirigida a la Real Familia Propietaria de toda Rusia?

"Nicholás y Alexandra", de Franklin Schaffner, no hace más que tentarnos a creer en que bien pudo ser así. Después de tres siglos de Romanov y de algunas concesiones recientes (las forzadas reformas como consecuencia directa de la revolución del 05 y la creación de la Duma -por citar un par de casos interesantes), la familia real se encuentra con que ese lazo eterno entre Dios, el Zar y el Pueblo, dejaba las etéreas salas de los cielos para encontrarse estrechado entre los rieles del tren que los conducía a Siberia.

Lento e inexorable, avanzaban los cambios que derivarían, a la postre, en el gobierno revolucionario de Lenin. Pero para Nicky (así lo llamó su padre, el Zar Alejandro III), tan generoso en buenos modales, tan cultivado en toda materia vinculada a Britannia, tan refinado y caballero como era, el gobernar un Imperio como el Ruso era sencillamente, un "Mandato Divino". Entonces, y más allá de las marchas y contramarchas de una Rusia convulsionada, el Zar sería una baza comunicante, un sarmiento, para que Dios llevara adelante Sus Designios, pero... "¿quién puede conocer los designios de Dios?" preguntaría Salomón el Sabio, y asunto concluido. Al decir de Tevye: "El Libro Santo siempre tiene una frase para cada cosa".

Nicolás significó el fin de los Romanov. Su propio padre, en vida (¡que obviedad!) ya lo tenía asumido. Del estilo de la autocracia popular de Miguel Romanov o del burocrático de Pedro el Grande, se convergía ahora en un híbrido anglófilo, cuyo varón unigénito, Alexis, que debía cargar con el peso del sacro nombre de su Abuelo Imperial, no pudo siquiera intentar reivindicación alguna, muriendo junto al resto de su familia fusilado por los Rojos (dejaremos a Anastasia y a Rasputin para otras plumas mejores ¡que buen modo de introducir la respuesta de Don Cerone!). Nicolás no llevaba en su sino las glorias que lo antecedían. Después de todo, no había elegido ser quien era, aunque él estuviera convencido de que Dios lo había hecho por él.

Para Tevye todo vínculo con la realidad estaba signado dentro de las paredes de su hogar y de su Aldea. Esa era La Realidad: la única. El destierro a que se vio obligado significó el desprenderse de cada cosa, de cada animal, de cada rincón, dejando jirones de su esencia misma sembrados por cada camino recorrido de Anatevka. Para Nicolás, cuya realidad era El Mundo, terminó perdiendo hasta su más mínima intimidad, abdicando desde el Trono hasta del último acto de la voluntad humana: el de la propia muerte.

Ambos tuvieron que huir, uno de su pueblo, otro de su Imperio. La deportación de la familia Real a Siberia les mostró a las claras a Nicolás y a Alejandra, que Siberia no constituía parte del Patrimonio del Zar. "Dios da, y Dios quita", le hubiera dicho Tevye, en tiempos más felices para ambos.

"Tan lejos tenemos que ir, para estar acá" (Charly García). Bowman ante el espejo, en un lejano cuarto de Júpiter...

Patricio Flores (dedicado a tres seres inolvidables: Topol, Richard Basehart y a Ron Moody)

PS: ¡Que escala! De Dios a Nicolás, a un Jefe Regional, a un Alcalde, al Rabino, a Tevye y su familia. No es que Dios no hable con los hombres, es que, con tanto oráculo y mensajeros, Su Mensaje llega bastante debilitado...

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