lunes, 15 de junio de 2009

La Mujer de Arena y Vals con Bashir

SUNA NO ONNA (Una Mujer en la Arena-1964) de Hiroshi Teshigahara
WALTZ WITH BASHIR (Vals con Bashir-2008) de Ari Folman

Mujer de Arena
Buscando insectos fuera de todo catálogo y clasificación se halla un joven maestro de escuela, cuando el atardecer hace imposible su regreso al hogar. Un lugareño, al notar su situación le ofrece cobijo por esa noche. El plan no parece ofrecer puntos de resistencia salvo por un simple hecho: la casa en cuestión se encuentra a unos quince metros de profundidad cercada por médanos. El acceso sólo es posible a través de una escala atada a un antepecho ubicado bien al borde de la fosa de arena. Y no podemos obviar el detalle que se encuentra habitada por una joven viuda.

Luego de una cena abundante y de un descanso reparador[1] el joven se dispone a marcharse apenas despunta el alba. Pero al salir de la casa, la escala... ya no está. La historia nos muestra entonces al joven atravesando todos los estadios del ánimo humano; desde la sorpresa más infantil, pasando por una impaciente sorna, un odio encendido y, ya sin fuerzas y resignado, un espíritu derrotado. Sus primeras semanas están signadas por constantes y frustrados intentos de escape. Esos muros no admiten ser escalados; la arena cede ni bien logra afirmarse un pié. Pasados los meses concluye que la única explicación posible a tal pesadilla era la de un mero e insano entretenimiento para los escasos lugareños, tan hambrientos de risas fáciles y morbo como cualquier hijo de vecino.

El sexo no tarda en presentarse en la flamante pareja. La cópula aparece en una escena en que ambos intentan higienizarse. La higiene es uno de los temas medulares en todo esto. Vivir entre la arena no es de ningún modo llevadero salvo que se tomen recaudos serios sobre el respecto. Sexo e higiene mantienen a ambos en estado de conservación y convivencia mínimas pero indispensables. Ante el pedido del joven por poder salir al menos unos minutos semanales para poder ver el mar, los lugareños aceptan con la condición de que la pareja se avenga a tener una relación sexual fuera de la cabaña, o sea, a modo de anfiteatro, a la vista de todo el pueblo. Nuestra mujer no comparte tales inquietudes marino-filosóficas, y no contribuye a la causa ni aún por satisfacer a su hombre ávido de libertad. La falta de inclinación y de aspiraciones hacia "lo de afuera" de la mujer confinan al hombre a aceptar por todo universo posible a "lo de adentro". Expresado en castellano, si la mujer lo hubiera deseado tanto como el hombre, ambos hubieran podido salirse del hoyo (construyendo una escalera con tablones, picas con elementos cortantes y zancos apropiados con maderas gruesas, para decir algo nomás). Así las cosas, luego de un año ella da a luz y él se queda solo en el hoyo. Mas al llevarse los pueblerinos a la mujer a parir a lugar seguro, él puede disponer de la escala para huir a conciencia. Pero no lo hace, para el regocijo de las espectadoras.

Vals con Bashir
Un antiguo soldado israelí intenta reconstruir en su mente los lamentables sucesos en los campos de refugiados de Sabra y Chatila durante la Guerra del Líbano en 1982. No puede recordar nada de lo ocurrido a pesar de saber que estuvo allí durante la matanza. Su búsqueda de testimonios y vivencias lo llevará a un interesante viaje por Europa y por Medio Oriente, y a otro más inquietante aún; el viaje hacia el interior de su propia mente en busca de su propio pasado. Juntando testimonios de compañeros de pelotón, de oficiales a cargo, de algunos psicólogos e incluso de periodistas que cubrieron la tragedia pudo al fin recuperar información suficiente... algunas imágenes iban dejando de ser esquivas; otras iban cobrando formas nuevas; algunos personajes dejaban de ser meros espectros para convertirse en seres con nombre y apellido.

No puedo dejar de notar la honestidad intelectual de este felm. No busca "la verdad histórica". Así, alejándose de algo tan natural y humano como el asumir el rol de Dios, nos permite ver que tan lejos quedan los guerrilleros de la OLP o las fuerzas cristiano maronitas de Bashir y sus aliadas, las Fuerzas de Defensa Israelí, de la verdadera tragedia de este hombre otrora joven. Después de todo, toda tragedia se reduce a un solo número: uno. Recién sobre el final aparecería la masacre con todo su horror. Este hombre no podía recordar hechos de los que había participado. Tanto y tanto buscó que ahora no los olvidará jamás.

Enlace
La vida es fascinante. La libertad es hoy, a todas luces, un derecho adquirido. Sigue la suerte de todas aquellas cosas que recibimos sin haber luchado o reflexionado seriamente sobre lo que costó el alcanzarlas: las tenemos, pero no las gozamos. Nuestro novel entomólogo recién se percató de su estado cuando ya no podía escapar del inexorable hoyo de arena al que estaba confinado. Ya resignado, comenzó a disfrutar de los deleites de la viuda. La mente no puede litigar con el hombre todo el tiempo y en llegado al punto, nos acostumbramos a lo que tenemos, a lo que podemos, en definitiva, a lo que somos.

La mente... es el tema del bello felm israelí. Un evidente trastorno disociativo afectaba a nuestro personaje; es algo así como actuar sin actuar, sin conciencia del entorno y de nuestro lugar en él. Pero claro, los hechos que se aceleran y se desencadenan "afuera" de algún modo aceleran y llegan a algún puerto "adentro". Hacia el que fuere. El tema es "no ver"; viejo recurso infantil que nos lleva en el recuerdo a aquel velatorio de cuando niños, o a nuestra primera incursión por los camposantos. Para nuestro personaje, el volver a su ciudad en su primera salida significó comprender que la vida siguió el curso a su cansino ritmo, lejos del frenético vals que se libraba en la Beirut occidental.

"Mi padre, para consolarme, me contaba que mientras peleaba en la II Guerra, a los soldados rusos de Stalingrado les daban solo dos días de permiso tras un año en el frente... llegaban a la estación de su pueblo, besaban a su novia y a su madre, para luego volverse en el mismo tren hacia el mismo frente del que habían salido". O sea, recién cuando nos ponemos en la posición del "Otro", podemos realmente comprender la nuestra; sus alcances y nuestros límites.

Cada ser presenta sus propias dificultades. La guerra no hace más que exacerbar nuestras innatas dificultades para comunicarnos, para conocernos, y claro es, para conocer al "otro" y su propia realidad, sus motivaciones, sus miedos. Para el entomólogo, el "Otro" pasó a ser la viuda. Pudo haber sido "cualquier Otro"; pero fue ése. El no haber gozado de su Libertad, el no haberla cuidado y valorado, lo llevó a perderla en un rapto de confianza infundada a manos de un grupo de embaucadores despreciables. La Libertad se pierde y se acaba; es como el agua, parece inagotable, pero no lo es.

Ahora, nuestra capacidad, nuestra inteligencia, se contenta con comprender lo que hay de sensible en los hechos. Sensible es el estado actual de las cosas; dentro de un foso o en un frente de combate. Terminados ésos momentos, el análisis suele volverse borroso en el mejor de los casos, o contundente y orientado a voluntad en el peor; apuntalando lo que creemos o sabemos con anterioridad, o a lo que creemos que deberíamos creer. Después de todo, somos Aprendices de Brujo, alimentados a carne de libros y recuerdos que nos vienen tal como fueron, o como debieron de haber sido (o como nos hubiera gustado que hayan sido).

Al fin y al cabo, se es verdaderamente libre cuando... se es libre; libre incluso hasta de nuestro pasado.

Patricio Flores, un Servidor

A los Mosqueteros de la Polenta Dosificada



1 Es de destacar el hecho que la viuda durmiera desnuda bien cerca y a la mano del joven más esto no fue sino algo pintoresco, llamativo. A diferencia del rey David, el joven no tomaría de esa ofrenda.

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