domingo, 27 de septiembre de 2009

Morir Matando y Enemigo Público Nº 1

LE DOULOS (Esp: El Confidente/Arg: Morir Matando-1962) de Jean-Pierre Melville
THE WHOLE TOWN'S TALKING (Esp: Pasaporte a la Fama/Arg: Enemigo Público Nº 1-1935) de John Ford

Serge Reggiani, en aprietosPor una confusión, preso
Un criminal (Serge Reggiani) que mata a su compinche (René Lefèvre) porque este lo miró torcido, es injustamente encarcelado por el robo de joyas de la calle Mozart. Un "confidente" o soplón de la policía (Jean-Paul Belmondo) indaga con sus conocimientos del hampa, urdiendo el asesinato de dos "reductores" (Michel Piccoli y Jacques De Leon), en cuyo poder planea que se encuentren las joyas. En tanto el inspector de turno (Jean Desailly) rápidamente pone en jaque al confidente en pos de acelerar los tiempos y resolver el caso (una constante del cine de Melville es la premisa de que la policía inicia sus pesquisas a través de la figura del soplón). En la prisión, el criminal, convencido de que el soplón lo entregó, promete el botín a un pesado (Carl Studer) con la condición que liquide al supuesto traidor. Ya en libertad, se convence de su equivocación y corre para evitar que el sicario cumpla su contrato.

Por otra confusión, preso
El tímido empleaducho Arthur Ferguson Jones (Edward G. Robinson), de desempeño ejemplar durante años, está por obtener un aumento de sueldo, sino fuera porque acaba de llegar tarde por primera vez en su vida. En tanto el temible "Killer" Mannion (nuevamente Robinson) es tapa de los diarios debido a su espectacular fuga del presidio. La joven Clark (excepcional Jean Arthur), compañera de trabajo de Jones, nota el parecido y comienza a hacer chistes al respecto. El chiste pasará a ser una terrible realidad, cuando Jones es arrestado por la policía que lo confunde con el gángster prófugo. En la jefatura Jones sufre toda clase de atropellos, interrogatorios y vapuleos, hasta que es su propio jefe de planta (Etienne Girardot) que aclara su identidad. Se plantea entonces el interrogante de como dejar en libertad a Jones y evitar que vuelva a caer preso víctima de una nueva confusión. Al Fiscal (Arthur Byron) se le ocurre la idea de darle un pasaporte personal que le permita aclarar su identidad ante potenciales requerimientos de las autoridades. Al regresar a casa esa noche se topa (¿con quién otro?) con el inquietante Killer Mannion, que lo espera para obtener ese pasaporte y poder salir por las noches para realizar algunos "trabajitos".


Suspiren chicas, suspiren. Jean-Paul Belmondo...
Enlace
Desde ya que enlazar dos policiales, uno serio y otro cómico, que comparten similitudes no tiene mayor mérito. Cualquier orangután podría plantear que en ambas películas hay criminales que van a prisión por causas menores al principial delito cometido. Sin embargo, optamos por enlazar estos dos filmes por la constante que ofrecen que es, según el dicho de un amigo, la siguiente: "llueve sopa y tengo un tenedor". Y veamos algunos ejemplos extraídos de las respectivas tramas que sufren no solo los protagonistas sino los personajes secundarios:
- Belmondo, compinche de Reggiani, coopera para que éste asalte una casa junto a su secuaz. El asalto sale mal y la policía está esperando a los delincuentes. A pesar que la sospecha recae en Belmondo, quien delató ese golpe habría sido la novia de Reggiani.
- Una vez que Reggiani, se convence de que Belmondo no lo ha traicionado, trata de llegar a la casa de éste para avisarle al hampón que no lo mate. Ni bien abre la puerta, recibe un disparo fulminante.
Blue Washington, portero del banco,
y Edward G. Robinson como Arthur Ferguson Jones
- El dueño de la compañía donde trabaja Robinson ordena subirle el sueldo al empleado que no tenga una sola falta o llegada tarde, así como también ordena despedir al próximo que entre después de horario. Ese mismo día, Robinson se queda dormido y llega tarde, haciéndose merecedor del aumento, pero siendo este inválido en el caso de ser despedido.
- Atrayendo la atención de la prensa, un periódico otorga una columna para que Robinson escriba su visión del caso de Killer Mannion. Víctima del manejo editorial, se imprimen cosas como "Mannion falsa alarma", y "es un cobarde que solo tiene valor con un arma en mano". Al llegar ese día a su casa el que se pone a leer interesado el periódico es el temible Killer Mannion.
Bueno, sin ser exaustivos creemos que la idea se entiende. Los personajes proponen alternativas y planes, habiéndose preparado para una o dos contingencias, la suerte les opone una situación completamente opuesta a lo deseado o previsto. Cualquiera que tenga una vida concluirá que es lo que también sucede en la vida real y que el arte consiste en resolver los obstáculos de la manera más satisfactoria en el menor plazo, teniendo como premisa que un problema que no tiene solución no es un problema. Estoy de acuerdo, pero permítaseme agregar que este tipo de enredos solo pueden surgir de la mente retorcida de guionistas como, en el caso de las dos películas previas, Jean-Pierre Melville y Elisabeth Rappeneau o Robert Riskin y Jo Swerling, respectivamente. Ahora bien, ¿quién guionará estos enredos tan cinematográficos en la vida real?

Darío Lavia

Dedicado a la beldad de Jean Arthur

1 comentario:

Cine Braille dijo...

Películas de personajes que salen de un lío para meterse en otro hay cientas: en este momento me acuerdo de Some like it hot, de After hours (de Scorsese) y de una peliculita menor pero muy divertida, No tengo cambio (en la que Geena Davis, el gran Bill Murray y un tercer actor que no recuerdo roban un banco pero no logran terminar de salir de una Nueva York de pesadilla, parecida al Buenos Aires de estos días).

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