sábado, 3 de octubre de 2009

Las Alas del Deseo y Cabeza Borradora

Mil mundos conviven dentro de cada ser

WINGS OF DESIRE (1987) Win Wenders
Uno, indivisible, es la niñez. Los otros mundos serán tan variables, ricos y cambiantes como lo sea en esencia su Portador. La gravidez y ese natural afán por superarnos y por superar, serán dos punzantes fiscales que entren y salgan libremente de entre estas esferas sin permiso alguno.

Pero siempre estamos comprometidos, incluso aún a nuestras espaldas, con ciertas realidades dominantes enraizadas a lo telúrico. Podríamos no dormir por dos noches seguidas pero es todo el desafío posible. Hambre, pulsiones de todo orden, muerte. De aquí surgen todo un espectro de imágenes y necesidades que se nos imponen y que son ineludibles.

Mundos que conviven y confrontan. Y mientras esto sucede, se despliega nuestra más íntima esencia. Al distante discernimiento se le opone el rigor de los hechos. Siempre es así.

Ahora, cuando el peso en los elementos de esta relación se invierta, los ángeles... querrán ser humanos.

Damiel y Cassiel son dos ángeles que ahora conversan. Ambos viven en Berlín –su lugar en este mundo- desde el inicio de todos los tiempos cuando la vida salía a los saltos desde el agua.

Damiel le habla de la tremenda fuerza que él presiente conllevan el “aquí y el ahora”. La vida humana, por limitaciones que ofrezca a simple vista, pareciera ser el único modo de apreciar la intensidad que provoca un roce, un beso, mojarse, un buen café.

Los pueblos primitivos que todavía existen nos demuestran el equívoco de otorgar al pensamiento humano primordial lo que llamamos “conceptos simples”: lo primitivo es generalmente lo menos simple. Así con la niñez. “Las personas grandes nunca comprenden nada por sí solas y es cansador para los niños tener que darles siempre y siempre explicaciones”. Así es, Principito.

Vemos en una biblioteca decenas de ángeles que acompañan susurrantes e inspiradores a personas de toda edad que van en búsqueda de saber, de comprender. Damiel se concentra en un lápiz, lo toma, lo estudia y lo desea. “Para vivir solo basta una mirada”. Esa mirada se posará en un circo que se cierra y en una trapecista desempleada y sin casa.

“Solo los caminos romanos llevan a alguna parte. Solo los caminos antiguos”. Al ras y a pie. Y claro es: “siempre es cuestión de caminar lo suficiente”. Así es, Gato sonriente.

ERASERHEAD(1977) David Lynch
Una ciudad devastada. Allá vemos a Henry, un linotipista, caminando hacia su hogar refugio. Justo enfrente a su departamento vive “Ella”, una espléndida y sensual vecina. Pero Henry ya tiene novia: Mary.

Henry al igual que como actuamos casi todos los mortales, rehuirá de “Ella” para refugiarse en Mary. Pero esto no le asegurará gran cosa. Y así un buen día Mary será mamá. El nuevo miembro de la familia será un bebé mutante, y madre y bebé se mudarán al refugio de Henry.

Henry, agobiado, logra concentrarse y encontrar un hueco entre los barrotes de su estufa radiador. Por ahí pasarán cosas. Descubrirá a “la mujer del radiador” quien mata sin culpas las larvas de niños mutantes que le caen desde el techo del proscenio en donde actúa, canta y mora.

Ahora sí; Henry ya tiene todo lo que necesita para abstraerse a sus anchas. Pero el bebé llora demasiado, y Mary decide darle a Henry toda una lección práctica de la vida: se fue cansada de no poder dormir como ella merece.

Henry ahora divide su atención entre el trabajo, la estufa, y el pequeño mutante quien a poco de sanado de una extraña afección, da muestras de un sarcasmo impropio de los bebés humanos.

“La vida es una herida absurda” (Cátulo Castillo y Aníbal Carmelo Troilo)
Por si en el escenario de la realidad le faltara algo a nuestro amigo, la vecina decide dar pasos en concreto. Entrará al departamento refugio y se amarán, con un ojo puesto en los sexos y el otro en el mutante. Ninguna mujer podría aceptar a un hombre con semejante rémora y rápidamente lo abandonará por un viejito reverdecido y con dinero –otra lección práctica de la vida-.

Henry desbordado, es humillado por la socarronería del bebé. Y lo mata sin más. Y se queda con la mujer del radiador para iniciar una vida venturosa sin tanto agobio. Pero- por un accidente de esos que pasan, Henry pierde la cabeza…para ser más claros, se le cae la cabeza del tronco. Un niño la encontrará en la calle y se la llevará para venderla al único lugar posible: una fábrica de lápices. Con los sesos de Henry se fabricarán las gomas de borrar que acompañan a ciertos lápices que usted y yo conocemos. Pero... ¡no! Todo esto era una pesadilla, y Henry despierta ya sin novia ni bebé y con la cabeza coronando sus hombros y el tronco de su existencia.

Enlace
Es interesante notar que cuando el presente se vuelve agobiante, pasado y futuro dejan de ser canteras y empiezan a ser camastros. Para Damiel, un café, un cigarrillo, la sangre, el amor, el sexo; lo telúrico, lo primitivo en el hombre, se volvía lo único que lo podría justificar. Lo que a Henry le generaba hastío, Damiel lo buscaba hasta la desesperación.

Su contemplación distante y certera, su sutil voz acompañando a sufrientes y niños ya no lo satisfacía. Quería tocarlos, fumar un cigarrillo junto a ellos, no “inspirarlos” sino amarlos, tenerlos.

Encontró a su amada trapecista y estrechamente unidos iniciarán un derrotero digno de un Odiseo. Como su vida o la mía lo son: una Gesta.

Henry anhela vivir sin sufrir. No recibe ayuda, solo recibe cargas. Nunca hubo dioses que se apiaden de tales seres (Henry ni lo intuye ni lo sabe). Matará al bebé como alguna vez Clemence matará al gato de su marido: para comprobar funestamente que a falta de gatos aparecen las liebres [*]

Lo cercano lo asfixia, lo abruma. Su novia estaba bien para él, pero vivir a su lado no era lo mismo que visitarla algunas noches. La distancia pone claridad, es lo deseable, es la clave. La distancia de Damiel y el agobio de Henry. Artemisa o Atenea: no se puede tener dos mujeres ni dos diosas bajo el mismo techo. Es demasiado para los hombres y para los ángeles.

Patricio Flores

NOTA: LE CHAT filme de Pierre Granier-Deferre.

La yapa

Recita Rubén Blades en su “Todo es según el color”

Todo es según el color
Del cristal con que se mira
Unos tienen dinero a montón
Y otros solo dolor en la vida

Cuando es noche allá en el Japón
Por acá todavía es de día
Cortado del mismo pan
el pan que aquel no comía
Es el mismo pan que el de atrás recogía

En la vida encuentro tipos que creen que todo lo saben
Y no encuentran cerradura
En donde poner su llave


Recita Ovidio en su “Metamorfosis” en el capítulo “Los orígenes del mundo” lo siguiente:
“Ningún Titán proporcionaba luces al mundo…y así como es cierto que allí había tierra, mar y aire, de igual modo la tierra no era fija, las aguas no eran navegables, el aire desprovisto de luz: para nadie permanecía su propia figura y los unos obstaculizaban a los otros, porque en un solo cuerpo la frialdad luchaba con el calor, la humedad con lo seco, las cosas blandas con las duras, las que tenían peso con las que carecían de él”.

1 comentario:

Cine Braille dijo...

Está tan redondo el comentario que es difícil señalar algo sin resultar redundante. Y además inteligentísimo el cruce, son películas justas para vincularse por vía de la contraposición consumación / deseo.

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