martes, 24 de abril de 2007

Día de Ira y Carne y Espíritu

VREDENS DAG (Día de Ira-1943) de Carl Theodor Dreyer
BODY AND SOUL (Carne y Espíritu-1947) de Robert Rossen

Un día de ira
En una Escandinavia medieval la anciana Marte (Anna Svierkier), hábil en el campo del curanderismo, huye apresuradamente cuando una turba la busca bajo la sospecha de brujería. Marte se refugia en la casa del pastor Pederson (Thorkild Roose), a cuya joven esposa (Lisbeth Movin) ayudara en el pasado. A pesar de que la oculta en el ático de la casa, los inquisidores encuentran a la viejecilla y la apresan. Durante las penosas torturas, la anciana, en un intento de salvar su vida, ofrece al pastor guardar silencio sobre los lazos que la unen con su joven mujer. El pastor, en cambio, le pide que ore y se arrepienta. Previsiblemente, la tortura hace que Marte no solo reconozca sus anteriores oficios, sino también muchos otros (incluída la unión de índole mística con el Innombrable). Poco antes de ser quemada viva, Marte maldice al Pastor Pederson, más por su hipocresía que por su inacción.

Noche de ira
Poco después de este incidente, regresa al hogar paterno el hijo maduro del Pastor (Preben Lerdorff Rye), fruto de un matrimonio anterior. Pronto entre hijastro y madrastra (ambos jóvenes de la misma edad) surge una simpatía que deriva en amor sincero, observada por la "inquisidora" madre del Pastor (la temible Sigrid Neiiendam). Planteado dicho conflicto, los amantes llegan a desear la muerte del anciano Pastor. Durante una oscura y fría noche de ventisca, esta expresión de deseo cobra espeluznante realidad, cuando su viejo corazón deja de latir. Como si se hubiese cumplido la maldición de Marte, la madre del finado denuncia a su nuera por brujería. En una última y alucinante instancia, frente al cadáver de su marido, ella confiesa haber pactado con el Diablo para seducir a su hijastro.

Cuerpo y Alma
Nuestra segunda película de la noche se inicia en los años '40, en un ambiente urbano y muy distante de la religiosamente opresiva Escandinavia. Nuestro protagonista es un boxeador judío, Charley Davis (John Garfield), que afronta el que tal vez sea el último combate de su carrera. Su manager, Quinn (William Conrad), le avisa que debe salir en breve y que debe tirarse a la lona, así que Charley decide recordar como fue que llegó a esa instancia. De esta manera se inicia el flashback del que se compone gran parte de la película, mostrando el humilde comienzo del protagonista como joven amateur de la mano de un amigo, Shorty (un sonriente Joseph Pevney), y la trágica muerte del padre (Art Smith) luego de un sórdido atentado extremista. A pesar de la oposición de la madre (Anne Revere), Charley gana un combate y Shorty trata de atraer la atención del importante manager Quinn. En su vida personal, Charley conoce a una joven artista, Peg (Lilli Palmer), de quien, a pesar de estar enamorado, debe dejar para ocuparse de su carrera boxística.

La vida en un ring
A medida que va ganando peleas y llenándose los bolsillos de dinero, diversos personajes van orbitando en los alrededores de Charley: la mujer fatal (Hazel Brooks), que termina enredándose con Quinn; el gángster (Lloyd Goff); el boxeador de color (Canada Lee) que es aprovechado por su manager (James Burke) y termina devenido en sparring del protagonista... pronto Charley puede ofrecerle a su madre todos los lujos que su padre no llegó a lograr. También se compromete con Peg... pero ninguno de los amores de estas dos mujeres es capaz de torcer el rumbo amoral que toma el protagonista cuando decide hacer caso al gángster y dejarse perder en una importante pelea. Tampoco le hacen razonar la muerte de Shorty (atropellado luego de ser vapuleado por un hampón) ni la de su honesto sparring. Terminado el flashback, volvemos al presente y subimos al ring con Charley, que empieza a recibir los castañazos de su rival, el duro Marlowe (el welter Artie Dorrell). Es a mitad de combate, que recapacita: si pierde esa pelea, no solo estará terminado como deportista, sino que también habrá perdido el respeto de sí mismo y de todos. Charley revierte las cosas y le da un duro castigo a Marlowe. Cuando sale del ring y se reconcilia con Peg (que ha presenciado el combate), el gángster va a su encuentro. "¿Qué vas a hacer?" pregunta Charley al criminal, "¿matarme? Todos morimos." Luego de esto, Charley y Peg siguen su camino.

Enlace
¿Qué es o qué fue la cacería de brujas? Ud. puede consultar tal tópico en cualquier enciclopedia, o en un buen libro de historia medieval o de la Edad Moderna. La mayoría de los historiadores reconoce que bajo gran parte de los juicios de brujería que se extendieron por Europa a lo largo de varios siglos se ocultaban motivos "diferentes" y que no siempre eran de índole religiosa. La Inquisición, un organismo cuya sola mención causaba pavura en el común de la gente, llevaba a cabo sus acusaciones sin ningún tipo de freno, y, en general, todos los que eran acusados, terminaban confesando (vía torturas) y marchaban a la hoguera. De hecho, una manera de quitarse un rival de encima, era justamente difundir rumores "diabólicos". La película de Dreyer no solo nos muestra un proceso de brujería sino que nos ejemplifica el mecanismo de la Inquisición y, hilvanando más profundo, el funcionamiento de la psiquis humana ante hechos traumáticos como la tortura, la calumnia, la mistificación y otros rubros.

Y fíjese como Día de Ira nos muestra también lo mismo que les pasó a gran parte de los artistas y técnicos que hicieron Carne y Espíritu. Llevada a cabo de manera independiente por John Garfield y el productor Bob Roberts para la Enterprise Studios, la película se distribuyó por United Artists y se convirtió en un inmediato éxito de público y crítica. La Academia evidenció esta impresión nominando al premio Oscar(r) a John Garfield como mejor actor, a Abraham Polonsky como mejor guionista y a Robert Parrish como mejor montajista (este finalmente lo consiguió). Dos meses después de su estreno, el Comité de Actividades Antiamericanas inició sus sesiones y citó a declarar a Garfield, Roberts, Polonsky y también a Robert Rossen (el director de la película), James Wong Howe (director de fotografía) y a los actores Anne Revere, Art Smith y Canada Lee, teniendo que responder sobre sus supuestas participaciones en el Partido Comunista. No vamos a enumerar los problemas que sufrieron los nombrados para seguir trabajando debido a haber sido incluídos en "listas negras", equivalente de la época para las hogueras medievales (Rossen, según parece, se salvó "citando nombres"), si no tan solo remarcar que muy probablemente hubiera una "madre del pastor" en la figura de algún ejecutivo de gran estudio descontento con el repentino éxito de una producción independiente como la de Garfield y Roberts. Así que creemos válido enlazar estas dos películas clásicas de la historia del cine a través de la "Caza de Brujas", que una la plantea en su trama y la otra la sufre en la realidad.

Darío Lavia

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