martes, 10 de julio de 2007

La Patrulla Fantasma y Matías Juez de Línea

CAPTAIN CLEGG (La Patrulla Fantasma-1962) de Peter Graham Scott, Gran Bretaña
MATÍAS, JUEZ DE LÍNEA (1996) de La Cuadrilla (Santiago Aguilar y Luis Guridi), España

Aparentemente se tratan dos películas muy diferentes en tono, registro, procedencia, humor, género, época y concepción... pero ambas coinciden en muchos puntos argumentales que podrían hacer pensar que La Cuadrilla se basó en Captain Clegg para hacer Matías Juez de línea (o en la novela de Russell Thorndike "Dr. Syn" y otro saludo para Patrick McGoohan), una vez pasado por el tamiz Berlanguiano y del mejor José Luis Cuerda de Amanece que no es poco (1989), lo que convierte a Matías Juez de línea en una estupenda comedia coral con tintes Ealing.

También se podría emparentar a Matías Juez de línea con Whisky Galore (1949) del gran Alexander Mackendrick por muchas circunstancias pero al tratarse de dos comedias con etileno de por medio prefiero aventurarme con Captain Clegg ¡Hubiese sido un buen tríptico!

Vamos con los argumentos
Captain Clegg (el título utilizado en EEUU es demasiado ridículo como para ser nombrado en voz alta: Night Creatures) empieza como una historia de piratas con un ajusticiado al que el capitán Clegg hace cortar la lengua y las orejas según la ley pirata. En la secuencia no se llega a ver el rostro del firmante. Posteriormente se sabe que Clegg ha sido detenido y ahorcado por sus actos y ahora permanece enterrado en un pequeño pueblo costero británico. El pueblo en su totalidad se dedica al contrabando de alcohol utilizando unos jinetes esqueléticos para espantar a los posibles intrusos que les puedan delatar y con la ayuda de todos los recursos humanos y materiales con los que cuentan proseguir con el negocio. Pero, ¿quién es la persona que maneja los hilos en la oscuridad? El Capitán Collier (Patrick Allen) se encargará de descubrir el pastel y al pastelero, no sin muchos problemas... y con algo de fortuna.

En Matías Juez de línea, los habitantes de un pequeño pueblo de la Galicia costera dejan sus tareas delictivas para ver el partido de futbol clasificatorio para el Mundial que enfrenta en Madrid a España y Finlandia; a España le vale el empate y los arbitros están comprados. Uno de ellos se lesiona y tiene que salir un linier, Matías (Carlos de Gabriel) tan español (¡acto de fe!) y tan íntegro como autodestructivo que pita un penalty claro en el último minuto a favor de Finlandia. Lo que da la victoria a los fineses y la afición española clama venganza. Lo que obliga a Matías a huir al pueblo donde todavía vive su padre, "El Pellejo" (Ramón Barea), el borracho del pueblo si se pudiese decir que sólo hay uno... Allí su padre le presenta como juez y de ahí en adelante es tomado como persona nongrata -no por el penalty que ocasionó la muerte del patrón por un infarto y la no presencia de la selección española en el Mundial- por la creencia de que puede meterles a todos en la cárcel por contrabando de "Licor del Santo", medio de subsistencia de todo el pueblo.

En principio, leyendo estas breves sinopsis con pocos spoilers, se puede llegar a pensar que lo único que une a ambos films es el contrabando rural como medio de subsistencia pero hay muchas coincidencias, tantas que habría que dar un tirón de orejas -no demasiado fuerte ni demasiado largo- a su guionista: Luis Guridi, el artífice del exitazo televisivo en España "Camera Café".

El contrabando se lleva a cabo a través de ataúdes. En Matías, el "Licor del Santo" se lleva del barco a la iglesia en féretros para después distribuirlo por medio de otras iglesias del país. En una escena dos de los pueblerinos ante la llegada de un cargamento mayor expulsan de su habitat a un muerto para así tener más continentes con los que cargar... algo parecido a lo que hacían Peter Lorre y Vincent Price en The Comedy of Terrors (1964) de Jacques Tourneur, aunque en esta segunda los motivos eran sentimentales. En Clegg, Jeremiah Mipps (Michael Ripper) el de la funeraria, tiene un pasadizo que va de la cantina hasta los ataúdes y viceversa.

En ambas películas el pueblo entero actúa como una sola persona, de ahí que no les guste recibir forasteros que pueden terminar con su medio de vida, ya sean los guardias civiles que pasaban por allí en Matías o por las tropas británicas en Clegg que trataban de descubrirlos y sólo necesitaban alguna prueba para meterlos a todos entre rejas. Estos pueblos alejados de la mano de Dios podrían vivir de la pesca, de la agricultura o de cualquier otra cosa... pero prefieren actuar como uno sólo y delinquir para vivir mejor. La forma de eliminar a estos intrusos es muy sencilla: matarlos, pero como la gente en el fondo no es tan mala prefieren espantarlos. Los impuestos que tienen que pagar tampoco ayudan a que esta gente se reforme y cambie de modo de vida. Si a esto se añade la poca presencia policial en las zonas: blanco y en botella...

Enlace
Se trata en cierto sentido de una rebelión contra el poder, contra los que coartan la libertad: tema pirata donde los haya... ni Dios ni amo ni bandera...

Hablaba antes de que la funeraria y la taberna en Clegg estaban conectadas, pues bien, hay dos interiores que se llevan casi todo el protagonismo en ambas películas: la Iglesia y la taberna, en Clegg regentados por el reverendo doctor Blyss (Peter Cushing ¡qué gran actor!) y el señor Rash (Martin Benson) y en Matías por el párroco Don Aurelio (Manuel Manquiña) y por 'La Patrona' (Alicia Sánchez) después del repentino ataque del patrón, respectivamente. En ambos espacios interiores ocurren la mayor parte de las escenas claves de los films: el descubrimiento de que Clegg no ha muerto, la apertura de los féretros con sorpresa incluida, etc...

Otro dato en el que las películas concurren es en la nocturnidad de la acción (ocurre lo mismo con Whisky Galore); el contrabando tiene estas cosas... que para que no te descubran hay que hacerlo de noche e intentar no montar demasiado jaleo. Los desembarcos se hacen de noche y el transporte de la mercancía a lugar seguro también. En Clegg es obligado que los esqueletos (esos Marsh Phantoms a los que se refiere el título norteamericano) salgan a la luz de la luna para acojonar algo al personal... si saliesen de día darían algo más que pena...

Los pueblerinos utilizan sistemas de signos y señales para avisarse de que pueden ser descubiertos. Desde el espantapájaros de Clegg hasta las campanas de Matías pasando por el niño atleta, la cuerda en la iglesia y más artilugios que impiden ser descubiertos: recordemos por ejemplo el falso tonel de Clegg.

También hay momentos para el amorío y el matrimonio. En Matías Elvirita (Sonia Jávaga) se lanza en brazos de Matías como única forma de salir del pueblo. En Clegg, Harry Cobtree (Oliver Reed) se encuentra prendado de las poderosas razones que esgrime Imogene (Yvonne Romain), hija secreta de Clegg que trabaja como camarera en la taberna y es pretendida igualmente por el señor Rash. Al final el amor (o lo que sea) triunfa y todos se acaban casando...

Otra gran coincidencia es el hecho de que se ocultan identidades en ambos films. Matías -a pesar de haber prometido a su madre en el lecho de muerte no mentir nunca- acepta pasar como un juez (sin línea) y juzga casos del pueblo para resolver pequeños problemas vecinales con las reglas del futbol en la mano. Matías también se oculta después del partido pero esto tiene que ver más con la propia supervivencia que con recuperar el respeto de los vecinos hacia su padre. El capitán Clegg se esconde detrás de la ropa del reverendo después de haber visto la luz y siendo salvado por el pueblo intenta expiar sus crímenes ayudando a los necesitados lo que le lleva a ocultar a su propia hija entre ellos.

Demasiados detalles coinciden en estas dos películas como para que se trate de una pura casualidad pero también hay que decir que son dos buenas películas con diferentes intenciones y bien llevadas por dos grandes elencos de actores, sobre todo por el español y por Peter Cushing. Muy recomendables ambas. Que cada uno saque sus propias conclusiones.

¡Las barricas de roble están cambiando! D.E.P

Alberto Fuente Santos

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