viernes, 31 de octubre de 2008

Las Siete Caras del Dr. Lao y Operación Masacre

7 FACES OF DR. LAO (1964), de George Pal

¿Que es lo último que puede esperar un pueblo perdido del lejano oeste que está a punto de desaparecer? Lo último… es la llegada de un chino.


Montado en un asno sin silla ni alforjas pero coquetamente adornado por una faja y una pecera encastrada en el lomo del noble animal, llega a Abalone el Doctor Lao.

Rápidamente conocerá a Ed Cunningham, joven editor del Daily Star, y al Sr. Stark, ambicioso empresario y dueño de casi todo el pueblo. Ambos estaban discutiendo sobre una asamblea que determinaría el fin de Abalone, cediendo los lugareños sus casas a su benefactor, el Sr. Stark, cuyo único obstáculo era la prensa independiente y acusadora del Sr. Cunningham.

Pero Dr. Lao, ajeno en apariencias a estas cuestiones, pondrá un aviso en el diario, anunciando la actuación en dos únicas funciones de un Circo cuyos números de atracción eran representados por figuras mitológicas de distintas tradiciones. Pan, Medusa y Merlín, ofrecerán su arte, su hechizo o su encantamiento, en un Circo mágico sin leones ni ecuyeres. Ningún ciudadano se perdió estas funciones.

¿De que se trataba este Circo? Era una suerte de arcón en donde uno mete su mano y saca un regalo milenario, preparado solo para él. Y como en general los seres humanos vemos mucho pero entendemos poco, el pueblo de Abalone no pudo más que apreciar el costado de entretenimiento del asunto, perdiéndose la verdadera magia que tan pródigamente ofrecía Lao. Solo un niño, Mike, vio y comprendió, como no podía ser de ningún otro modo.

Como usted ya habrá imaginado, los asuntos que darían la estocada al moribundo pueblo se terminarán resolviendo y no sólo eso, sino además las condiciones cambiarían de un modo inmejorable, ya que la llegada inminente del tren a esos lares, revitalizaría a todos al tiempo que revalorizaría a cada casa y a cada familia. Un pequeño toque de magia, un “¡Presto!” fue suficiente como para que todo el engranaje se moviera. Y así Lao desaparecerá en la misma bruma que lo llevara hasta ese remoto paraje de Arizona. Se irá con su asno, su pecera y sus visiones, pero algo ya había cambiado en las conciencias de muchos.

OPERACIÓN MASACRE (1972), de Jorge Cedrón


El 9 de junio de 1956, noche en la que peleaba Lausse (uno de nuestros grandes medianos -pavada de paradoja- quien pusiera en jaque nada menos que al gran Kid Gavilán), un grupo de oficiales del ejército argentino que intentaba restituir el poder a manos de Perón, propinaba el gran Golpe.

Lausse, que tantas veces congregara a las barras de amigos, esta vuelta serviría de “pantalla”: oídos comprometidos de entre el pueblo peronista esperaban de la radio alguna señal…algo…que alimentara la ilusión del “Perón vuelve”.

Pero este Gran Golpe había nacido muerto.


“Operación Masacre” es la historia de los fusilamientos de unos cuantos, que padecieron el escarmiento del gobierno de Aramburu, quien un año atrás derrocara y forzara a Perón al exilio.

Esta historia arranca con una serie de arrestos y allanamientos que recaen sobre un presunto grupo de conspiradores: quince trabajadores y vecinos de la localidad de Florida en el Gran Buenos Aires que terminarían detenidos en la Unidad regional San Martín, al mando del Inspector Mayor Rodolfo Rodríguez Moreno.

Noche cerrada, ambiente espeso y nervioso, y como broche, la radio encendida en la Unidad como en cada casa de barrio, que como siempre, servía de puente “con lo nuestro”…después de todo, Lausse, un buen radioteatro, algún tango, tiras, curdas, patos y grelas (1) siempre estuvieron “del mismo lado del mostrador”. No había razón para temer, pero...

…de las sombras de ése puente no emergieron ni Perón ni Lausse: el Golpe se había frustrado y se anunciaba la ley marcial en todo el territorio de la República, recomendando a la población “tener calma y confianza en la fuerza y consolidación de la Revolución Libertadora” (2).

De algún modo, esta Unidad fue por unas horas la antesala del Juicio Eterno en donde un puñado de pobres diablos… se unieron secreta e íntimamente en el rezo por una rápida absolución o por el fin de este absurdo pesadillezco. Víctimas y victimarios esperando algo que nunca ocurrió.

Desiderio A. Fernández Suárez, jefe de la Policía Bonaerense, daría la orden de fusilarlos a todos: allí donde otros peroraban, él actuaría, y no se andaría con dubitaciones ni con chiquitas.

“La noche…oscura…me cuenta de amasijos” (3)


“Quédense tranquilos, los trasladamos a La Plata” fue la orden, y uno a uno fueron subiendo los doce del patíbulo a un carro de asalto (4).

Y en un descampado cualquiera, que resultó ser el basural de José León Suárez, ocurrió la masacre. Bajo la luz de la luna apoyada por la de los faros del carro, seremos testigos de un aciago rosario de súplicas, corridas, balazos, gritos y muertos.


Cinco cayeron bajo los disparos de los máuseres. Del resto, sabemos que escaparon, pero solo para prolongar su desdicha. Todos terminarán muriendo, pero eso ya es otro felm.

“Es la historia de un amor, como no hay otro igual…” (5)

…la de nuestras clases postergadas con Juan Perón. En esta historia este amor se nos muestra sincero y sencillo, inofensivo, cándido. Los años y otros factores, harían un monstruo de él, y ni hablar de los medios con que se lo combatió.

Y como el felm busca que asumamos posiciones, que tomemos partido… completará su drama con material documental que sin dudas nos alerta y sensibiliza (6).

Enlace (en ritmo de tango)


Nos toca hoy –como siempre, créame buen joven- convivir con el populismo de los políticos, con el desinterés de los grupos económicos y con nuestra abulia cómplice y autodestructiva, todo esto en un contexto de competitividad y de violencia que tampoco es novedoso pero que es más acotado en sus expresiones que en otras épocas. De eso, que no le quepan dudas.

Ya pasaron los tiempos de la masonería, del Grial, de las catedrales y de Fulcanelli, del espionaje y de las armas secretas; de los misterios de la Trinidad y de los sumerios…todo eso son apenas muestras de museos.

Quizás las personas no hayamos cambiado tanto como los tiempos.

Cada uno es como un “pequeño político”; resbaloso, se mueve en el inmenso río como un pez que nada solo hacia adelante masticando lo que pueda y le salga al encuentro. Sin opiniones de peso, pero generalmente ofensivas e hirientes, mutando de tanto en tanto, poniendo a unos y a otros –y a si mismos también- siempre de un lado y del otro del bien y el mal e incluso adoptando como propios conceptos que no comprende ni le interesan, pero que le hace sentirse bien el verse asociado a ellos.

Lao y Cedrón nos invitan a que no olvidemos la mínima expresión de nuestro ser: el derecho que tenemos todos a convivir en este mundo, a disfrutar de lo que nos venga a la mano, a opinar, a tener amigos, a vivir. Nos convidan a volver a la sencillez de las personas y las cosas, a la alegría que provoca una ilusión o un match de boxeo o un picado (7), a creer en algo, o en alguien.

Ni los obreros asesinados eran mártires ni el pueblo de Abalone era la Sión de Enoch; eran seres que sembraban y cosechaban de las semillas que encontraban en sus bolsillos. Nunca hubo ni nunca habrá razón para despreciarlos ni mucho menos para matarlos. Pero algunos pensaban (y unos pocos hoy seguirán haciéndolo) que sí la hay.

Lao apostó a un niño y a un par más de lugareños, para crear conciencia suficiente sobre estos puntos tan rudimentarios; Cedrón en cambio, le apuntó a un público más grande y marcadamente sesgado: al de las juventudes comprometidas de su época.

Cedrón y Walsh nos muestran que el odio suele ser abyecto, ciego y mentiroso, y es propio de los ciegos que guían a otros ciegos (8)

Lao deja entrever en la complicidad de su mirada, que por bochornoso que sean los comportamientos prejuiciosos y hostiles, sean estúpidos o viles, todos ellos son rasgos humanos comunes a la mayoría, y que son realmente dichosos quienes puedan comprender esto sin airarse y sin despreciar a sus desdichados portadores.

Pasemos a una de las salas del circo de Lao, y escuchemos el diálogo entre una viuda de Abalone y el admirable Apolonio de Tiana


“- No puedo oirte.

- Debes escuchar.

- No necesitas ser tan brusco. Esto es solo un juego, después de todo... mira, lo que yo realmente quiero saber es... cuan pronto me volveré a casar?

- Nunca.

- Bueno, ¿que tipo de hombre entrará a mi vida? ¿A quien debo dejar entrar?.

- No hay ni habrá un nuevo hombre en tu vida.

- ¿Que es lo que haré con mi vida, si no seré rica... sin mas hombres, por todos los cielos que haré?

- Yo solo leo el futuro, yo no lo evalúo.

- ¡Esto no tiene ningún sentido!

- El futuro nunca tiene sentido... hasta que se trasforma en pasado.

- Bueno, vamos. Has tu trabajo. Te pagué. ¡Lee mi futuro!

- Mañana será como hoy... y el día que vendrá después de mañana será como antes de ayer. Veo todos los días que te quedan...como una tediosa colección de horas... llenas de inútiles vanidades. Pensarás que nada has pensado... y olvidarás lo poco que has conocido. La vejez vendrá, pero no la sabiduría. Ancianidad, pero sin dignidad. Sin hijos eres... y ningún hijo te recordará. De los deseos que en tu juventud una vez tuviste... de la extraña simplicidad con la que atrajiste a los hombres... tampoco te servirán... para retener en esta vida.

- ¿Que es esto, hombre feo?

- Los espejos usualmente son feos... y honestos. Cuando mueras... serás enterrada y olvidada. Y eso es todo. Y por todo lo bueno y lo malo... creado o destruido, toda tu vida será juzgada... tan bien como nunca lo has sido en tu vida. Lo lamento, pero lo que tu ves como una maldición no es más que verdad” (9).

Si la Viuda logra asimilar esto, podemos afirmar que su vida nunca será la misma. Lao agregaría que “El mundo entero es un circo” (10).


Espero que ahora que Walsh y Cedrón partieron con su asno y su pecera a otros pueblos, algo haya mejorado en nosotros.

Patricio Flores

A Javier Morello y a Caro Lorenzi


NOTAS
(1) Vocablos lunfardos que sería : “policías, borrachos, pobres diablos y mujeres”

(2) Cita textual del anuncio del decreto de ley marcial pronunciado por Isaac F. Rojas, contraalmirante y vicepresidente provisional.

(3) Del bello tango “Cuando el barrio se duerme”, de Teisseire y Caruso

(4) Son “doce” y no “quince”, ya que tres de ellos habían sido liberados por cuenta y riesgo de Rodríguez Moreno.

(5) Bellísimo bolero del fogoso compositor y empresario Carlos Eleta Almarán, interpretado por medio mundo…pero ojo, que no hay versión como la de Julito Rodríguez y su Trío.

(6) Recomiendo la sinopsis de Darío Lavia con precisiones y opinión valiosa sobre este buen felm. En cuanto al escenario histórico en que se desarrollaron, es importante saber que el propio Aramburu sería quien derogaría la Ley 14.117 que establecía penas de muerte por actividad sediciosa (ley fogoneada por Perón a raíz de la sublevación del General Menéndez de 1951, pero jamás aplicada a ninguno de los insurrectos ni a los cabecillas que en varias ocasiones se le rebelaran). Será el propio Aramburu quien, horrorizado ante semejante síntoma de barbarie, nos legara el decreto 8613 de diciembre de 1955, suprimiendo de una vez y para siempre, la pena de muerte.

(7) “Picado” es un partido de fútbol informal, donde uno llega y se suma a los que están jugando, así de sencillito.

(8) En referencia al cuadro de Pieter Brueghel el Viejo, basado en la enseñanza de Jesús a sus discípulos.

(9) En este punto quiero aclarar que soy argentino y que estos hechos retratados por Rodolfo Walsh y Jorge Cedrón –ambos desaparecidos a poco de estrenado el felm- no me indignan ni avergüenzan: Me entristecen. Entiendo que a veces los seres humanos rebajados a la condición de títeres, suelen ser mucho más agresivos incluso que el propio titiritero o que si obraran por si mismos, librados a su propia conciencia y no haciéndolo por otras prestadas. Pocas circunstancias son más cruentas que el obrar de estos grupos cuya conciencia grupal, sin escrúpulos ni límites, los enajena en defensa de la patria, o haciendo justicia o creando conciencia en los demás. Entiendo las motivaciones que llevó a esto, y también que es más fácil juzgar estos hechos a la luz de los años. Pero no debemos pasar por sobre la libertad ni por sobre la ceguera de nadie, para exigir que nadie pase por sobre las nuestras.

(10) También este bello felm es una referencia en si mismo, un felm atractivo y pintoresco como el circo, y como el circo de la vida. Como “2001 una Odisea del espacio”, que con los años, se ha convertido también en un monolito para muchos, o al menos, para mí.

No hay comentarios.:

¿PERDISTE ALGÚN Nro. DE CINEFANIA? BAJALOS GRATIS